Padre Ceferino Vargas desterrado a Panamá
- 03 Dic 2024
- 12:45 p.m.
El sacerdote de origen miskito, Floriano Ceferino Vargas, quien fue secuestrado el domingo 1º de diciembre por la policía orteguista luego de celebrar una eucaristía en la Parroquia San Martín de Porres del municipio de Nueva Guinea, habría sido desterrado hacia Panamá este lunes, según dio a conocer el líder campesino en el exilio Medardo Mairena.
“El destierro es un crimen de lesa humanidad. Nos informan que el padre Floriano Ceferino Vargas, párroco de la Iglesia de San Martín de Porres en Nueva Guinea, ha sido desterrado por el régimen sandinista de los Ortega-Murillo. País de destino: la República hermana de Panamá” posteó Mairena en su cuenta de la red social X la tarde del lunes.
Por su parte, la abogada e investigadora Martha Patricia Molina, dijo a Onda Local que recibió información de parte de fuentes vinculadas a la iglesia católica de que efectivamente el padre Vargas fue desterrado hacia el país canalero.
El destierro de Vargas ocurre el mismo día que el Papa Francisco, a través de una carta pastoral, envió un mensaje de afecto, ánimo y solidaridad al pueblo nicaragüense. La misiva del Papa, en la que este expresa su cercanía con el pueblo de Nicaragua ante las “dificultades, incertidumbres y privaciones” que vive esta nación centroamericana, fue enviada en ocasión del inicio de la novena a la Inmaculada Concepción.
Con el destierro de Vargas, ya son dos líderes religiosos expulsados del país en menos de un mes. El pasado 14 de noviembre, la policía orteguista apresó al obispo de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Carlos Enrique Herrera, el que posteriormente fue desterrado hacia Guatemala.
Desde 2018, el régimen Ortega Murillo ha acrecentado su animadversión contra la iglesia católica y sus líderes, lo que ha tenido como consecuencia que cerca de 250 religiosos entre obispos, sacerdotes, seminaristas y laicos, hayan abandonado el país, muchos de ellos desterrados y otros obligados al exilio dada la persecución religiosa de que han sido víctimas por parte de la dictadura.