Periodismo en Nicaragua fragmentado y mancillado, pero indoblegable
- 04 Oct 2023
- 7:20 p.m.
En diciembre de 2018, nace Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), una nueva organización de periodistas, que se funda en medio de la escalada represiva régimen Ortega Murillo contra la prensa independiente de Nicaragua. • Foto: Onda Local
El gremio periodístico en Nicaragua, por décadas se ha visto fracturado. En términos organizativos, la unidad gremial ha sido solo una utopía de quienes en su momento quisieron hacerla realidad.
La polarización política que vive Nicaragua desde la década de los ochenta, ha sido el factor determinante de la división de los hombres y mujeres que ejercen lo que el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez llamó “el mejor oficio del mundo”.
La situación política en que se sumió Nicaragua en los años 80 hizo mella en el gremio. Los periodistas se dividieron en dos bandos, como un reflejo de la división que predominaba en el país.
Un periodista de generaciones, escritor e historiador, que solicitó el anonimato, refirió que “en la década de 1980-1990 ocurrió en Nicaragua la mayor división y polarización de la historia contemporánea, los periodistas nos partimos en dos bandos, los organizados en la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN), y la Asociación Unión de Periodistas de Nicaragua (APN), los primeros, prosandinistas, y los segundos, opositores a la Revolución que entonces vivía nuestro país”.
La fuente reconoció que los periodistas vivían atrincherados en sus propias banderas, “no había diálogo, muchos no nos hablábamos y casi nos mirábamos con enemigos” aseguró.
El historiador advirtió que, como resultado de esa polarización, el ejercicio periodístico bajó sensiblemente de calidad, “la mayoría de las notas que se escribían estaban politizadas y cargadas de propaganda, tanto del oficialismo como de la oposición” recordó.
De acuerdo al periodista e historiador consultado por Onda Local, “la UPN y la APN, vivieron un intenso antagonismo, creando un clima muy tóxico entre sus afiliados. Ambas organizaciones tuvieron grandes dificultades para darles servicios a sus integrantes, debido a sus adhesiones partidarias que determinaban el ejercicio parcial de un verdadero periodismo y que lo principal fuera la propaganda”.
Por su parte la periodista en el exilio, Patricia Orozco, lamentó que históricamente el periodismo en Nicaragua se ha visto dividido, recordó que estas dos organizaciones gremiales surgidas en medio de ese ambiente de polarización en los primeros años de la Revolución, eran antagónicas no solo políticamente, “la UPN, vinculada al partido de gobierno, tenía una línea progresista, y la APN, que tenía una línea crítica contra el gobierno, tenía además una posición, en muchos sentidos, con un pensamiento tradicional, conversador y nada progresista.”
Colegiación profesional desvirtuada
Durante el gobierno de Arnoldo Alemán, la APN y la UPN hicieron esfuerzos por la cohesión del gremio a través de la colegiación profesional, promoviendo así la creación del Colegio de Periodistas de Nicaragua.
El 6 de marzo de 2021, la Asamblea Nacional aprobó la Ley No. 372, o Ley creadora del Colegio de Periodistas de Nicaragua, misma que fue publicada en La Gaceta, el 16 de abril del mismo año.
El periodista e historiador consultado por Onda Local, recuerda que ambas organizaciones gremiales juntaron esfuerzos para fundar el Colegio de Periodistas de Nicaragua (CPN), “primero, muy poco funcional, y después, controlado totalmente por periodistas del FSLN que desnaturalizaron sus funciones”.
Pese a ello, la fuente considera que, el acercamiento entre los periodistas de UPN y APN, en su momento, fue beneficioso para el gremio, para el ejercicio del periodismo y para las libertades de expresión y de prensa.
“Ese acercamiento propició una despolarización y despartidización de la información, lo que a su vez contribuyó a la democracia”, aseguró la fuente, quien además calificó el esfuerzo de unificación del gremio como “un oasis en medio del desierto”.
En tanto, Patricia Orozco, opinó que el CPN, tuvo un problema desde su surgimiento: “Desde su aprobación en la Asamblea Nacional, surge con una falla, la exigencia que para trabajar en un medio de comunicación tenías que pertenecer obligatoriamente al colegio”.
