Autonomía municipal se frenó en 2006
- 19 May 2016
- 5:41 p.m.
Por Julio López
Como un automóvil circulando a gran velocidad sobre una autopista, así avanzaba la autonomía municipal en Nicaragua; pero un frenazo repentino detuvo su marcha. Este fue el tema de la tesis doctoral de Silvio Prado, municipalista nicaragüense, quien hurgó acerca de cómo se produjo dicho debilitamiento a partir del 2006; las conclusiones las presentó esta mañana en un hotel capitalino.
La reforma constitucional de 1995 abrió las puertas al fortalecimiento de la autonomía municipal, pero se vio frenada a partir del 2006 con los cambios políticos en el país, consideró Prado. “Son dos fechas claves. En el 1995, por primera vez, se habla de autonomía política municipal en este país. En el 2006, hay un cambio en el Gobierno Central y hay otras prioridades y se da un proceso de debilitamiento de la autonomía política”.
Para Silvio Prado, el debilitamiento de la autonomía política se ha manifestado en el establecimiento de una participación ciudadana tutelada, ya que las autoridades locales no tienen poder de realizar una interlocución libre con la ciudadanía. También, en el establecimiento de procesos de exclusión política local y nacionalmente y de un gobierno jerárquico que ordena y manda “cuando trae a los alcaldes de su partido, todos los lunes, para bajarles la línea; y cuando los llama, los miércoles, para pedirles cuenta”.
La autonomía municipal se sustenta en tres esferas: administrativa, financiera y política. Prado centró su tesis en esta última porque considera que entre 1990 y el 2012, la autonomía municipal alcanzó sus mayores cotas en el país. Además, la mayor parte de las investigaciones se han centrado en el derecho administrativo.
¿De dónde nos llegó la autonomía municipal?
Para comprender lo que ocurre actualmente con la autonomía municipal, Silvio Prado, hizo un recorrido histórico de los orígenes de la autonomía municipal en Nicaragua.
“Era importante que yo estudiara desde la colonia hasta 1835. La naturaleza de las autoridades, cómo se elegía o se nombraban. Desde la llegada de los españoles, ha ido cambiando. Hubo una época, incluso, que por una crisis de la colonia española en el Siglo XVII, los cargos se licitaron. Se pasó de elegir los cargos a venderlos. Siempre ha habido el origen electivo de las autoridades, inclusive aunque había las autoridades indígenas y las españolas, se elegían, pero en elecciones de los que tenían más riales (dinero) y de los hombres, y de quienes tenían no sé qué edad”.
Con la colonia, agregó Prado, llegaron los cabildos en su doble acepción: el cabildo cerrado (concejo municipal) y el cabildo abierto (asamblea deliberativa de la población). A manera de ejemplo, señaló que la decisión de separar a Managua de la jurisdicción de Granada para unirse a la de León, se tomó en un cabildo abierto.
Con el triunfo de la revolución sandinista en 1979, se rescató del programa histórico del FSLN, la autonomía local; pero en el transcurso del tiempo intervinieron varios factores que la afectaron, entre los cuales destacó la implantación territorial del FSLN, en especial de sus secretarios políticos. “Yo entrevisté a varios, me dijeron, los alcaldes no mandaban nada, el que mandaba era el zonal del Frente”.
Otra factor que afectó la autonomía local, según Silvio Pardo, fue el rumbo errático de la administración pública durante la revolución, que se manifestó en la regionalización, y luego, en la recentralización de las funciones en Managua. La guerra y la lógica transversal de la defensa, fue otro de los obstáculos de la autonomía municipal.
Para Silvio Prado, el pensamiento municipalista dentro de la élite gobernante se produjo demasiado tarde, en 1987, y esto porque vinieron franceses y españoles a asesorar lo que sería después el viceministerio de la presidencia encargada de asuntos municipales.
Entre 1990 y 1996 hubo una restauración parcial de la autonomía, pero los alcaldes eran electos en las mismas elecciones presidenciales. “Entonces era el voto en cascada. Qué significa eso, que los electores votaban sometidos por el peso de lo nacional”.
Entre 1997 y el 2000, luego de la reforma constitucional del 95, por primera vez, se reconoció la autonomía política. A partir de entonces, empezó un proceso de profundización de la autonomía, se gestaron los primeros procesos de planificación estratégica con participación de la población y las autoridades. No obstante, los alcaldes seguían siendo electos en la misma ronda con los presidentes.
A partir del año 2000, las autoridades locales empezaron a ser electas en elecciones separadas, fortaleciendo la autonomía política. Entre 2001 y 2004, el país conoció el mayor número de leyes de fortalecimiento local. Ley de Régimen Presupuestario Municipal, de Participación Ciudadana, entre otras. “Un fortalecimiento que encontró su máxima expresión en las transferencias municipales. Se institucionaliza la participación de la ciudadanía, a nivel nacional y local, y se generalizaron los Comités de Desarrollo Municipal (CDM)”, apuntó Prado.
Cuando el Frente volvió al poder, en el 2006, se produjo un quiebre y la autonomía empezó a retroceder. Según Prado, “entraron en escena los viejos actores, y no es que Alemán no hubiese intentado someter a los alcaldes a la autoridad de su partido, pero no tenía la figura del secretario político. Llegó al gobierno un partido más estructurado, con otra mentalidad y comienza a pasar por encima de la autoridad de los alcaldes”.
En esta época se dio una coexistencia entre dos modalidades de participación (los Comité de Desarrollo Municipal y los Consejos del Poder Ciudadano), aseguró el municipalista. “Hubo municipios donde existían la dos figuras, pero empieza una modalidad de participación restringida”.
2008, traumático para los municipios
A partir de 2009 inició la gran crisis de la autonomía municipal, derivada del fraude de las elecciones municipales de 2008. “El que gobierna ya no sabe a quién se debe, si es que está gobernando porque le votó la gente o porque lo han nombrado; entonces se descompone todo, se produce una crisis de la autonomía política porque ya no se deben a sus electores, hay una alta polarización y un paralelismo de las dos modelos de participación, donde gana el FSLN se borra a los CDM. Hay una carta de Rosario Murillo, donde ordena a los nuevos gobiernos que la primera decisión sea una ordenanza que implante a los CPC, por eso se habla de una modalidad de participación cooptada y controlada” señaló el municipalista.