Menos salarios y oportunidades para mujeres y personas LGBTIQ+
- 15 Oct 2024
- 3:00 p.m.
Pese a los avances las normativas, la reducción de la brecha salarial entre hombres, mujeres y comunidad LGBTIQ+; es tarea pendiente. • Foto: CANVA / Onda Local
María Aráuz, de 35 años, trabaja en un supermercado de Managua (capital de Nicaragua) con un pago de 9,200 córdobas, es decir, 250 dólares al mes. El trabajo es duro y demanda mucho sacrificio, pero de igual forma María se ha empeñado confiando que con el tiempo tendría un aumento salarial y mejores condiciones. Sin embargo, al pasar el tiempo nota algunos tratos que considera injustos.
“A pesar de tener más de seis años de experiencia, sigo ganando el salario mínimo, mientras un compañero con solo dos años en la empresa recibe un 30% más. Me duele la diferencia que hacen con nosotras las mujeres porque no soy la única”, relata María, quien, al salir del trabajo, le toca cuidar de sus dos hijos con todas las implicaciones que conlleva ser una madre soltera.
La percepción de María, no es un caso aislado. Pese a los avances en la letra de las normativas para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres y quienes se identifican como parte de la comunidad LGBTIQ+; la tan urgida reducción de la brecha salarial sigue siendo materia pendiente.
Mujeres rurales y su lucha por la tierra: una causa invisibilizada
Onda Local conversó con la activista feminista María Teresa Blandón y Adriano Antínoo, también activista, del Observatorio LGBTIQ+ Nicaragua. Ambos denunciaron la persistencia de la desigualdad salarial que, desde sus perspectivas, da ventaja a los hombres y desfavorece a las mujeres y personas de la diversidad sexual, impactando en sus vidas negativamente.
Afirma Blandón, que la desigualdad de ingresos entre hombres y mujeres ha persistido en América Latina, algo que tiene que ver con las ofertas laborales que reciben, situación que representa “un claro sesgo de género”. A juicio de la defensora de los derechos de las mujeres, este “sesgo” está marcado en sectores donde “la regulación es escasa, los salarios son bajos y donde las mujeres están sobrerrepresentadas, como el trabajo doméstico, el cuidado de personas, y las maquilas en zonas francas”, refiere.
Pero la desigualdad muchas veces no solo implica un pago menor, sino situaciones donde a juicio de Blandón, “a las mujeres se les paga igual que a los hombres, pero tienen que hacer más funciones, durante más tiempo de trabajo”, una realidad que viven muchas mujeres que laboran en el sector privado y algunas instituciones del Estado. Y aunque las leyes laborales establecen la igualdad salarial, su implementación es deficiente. “En muchas ocasiones, en Nicaragua, no hay un esfuerzo por parte del Estado para que esas leyes se cumplan", agrega.
Observatorio LGBTIQ+: Una brecha salarial por prejuicios
Si la desigualdad salarial por asuntos de género es preocupante, las brechas salariales en la comunidad LGTBIQ+ son especialmente preocupante manifiesta el activista Adriano Antínoo. “La realidad impone reconocer que las brechas son mayores cuando nos referimos a las personas LGBTIQ+”. Pero, además, las personas trans, por ejemplo, suelen enfrentar niveles de discriminación más altos, afirmó el activista por los derechos humanos.
Para muestras, un botón, expone “Clarisa”, una persona trans, licenciada en administración de empresa que, fue despedida por haber comentado sobre su identidad de género en una entidad bancaria. “Me dijeron que no encajaba en el perfil de la empresa, aunque mi trabajo siempre fue impecable”, afirma, a quien desde entonces le ha sido difícil encontrar trabajo en su campo profesional, asegura.
Relatos de casos como el de Clarisa son diversos y explican la realidad de muchas personas de la comunidad LGBTIQ+, quienes enfrentan no solo la falta de oportunidades laborales, sino también la discriminación en los pocos empleos que logran conseguir, subrayó Adriano.
El patriarcado y la discriminación tiene que ver con lo salarial
Tanto Blandón como Antínoo coinciden en que las raíces de las brechas salariales están profundamente arraigadas en sistemas patriarcales y discriminatorios.
Blandón por su parte sostiene que, “las mujeres realizan diariamente tres horas más de trabajo de cuidados que los hombres a escala mundial”. Según María Teresa, esas horas de más, incluyen tareas domésticas, el cuidado de infantes y personas mayores, responsabilidades que “no son reconocidas ni remuneradas” y que limitan las oportunidades de las mujeres para acceder a empleos bien pagados o para desarrollarse profesionalmente.
Antínoo manifestó que en el caso de la comunidad LGBTIQ+, “la discriminación comienza a temprana edad, y se ve reflejado en el abandono de la escuela reduciendo así sus posibilidades laborales”. “Entre las principales barreras está el patriarcado que busca cómo reconstituirse en la sociedad… se suma la homofobia, lesbofobia, transfobia y bifobia. Todo ello conlleva a la inexistencia de oportunidades reales”, dijo el activista.
Tanto Blandón como Antínoo insisten que, para combatir esta desigualdad, se requieren acciones concretas por parte del gobierno, en la creación de un verdadero marco legal que combata la discriminación en todos los ámbitos, desde la salud hasta el trabajo. Mientras tanto, las empresas están llamadas a realizar sus procesos de contratación a hombres y mujeres de acuerdo a su perfil y experiencia, con las mismas tablas salariales, horarios de trabajo y requisitos.