Orozco advirtió que “era una condición sine qua non ser afiliado para tener un empleo y eso contradice cualquier libertad”. De acuerdo a la periodista, esa exigencia hizo que varias personas, decidieran no inscribirse en el Colegio de Periodistas.
En efecto, la Ley 372, en el Capítulo IV, artículo 6, referido al ejercicio profesional, establece que “Para ejercer el periodismo o profesiones a fines será necesario contar con credencial del Colegio de Periodistas de Nicaragua”.
La periodista agregó que el segundo problema del CPN, en sus inicios es que “se nombró como primer presidente del colegio a una persona con entidad total con el partido de gobierno y eso marcó el rumbo que tomaría el Colegio”.
Orozco considera que esa situación “marcó una distancia y marcó la tendencia partidista de la organización, que no ofrecía nada diferente a lo que ofrecían las dos organizaciones de periodistas de Nicaragua”.
El primer presidente del CPN, fue el periodista Mario Fulvio Espinoza, un destacado cronista adepto al partido sandinista.
El artículo 3, inciso “c”, de la Ley Creadora del Colegio de Periodistas de Nicaragua, establece como una de las finalidades de esta organización, “defender la libertad de expresión, información y comunicación que establece la Constitución Política de Nicaragua, como derecho de todos los ciudadanos”.
Proyecto de Código de Ética: Un enorme esfuerzo que se desmoronó
El periodista e investigador, aseguró que los esfuerzos unitarios de las dos organizaciones gremiales de periodistas, produjeron, en 1995, lo que podría ser su mayor logro, la elaboración de un Proyecto de Código de Ética para los periodistas de Nicaragua y su posterior discusión.
“Fue determinante que el entonces presidente de la APN, José Torres, se integrara a una Comisión de la UPN creada para la elaboración de este Código” recordó.
En efecto, en 1995 la UPN creó la Comisión integrada por los periodistas Olga Moraga, Xiomara Chamorro, Rodolfo Tapia Molina, Darwing Juárez, Ofelia Morales, Mario Fulvio Espinoza, William Briones y Guillermo Cortés Domínguez, a la que posteriormente se sumó José Torres de la APN.
El historiador recordó además que, para la elaboración del Código de Ética, se realizó una sistematización que consistió en la revisión de al menos 13 códigos de ética entre ellos los de la Unesco, el de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), la Federación Internacional de Periodistas (FIP), la red Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX, por sus siglas en inglés), así como los Códigos de los colegios de periodistas de Costa Rica, Ecuador y Chile, entre otros.
En base a esta sistematización se elaboró un proyecto de Código de Ética, que fue discutido por la comisión entre abril y agosto de ese mismo año.
Posteriormente, entre agosto y septiembre del 2008, con patrocinio de la UPN, el proyecto fue discutido nuevamente en talleres en los que participaron 260 periodistas de Jinotega, Matagalpa, Madriz, Nueva Segovia, Estelí, Rivas, Granada, Masaya, Jinotepe, Diriamba, Siuna, Bonanza, Rosita, Waslala, Bilwi, Waspán, Bluefields, León, Chinandega y Managua, según los registros del periodista e historiador.
“Los aportes fueron analizados e incorporados al documento base por una comisión integrada por periodistas de ambas organizaciones (…) El procesamiento y sistematización de los aportes de los talleres se realizó en noviembre; y su integración al documento base, en trece sesiones de trabajo efectuadas entre el 22 de diciembre del 2008 y el 21 de enero del año 2009” recordó.
La fuente relató que cuando el Proyecto de Código de Ética estuvo listo para ser aprobado, este fue sometido a una asamblea de la UPN por su presidente Juan Alberto Enríquez, “pero el debate se suspendió en el artículo número dos, pues un periodista reivindicó que el periodismo es un negocio, y en el proyecto se define como una función social”. Por lo que el proyecto no logró ver la luz del día.
