Los que pactaron con Ortega lo perdieron todo, o casi todo, dicen analistas
- 23 Nov 2021
- 3:00 p.m.
- Managua
El ex magistrado Rafael Solís, padrino de bodas de Ortega, ahora uno de sus peores enemigos • Foto: Onda Local / Cortesía
Analistas creen que muchos olvidaron que el dictador “es un vicioso del poder y no iba nunca a ceder espacios para nada, ni nadie”
Cuando Rafael Solís dijo que se arrepentía de haberle dado vueltas al tornillo que mantiene a Daniel Ortega en el poder con una sentencia que lo habilitó para reelegirse cuantas veces quisiera, era difícil imaginar que era el mismo ex magistrado, que un día confesó que él estaba en la Corte Suprema para “defender los intereses del Frente Sandinista”.
Solís es uno de esos personajes con mucha trayectoria en la política nicaragüense; 21 años como magistrado de la Suprema Corte, 43 militando para el partido sandinista, padrino de bodas de Daniel Ortega y ahora uno de sus peores enemigos. Por lo último, Solís vive en el exilio donde paga a gran costo haberle servido al guerrillero devenido ahora en dictador.
Pero, Solís no fue el único que estuvo tan cerca del poder y se terminó quemando para vivir ahora en el lejano exilio, otros están en un silencio forzado y no faltan quienes se encuentran en la cárcel. A este último lugar fue enviado José Adán Aguerri, quien dirigió al Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y fue detenido en junio de este año acusado de delitos que el régimen le inventó. Hubo un tiempo sí, en que Aguerri y el Cosep se jactaron de lo bien que se llevaban con Ortega y su gobierno.
“Altos costos”
Para el analista Oscar René Vargas, la lista de políticos que se aliaron con Ortega y terminaron pagándolo caro, es larga y puede que crezca aún más con la agudización de la crisis y por la forma en que el régimen organizó las votaciones de noviembre. Pero, Vargas no cree que se trate de malos negociadores. “Ortega, mantiene sus alianzas en la medida que le conviene, si llegan a expresar una opinión divergente simplemente los aparta, tan sencillo como eso”, explica.
Harold Rivas puede ser una prueba de lo que señala el analista. Rivas es hermano del ex presidente del Tribunal Electoral (CSE), Roberto Rivas, separado de su cargo tras ser sancionado este último por Estados Unidos al desprestigiar ese poder del Estado con la organización de elecciones a la medida de Ortega. Harold Rivas pasó casi diez años en la embajada de Managua en San José Costa Rica y hay quienes aseguran podría haberse jubilado allá, pero Ortega lo descartó como descartó al hermano en el CSE. Los Rivas ya no servían y al ser uno de ellos sancionado, fueron despedidos.
En junio del año pasado, el ex embajador salió de su anonimato y se lanzó contra el régimen. Dijo al medio Red Uno de Bolivia, que su otrora jefe había “confundido la política con la pandemia”. Acusó a Ortega y a su esposa Rosario Murillo, de ocultar mortandades por la Covid -19 y rechazó que en abril de 2018, haya habido algún intento de golpe de Estado en Nicaragua, la versión del régimen para justificar los asesinatos en medio de las protestas cívicas.
“Hay quienes se acercaron al poder para encontrar posibilidades y vivir de esto. Otros creyeron que podrían ganar espacios políticos, lo cierto es que ahora pagan un precio muy alto”, señala el ex embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos, (OEA), Edgard Parrales en entrevista concedida el día sábado 20 de noviembre, dos días antes de ser capturado por el régimen sandinista.
Parrales, quien analiza la difícil vida política nicaragüense, advierte que cada caso debe verse de forma diferente. “No todos los políticos han sido iguales. Unos han logrado sobrevivir poco tiempo y entrar en crisis después, otros han terminado esquilados por completo”, asegura.
“Error de cálculo”
Guillermo Osorno jamás pensó que criticar la forma en que Ortega manejó las votaciones del 07 de noviembre pasado, le costaría la vida al aire de su canal religioso y una estación de radio, apenas tres días habían pasado de los cuestionados comicios y un día después de haber hecho pública sus críticas. El mismo Osorno le recordó a Ortega que las frecuencias de los medios no tenían nada que ver con sus posiciones políticas.
Camino Cristiano, el partido que dirige Osorno, fue parte de la alianza de partidos que en otras elecciones lideró el FSLN. Para estos comicios últimos, Osorno guardó distancia de Ortega y se declaró un competidor por la silla presidencial. “Muchos vieron a un Ortega debilitado para esas elecciones, y lo estaba. El señor Osorno creyó que era su oportunidad, no contó con que Ortega seguía contando los votos”, explica Parrales.
Para Vargas la explicación es más sencilla: “es que esa gente creía tener la fuerza suficiente para evitar que fueran descartados, sobrevaloraron sus fuerzas y el otro (Ortega) aprovechó sus debilidades y los terminó eliminando”, señala.
Y es que, para estas elecciones, Ortega arrebató partidos como el Partido Liberal Constitucionalista, (PLC); al que dejó en manos de una facción contraria a su líder eterno Arnoldo Alemán o extinguió por completo a otros como Ciudadanos por la Libertad de Kitty Monterrey. Los opositores criticaron a ambas organizaciones por ayudar en su momento a Ortega a dividir el voto contra la continuidad.
El analista agrega además que, aunque los políticos han pagado caro por pactar con el régimen, Ortega ha venido perdiendo también. “Ortega pierde sus alfiles, al echar preso a banqueros y empresarios se va debilitando, no tiene con quien negociar, eran sus aliados y ahora son enemigos. Por otro lado, si es un elemento interno, no tiene con quien reponerlo porque no hay cuadros de buena talla dentro de la organización (FSLN)”, agrega por su parte, Oscar René Vargas.
La ley del sometimiento
Para el ex diputado Eliseo Núñez, este tema no es de buenos y malos políticos negociando. “Lo que pasa es que gente atraída por el poder, creen que pueden lidiar, cometen el error de aliarse con quiénes sean. Y algunos hacen cálculos malos, negocian con Ortega olvidando que él es un vicioso del poder y no va a dejar espacio para nada, ni nadie”, advierte.
Para este analista, Ortega no entiende de alianzas. “Él (Ortega) solo cree en el sometimiento. O estás sometido o estás en la acera de enfrente, para él es así. Yo no veo a Ortega como un hábil político, lo veo más como de matonería, eso que hace es no tener escrúpulos, contar con una policía que echa presos, jueces que inventan delitos solo para retener el poder, es no tener escrúpulos”, asegura.
Tanto Núñez como Vargas le restan inteligencia a las últimas acciones de Ortega. Vargas señala, que los errores que Ortega cometió para mantenerse en el poder son casi de daños irreversibles y Núñez asegura que la política se gana con estrategias y es lo que menos ha implementado el dictador.