Ortega impone un Estado terrorista, según barrios orientales y universitarios
- 27 Jun 2018
- 2:15 p.m.
- Managua
Representantes de los barrios orientales de Managua, de los tranques y de estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) denunciaron el estado de terror impuesto por policías y paramilitares y demandaron el cese de la represión, en conferencia de prensa, apoyada por la Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil de Nicaragua.
El gobierno a través de policías y paramilitares ha intentado desmontar la legítima protesta civil, expresó un representante de los barrios de la capital, que en las últimas semanas han sufrido el asedio de tales fuerzas, con decenas de heridos y varias personas asesinadas, incluyendo a Teyler Leonardo Lorío Navarrete, de 14 meses de edad.
“Como miembros de los barrios orientales y de los tranques, solicitamos a la Policía Nacional que cese la represión, deje de estar apoyando a los paramilitares que nos tienen en un toque de queda todos los días a partir de las seis de la tarde”, aseguró uno de los representantes de los barrios orientales.
Desatacaron que los organismos internacionales de derechos humanos les han dicho que están en su derecho de mantener los tranques y las protestas cívicas, y que el Estado de Nicaragua debe respetarlo.
“Estamos pidiendo el cese de la represión. Todos los días somos víctimas de la policía y de los paramilitares. Que dejen en paz nuestros barrios, parques y rotondas. Que cese toda esta violencia. No tenemos ningún tipo de armamento bélico como la policía. No somos un pueblo armado, nos defendemos con piedras y tiradoras”, añadió.
A juicio de otro ciudadano de los barrios orientales, Ortega no les representa. “Queremos que deje el poder para que Nicaragua sea libre”.
Por su parte, un representante de las y los estudiantes que se mantienen dentro de la UNAN-Managua manifestó que Nicaragua pasó de ser uno de los países menos violentos de Latinoamérica, a ser un país donde se mata de manera indiscriminada.
“Las muertes se inflaron producto de la represión del Estado. Pasamos de tener un Estado pacífico a tener un Estado terrorista, que amenaza y asesina a su población de manera indiscriminada, para prohibirle el derecho a la protesta”, indicó.
Agregó que ningún estudiante imaginaba hace tres meses, estar atrincherado en ese campus universitario. “Lo hemos hecho producto de una necesidad histórica, porque el gobierno, ante una exigencia tan simple como revisar las reformas al seguro social, nos reprimió a balazos, nos sacó de un recinto y violó la autonomía universitaria […] Que enorme contradicción, quienes lucharon contra una dictadura, ahora están imponiendo una nueva”.
El Estado nicaragüense ha intentado hacerle creer a la población que no es la policía ni los paramilitares quienes andan asesinando en las calles, pero “es específicamente la policía la que se encarga de seleccionar a los esbirros que andan asesinando en cada barrio y en cada punto de protesta en Nicaragua. Están desmontando los tranques de manera cruel y asesina”, dijo el estudiante.
A su vez, la líder del movimiento campesino anticanal, Francisca Ramírez, mandó un mensaje a Daniel Ortega y a Rosario Murillo. “Queremos decirles que no los reconocemos como gobierno por los asesinatos que han venido cometiendo, por las torturas, las personas que han apresado sólo por protestar. Que le quede claro (a Ortega) que quedará registrado en la historia y en la memoria de cada nicaragüense, como el peor presidente de Nicaragua”. Además, advirtió “vamos a seguir adelante hasta alcanzar justicia y democracia en Nicaragua”.
Francisca Ramírez demandó a los organismos internacionales y a quienes integran el Diálogo Nacional, que promuevan el desarme obligatorio de “policías y paramilitares que están tirándole balas al pueblo y que no cesan la represión”.
Por su parte, la Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil, denunció en una nota de prensa “la represión de los escuadrones de la muerte (policías y paramilitares) con armas de guerra de grueso calibre como fusiles AK-47, AR-15, Dragunov y hasta ametralladoras PKM, contra pobladores y universitarios desarmados que libran una resistencia cívica y pacífica”.