CPN se convirtió en organización humanitaria
Orozco recordó que los colegios profesionales son creados para favorecer el ejercicio profesional y enriquecer a las personas que profesan o se dedican a una profesión, “por ejemplo, Los colegios médicos hacen debates en torno a avances científicos relacionados al ejercicio de la medicina; en el Colegio de Periodistas de Nicaragua nunca se tuvo esa posibilidad” argumentó.
No obstante, el CPN, cuya misión es velar por la excelencia y calidad periodística de sus miembros a nivel nacional; regular el ejercicio de la profesión y promover la constante formación académica sin distingo de colores políticos, ideológicos o religiosos, se convirtió, según Orozco, en una especie de organización humanitaria.
“El Colegio de Periodistas se ha dedicado a una labor humanitaria que no se corresponde con el perfil de un colegio de periodistas” aseveró, a la vez que aclaró que no es que esté en contra de que se dé apoyo humanitario a colegas que lo necesitan, sino más bien que no le corresponde a un colegio dedicarse a ello.
En la misma línea resaltó que la decisión de dar dinero de las ganancias de la Lotería Nacional al Colegio de Periodistas, ha generado conflictos y problemas de orden económico, algo que se mantiene hasta la fecha, calificó como un error garrafal que el gobierno de Nicaragua haya decidido otorgar financiamiento por la vía de la Lotería Nacional.
El artículo 35 de la Ley 372, establece que “Para que el Colegio de Periodistas pueda poner en marcha las actividades de registro y habilitación de sus miembros, se facilitará al Colegio, fondos originados en un sorteo semestral de la Lotería Nacional que deberá entregarse a la Junta Directiva Nacional del Colegio”.
“Creo que efectivamente hay muchos colegas que no tienen seguridad social, pero no es resolviendo el problema de uno por uno, cuando están viejos o cuando necesitan un tipo de medicamento o atención médica” advirtió Orozco. “Estos problemas se deben resolver para el colectivo, no para individuos o personas” puntualizó.
Añadió que el problema de seguridad social del periodismo que no ha estado sistemáticamente trabajando para un medio de comunicación debe resolverse, pero no de esa manera, ni tampoco a través del CPN, “ese ha sido un error y por eso el Colegio se convirtió en una organización humanitaria que busca resolverle el problema del plato de comida todos los días a algunos colegas” acotó.
El rol de la colegiación profesional
Para Orozco, el CPN, debería auscultar la situación actual del periodismo nacional porque hay muchos problemas y no se cuenta con un diagnóstico de cuáles son los principales problemas; “tenemos periodistas en el exilio que están comiéndose las uñas, incluso que han dejado de ejercer la profesión y para poder sobrevivir están trabajando en cualquier cosa, otros y otras están sobreviviendo con medios digitales” argumentó.
Por otra parte, dijo que el CPN, debe atender el tema de la actualización profesional, que requiere mucha tarea, “el colegio debería estar discutiendo sobre la inteligencia artificial y promoviendo el debate de temas importante para enriquecer el conocimiento de las y los periodistas”.
También indicó que el CPN debería, en este momento, estar viendo el tema de la libertad de expresión y la libertad de prensa que están totalmente restringida por la dictadura. “¿Cómo puede haber un Colegio de Periodistas que no ve el problema del exilio?, a eso debería abocarse”, puntualizó Orozco.
“Las organizaciones gremiales se quedaron cortas, tanto la APN como la UPN no supieron responder a las necesidades del momento de quienes ejercen la profesión. Ni las organizaciones gremiales ni el Colegio de Periodistas, se han puesto al frente de los problemas que está enfrentando tanto la prensa oficialista como la independiente en el país, lo que constituye un problema toral”. Patricia Orozco, periodista en el exilio.
Crisis del 2018 agudizó la división
El 24 de mayo de 2019, el periodista granadino Augusto Cermeño, publicó una nota en el portal digital La Verdad, en la que informa sobre la situación en la que se vio el Colegio de Periodistas en el contexto de las protestas de abril de 2018.
