Desarrollo bajo en combustibles fósiles

El modelo de desarrollo actual ha sido a costa del deterioro ambiental. Las economías de la región son altamente dependientes de los recursos naturales. La explotación de combustibles fósiles, minerales y bosques han encontrado oposición debido a sus impactos socio-ambientales de carácter local, pero también por los impactos globales a largo plazo, como el cambio en los patrones del clima y la pérdida de la biodiversidad, planteó  la primera sesión del Programa de Entrevistas Climáticas, con periodistas de Latinoamérica, organizado por Conexión COP y El Árbol.    

Walter Vergara de World Resources Institute (WRI), quien dirige la Iniciativa 20x20, que busca restaurar 20 millones de hectáreas en América Latina para ese año, considera que “desarrollar una economía baja en carbono es la mejor garantía para conseguir un desarrollo económico sustentable”.  

Vergara dijo que es posible iniciar un plan con énfasis en los recursos renovables para la generación eléctrica y transformar el sector transporte a eléctrico, lo cual generaría beneficios en la producción de alimentos, la reducción de los costos de la tarifa eléctrica y transporte.

Para el especialista, América Latina tiene una capacidad de generación de energías renovables inmensas. “Con todos los recursos que tenemos podemos generar energía eléctrica completamente renovable”.   

Pero hay que diversificar las fuentes de generación eléctrica renovable, añadió Luis Fierro, economista especializado en desarrollo internacional y asesor de Finanzas Climáticas para la Asociación Independiente de América Latina y Caribe (AILAC). Esta diversificación comprende la generación solar, eólica y geotérmica. La inversión en hidroeléctricas, consideró Fierro, no es la mejor alternativa, ya que demandan grandes cantidades de agua; y uno de los efectos del cambio climático, es la reducción de este recurso.  

Para Fierro, los compromisos de los países para reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) conlleva la transición de un modelo de desarrollo basado en combustibles fósiles como el carbón, petróleo y gas natural, hacia uno bajo en emisiones. Esto implica invertir en energías renovables como la eólica, térmica y solar; en transporte público; reducir las emisiones en agricultura, reducir la degradación de bosques, la deforestación y apostar por la reforestación.   

Si bien ha habido cambio en la región y en la política con miras a la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, los países prosiguen en la explotación de combustibles fósiles y favorecen actividades extractivas como la minería, altamente consumidoras de agua, un recurso cuya escasez se agrava por el cambio climático.

El financiamiento climático de los países desarrollados a los países en desarrollo, previsto en 100 mil millones de dólares anuales, es una de las condiciones para impulsar la transición hacia un modelo de desarrollo bajo en emisiones y resiliente al cambio climático. “Muchos de los países de ingreso medio y bajo no tienen los recursos necesarios para invertir, por ejemplo, en energías renovables y en algunos casos, estas formas de energía son más costosas”, dijo Luis Fierro.

Transformaciones en marcha

Walter Vergara citó que ya están en marcha acciones que buscan la transición hacia economías bajas o en cero carbono. La primera, es la evolución de los marcos regulatorios y los incentivos para la generación de energías renovables. “La generación de energía eléctrica en América Latina con energía solar y energía eólica, actualmente es más competitiva que el uso de gas, carbono y petróleo. Los entes económicos que generan electricidad usando viento y sol ya están compitiendo con carbono y gas de una manera contundente. La conversión completa a energías renovables es factible en América Latina. Estamos en  52%, pero es una región que tiene tantos recursos renovables energéticos en cuya inversión se van a poder capturar beneficios financieros y económicos”.   

La segunda transformación tiene que ver con el impacto del cambio climático en la producción agrícola. Por ello, un esfuerzo de restauración de paisajes y reforestación de bosques, podría no sólo disminuir esos impactos sino revertirlos. “Un esfuerzo que ya comenzó, 20x20, está asociado a la restauración ya no de 20 millones de hectáreas sino de 28 millones, con dos proyectos grandes como uno de restauración de 100 mil hectáreas de pastizales y la restauración con agroforestería de 100 mil hectáreas de tierra ganadera extensiva en Chile”.       

El Programa de Entrevistas Climáticas tiene como objetivo reforzar los conocimientos de periodistas en materia de cambio climático; ofrece insumos para contribuir a la innovación de la cobertura y abordaje del tema, a fin de generar mayor interés de sus audiencias. Onda Local es uno de los dos medios nicaragüenses que participa en este programa.  

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