“Gaudium et Spes”: patrimonio cultural con casi seis décadas de historia

A finales de los años 60, el maestro pintor y escultor Fernando Saravia, daba los últimos retoques al mural tridimensional del ábside de la Iglesia Santo Domingo de la vieja Managua, el que originalmente fue titulado “Gaudium et Spes.” De acuerdo a los registros históricos, el mural sacro, fue diseñado por el pintor Rodrigo Peñalba y esculpido con hierro y cemento por Saravia, por encargo del sacerdote jesuita Ignacio Pinedo.

La obra considerada patrimonio cultural nacional, por ser una de las más significativas de la historia del arte público monumental de Nicaragua, resistió el terremoto que hizo colapsar Managua en diciembre de 1972. También a un sinnúmero de sismos que han sacudido la capital a lo largo de los años.

Sin embargo, el miércoles 4 de diciembre a las 9:30 de la noche, la parte superior de la imagen del Cristo Resucitado que destacaba imponente al centro del mural de altorrelieve colapsó estrepitosamente.

En marzo de 2017, el muralista italiano Sergio Michillini en un artículo publicado en la revista virtual La Bottega del Pittore, advirtió que, si bien la obra aparentemente estaba en buenas condiciones, había algunas grietas preocupantes en el Cristo resucitado, que requerían una pronta intervención de restauradores profesionales.

Rodrigo Peñalba junto al boceto de lo que posteriormente fuera el mural esculpido por Fernando Saravia en la Iglesia Santo Domingo de Managua. Foto: Revista Carátula.

54 años resistiendo en una ciudad telúrica

La obra de Peñalba y Saravia, dos de los más grandes artistas plásticos nicaragüenses, fue inspirada en la Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II, “Gaudium et Spes” (Alegría y esperanza), propuesta por el Papa Jan XXIII, y promulgada por el Papa Pablo VI, el 7 de diciembre de 1965. Dicho documento trataba sobre la Iglesia Católica en el mundo contemporáneo, haciendo énfasis en la antropología cristiana.

El mural en altorrelieve, fue inaugurado poco después de concluida la construcción del templo. De acuerdo a una reseña histórica de la iglesia Santo Domingo, la edificación de esta iglesia, estuvo a cargo de los sacerdotes Jesuitas, e inició en febrero de 1966, para sustituir la vieja y derruida iglesia construida tras el terremoto de 1931.

“En el mes de diciembre de 1969, los sacerdotes de la comunidad Jesuita, daban por concluidas las obras de la Iglesia Santo Domingo, ubicada en el barrio del mismo nombre, uno de los más populosos de la vieja ciudad” dice en parte la reseña publicada en enero de 2011 por la administración de la misma iglesia.

El sacerdote Ignacio Pinedo, en un escrito llamado Religiosidad Popular, describió la obra de la siguiente manera: “Un conjunto de escenas y de símbolos sintetiza el trabajo, la justicia, la caridad, la ciencia, el arte con  la arquitectura, y la literatura que, en los rostros de la humanidad angustiada, recoge los anhelos de paz y de esperanza resumidos en el verso inmortal del poeta nicaragüense Rubén Diario, 'Mi corazón será brasa de tu incensario'”, el religioso jesuita también refirió que el mural reflejaba dos momentos de la iglesia de Cristo en Nicaragua, “la de ayer, humildes hijos del pueblo labran afanosamente la gleba, y la de hoy, con los instrumentos del progreso y las siluetas de los edificios más característicos de la moderna Managua”.

La iglesia que acoge el mural realizado por Peñalba y Saravia, está sostenida por doce columnas que representan a los doce apóstoles, el templo tiene doce metros de altura. Sus paredes están hechas con grilles de cemento o bloques decorativos hexagonales, que permiten una buena ventilación.

En enero de 2011, la administración de la Iglesia Santo Domingo, dio a conocer que en dicha edificación se habían detectado “daños progresivos en la estructura”, los que se localizaban en su mayor parte, en las uniones de los elementos de columnas y losas de techo.

Los religiosos advirtieron en esa ocasión que los daños se debían a la acumulación de fuerzas de tensión que provocan fisuras y filtraciones de aguas pluviales. “La mayoría de las paredes de la iglesia presentan grietas, así como filtraciones de agua, esto se debe al daño estructural, la porosidad de las mismas, más el tiempo de vida que tienen. Es importante que sean curadas con aditivos y selladas con impermeabilizantes para paredes que tengan anti hongos” refería un artículo publicado en un blog de la misma iglesia.

Peñalba y Saravia: Dos grandes de la plástica nicaragüense

El pintor Rodrigo Peñalba nació en León, en 1908. Sobre su vínculo con el arte sacro, el historiador y escritor Julio Valle Castillo, reseñó en un artículo publicado en la revista Caratula, en febrero de 2022, que “en su vida Peñalba padeció tragedias e ingratitudes, que incentivaron su acercamiento a Cristo, lo cual lo convirtió en su madurez en un artista sacro y religioso”.

Valle Castillo destaca que Peñalba fue un prolijo pintor de Vírgenes, Cristos, Últimas Cenas, Natividades, Epifanías y las visiones de San Juan de la Cruz. Resalta además los murales pintados de San Sebastián en Diriamba y la Virgen del Carmen en la iglesia del mismo nombre en Managua. “Hay que advertir que Peñalba es un artista esencialmente religioso en medio de su diversidad” subraya el historiador.

En tanto, Fernando Saravia nacido en Managua, en 1922, destacó por su colorida obra pictórica con influencia de Paul Cézanne y otros renombrados artistas europeos del siglo XIX. Saravia fue alumno de la Escuela de Bellas Artes desde1941, bajo la dirección de Genaro Amador Lira, quien fue su profesor de escultura. Posteriormente pasó a ser profesor de la misma y a partir de1948, junto con Peñalba, organizó la nueva generación de artistas plásticos nicaragüenses.

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