Berta Cáceres vive en nuestras luchas por los derechos

Por Duyerling Ríos/ duyerling@ondalocal.com.ni 

“Las mujeres tenemos derechos y exigimos que se garanticen”, se leía en la manta que encabeza la marcha "Celebramos nuestras alegrías y transgresiones ¡Exigimos derechos!", realizada esta mañana por mujeres organizadas en diversos espacios. En esta marcha también estuvo presente la líder campesina y anti-canal, Francisca Ramírez, del Concejo Nacional en Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía.

Un ocho de marzo dedicado a Berta Cáceres, hondureña y líder  de la comunidad indígena lenca y defensora de los derechos humanos y del ambiente, asesinada el tres de marzo en su casa por denunciar sistemáticamente a las empresas transnacionales. 

Frente a la Universidad Centroamericana, las mujeres exigieron se garanticen los derechos globales de las mujeres. Arlen Centeno de Las Petateras expresó que a lo largo de la historia miles de mujeres se rebelaron contra los mandatos patriarcales y defendieron sus derechos, y gracias a ellas hoy podemos demandar como ciudadanas el derecho a educación, a organización, a elegir y ser electas, a expresarnos y a decidir en libertad, a tener una vida digna, a tener bienes a nuestro nombre.

Pero, argumentó que tienen razones para estar indignadas, por el retroceso que sufren los derechos de las mujeres en el mundo, por la represión y amenaza a las defensoras que acompañan a las víctimas de la violencia, el asesinato de defensoras de derechos humanos como Berta Cáceres, “asesinada por oponerse a empresas transnacionales que usurpan nuestros medios de vida y nuestros ambiente”.

Nuestra Indignación es una exigencia

Las mujeres demandan un país donde se respete el derecho a defender derechos, tenemos derechos a denunciar las injusticias, a movilizarse en el espacio público sin represión, ni violencia, expresarse libremente respecto a todos los asuntos públicos que son de su interés como ciudadanas.  

Un kilómetro más adelante, frente al Centro para la Promoción, la Investigación y el Desarrollo Rural Social (Cripes), mujeres rurales se unieron a la marcha para seguir demandando al Estado que apruebe el fondo de la Ley 717 para poder tener acceso a tierras, créditos y recursos productivos.

Recordaron que el Censo Nacional Agropecuario (Cenagro) evidencia  las desigualdades. En el año 2011, de 261 mil 321 personas entrevistadas, apenas sesenta mil 893 fueron mujeres -23.4 por ciento- frente a 200 mil 321 hombres -76.6 por ciento-. Denunciaron que siguen siendo expulsadas de las mejores áreas de cultivos porque se privilegia el cultivo de caña de azúcar, palma africana, maní y plantaciones forestales, que acaparan las mejores tierras y el agua.

Luchando con mi vida no nos moverán, noooo, noooo nos moverán!

En la Rotonda Rubén Darío las marchistas fueron recibidas por un cordón de mujeres antimotines que desplegó la Policía Nacional, por tercer año consecutivo, y quienes les impidieron continuar con el recorrido de la marcha, prevista a pasar por Plaza el Sol hasta llegar a la Rotonda Cristo Rey. 

Al desembocar en la Rotonda Rubén Darío las marchistas realizaron una nueva parada, dedicada a los derechos sexuales y reproductivos. Mostraron indignación porque las mujeres mueren por la penalización total del aborto, por la falta de educación sexual científica y liberadora; y que niñas y adolescentes enfrenten embarazos impuestos.

También mostraron indignación por no poder amar en libertad a la persona que quieran.

La Violencia en contra de las mujeres fue otro de los derechos no reconocidos por el Estado y por el que han luchado las mujeres. Era audible el grito de “un Estado que no castiga la violencia contra las mujeres, es cómplice de los delitos”. Eran visibles carteles donde se leían los atropellos cometidos contra la Ley 779, la desaparición de hecho de las Comisarias de la Mujer y la Niñez, la liberación de presos y su efecto en la justicia para las mujeres.

Denunciaron que desde el año 2012 a la fecha, 303 mujeres han muerto por violencia patriarcal y más de cien han estado a punto de morir, mientras la mitad de agresores están prófugos. Ocho de cada diez agresiones sexuales son contra niñas y adolescentes, aunque el sub-registro enmascara esta realidad.

El retroceso de conquistas propias, la imposición de políticas que promueven la impunidad, la inseguridad y la represión, no permiten justicia pronta. Por ello, las mujeres gritaban sin cesar “No nos queda otro camino que luchar”, en alusión a lo manifestado por Berta Cáceres, cuando le entregaron el Premio Goldman, alta distinción a las y los defensores de derechos ambientales. 

 

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