Cermeño, citando a Leonel Laguna, presidente del CPN, refiere que a raíz del estallido social contra el régimen Ortega Murillo, iniciado el 18 abril de 2018, el Colegio de Periodista estuvo “entre la espada y la pared por la posición adoptada por sus miembros”, los que nuevamente se dividieron en dos bandos. “Algunos se fueron en apoyo a los estudiantes, a los ancianos reprimidos; otros adoptaron una posición progubernamental” refiere la nota.
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EL texto agrega que tanto los periodistas “pro azul y blanco,” como los progubernamentales, presionaban porque el CPN, se pronunciara a favor de uno y otro bando, “unos pedían que el colegio se pronunciara a favor de la protesta y otros pedían listas de periodistas azul y blanco”, reveló Laguna a Cermeño, según la nota.
En la misma publicación, Laguna refiere que algunos afiliados pedían pronunciamientos a favor de Miguel Mora y Lucía Pineda, quienes fueron apresados por la policía orteguista el 21 de diciembre de 2018, tras el allanamiento y cierre de 100% Noticias, y otros solicitaban “que levantáramos listados de periodistas golpistas, por Departamento del país”.
Según Cermeño, en esa ocasión Laguna confesó que el CPN envió numerosas cartas a la secretaria del partido de gobierno explicando por qué “no tomamos partido en la crisis”.
El 27 de abril de 2018, la junta directiva nacional del CPN, emitió un pronunciamiento condenando el asesinato del periodista Ángel Gahona, así como la violencia desatada tras las protestas iniciadas el 18 de ese mes. En el documento el CPN, hace un llamado “al pueblo de Nicaragua a mantener un espíritu de diálogo, que contribuya a lograr la calma, la armonía y la reconciliación”; sin embargo, el CPN no interpeló al régimen por la represión desatada en contra de la población manifestante.
El nacimiento de PCIN
En diciembre de 2018, nace Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), una nueva organización de periodistas, que se funda en medio de la escalada represiva régimen Ortega Murillo contra la prensa independiente de Nicaragua.
En el contexto del nacimiento de PCIN, el periodista y escritor Guillermo Rothschuh Villanueva, refirió en un artículo publicado el 8 de diciembre 2018 en Confidencial, que “la emergencia de PCIN no es más que una derivación natural de la parálisis de la UPN y APN. Se olvidaron de manera exprofesa de la defensa de sus agremiados. La ceguera e inacción del CPN es más perjudicial todavía”.
De acuerdo a la misión de PCIN, esta organización gremial, desde diciembre de 2018 y ante la escalada de violencia estatal dirigida hacía la prensa crítica, trabaja por la defensa de la libertad de prensa y expresión en Nicaragua, “por ello, protegemos lo más preciado del ejercicio periodístico, sus hombres y mujeres de prensa”, manifiesta la novel organización en su sitio web.
“Desarrollamos mecanismos de protección para periodistas vulnerables y en riesgo y promovemos la educación dentro del gremio como una alternativa que nos garantiza seguir ejerciendo el periodismo como parte de nuestra lucha por la libertad de prensa en el país” argumenta la organización.
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El gremio periodístico en Nicaragua, ha enfrentado muchos desafíos a lo largo de la historia, casi todos generados por posturas político-ideológicas y la influencia del poder, pero en medio de todas las diferencias, siempre surge algún paliativo del escozor que produce la división entre quienes practican “el mejor oficio del mundo”.
Una de esas iniciativas surgió a mediados de la década pasada, cuando un grupo de periodistas decidió organizar reuniones a las que llamaron “la peña del periodista”, en la misma convergían periodistas de todas las tendencias.
Un periodista que participó en la mayoría de encuentros, en condición de anonimato, relató que “en el año 2016 un grupo de periodistas de diversas ideologías comenzamos a reunirnos en nuestras viviendas con el único propósito de compartir. El anfitrión ponía comida y bebidas y también los asistentes podían llevar su aporte”.
El comunicador asegura que fueron sesiones muy alegres, con anécdotas y chistes, en las que prevaleció la fraternidad y la amistad. “Y no pocas veces se colaba 'el venenito' de la política pues a muchos ya los Ortega-Murillo nos tenían hasta la coronilla”.