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Río Coco: Un grito de auxilio

Abigail Hernández, Elizabeth Romero y Oscar Navarrete | 10 Jun 2021

Río Coco: Un grito de auxilio

Al río Coco le quedan unos diez años de vida sino se toman las medidas para salvarlo, advierten ambientalistas nicaragüenses. El despale a lo largo y ancho de su cuenca y la extracción de agua para el riego de tabaco, café y hortalizas son algunas de las causas de su sequía. 

I.
DESPALE Y RIEGO ACELERAN SEQUÍA DEL RÍO COCO

El río Coco fue nombrado por la UNESCO como Geoparque mundial en julio de 2020, convirtiéndose en el único de Centroamérica con esta categoría. Pero, el despale de su cuenca, la extracción del agua para las actividades agropecuarias y la contaminación amenazan con exterminarlo, sin que ninguna autoridad ambiental nicaragüense haga lo suficiente para salvarlo. 

II.

DESPALE, AGUA ESCASA Y CONTAMINADA

José Cristino González Castellón es arrendatario de un terreno que colinda con el río Tapacalí, naciente del Coco. Aquí pastorea su ganado y lo lleva al río a beber agua. Pero, en los próximos años, tendrá que buscar otro terreno con acceso a agua porque el río se está secando “Si se llega a secar el agua, estamos listos”, dice el campesino.   

En verano, la población tiene problemas de abastecimiento de agua debido a la disminución de los caudales de ríos, pozos y manantiales. A esto se suma, el manejo inadecuado de las fuentes superficiales y subterráneas que abastecen de agua a las comunidades, señala el Plan de Manejo y Gestión Integral de la Sub cuenca del Río Tapacalí, elaborado en 2014 por la Universidad Centroamericana (UCA) y la Cruz Roja Nicaragüense (CRN), como parte del Programa de Gestión de Riesgos de Desastres ante el Cambio Climático del Programa Mundial “Climate Proof Disaster Risk Reduction”, implementado por la Alianza por la Resiliencia, con fondos del Gobierno de Holanda.

La crisis de las fuentes hídricas no es solamente en la naciente del río Coco, sino que se entiende por todo el departamento de Nueva Segovia, especialmente en la Cordillera de Dipilto y Jalapa.

III.

AL FINAL EL DAÑO LO SUFREN LOS RÍOS Y LAS MUJERES​

Marbelly es una joven de 17 años de la comunidad Los Volcancitos, ubicada en San José de Cusmapa, Madriz. En esta comunidad no hay agua potable. Ella y su niña de un año bajan hasta la naciente del río Tapacalí para lavar la ropa, a pesar de que el agua está contaminada.  

Una piedra ubicada en una pequeña poza del río le sirve de lavandero. En el agua se observan guarisapos, peces pequeños y capas de sedimento de color amarillo. Para las personas de las comunidades la sedimentación es una señal de que el río está enfermo y muriendo día a día.  

“Aunque se vea sucia sirve para lavar”, dice Marbelly. El agua que ocupan para consumo la acarrea desde pozos cavados a orillas del río, una actividad que generalmente recae en manos de las mujeres, las niñas y los niños de la comunidad. 

Si el Estado no pone manos en el rescate de la cuenca del Tapacalí, el río Coco tendrá sus años contados y nunca será disfrutado a nivel internacional como un Geoparque. 

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