Octavio Ortega, el campesino que murió resistiendo
- 22 Jun 2025
- 12:00 p.m.
Octavio Ortega no se exilió, pero tampoco renunció a su lucha ni a sus convicciones. Permaneció en Nicaragua hasta el día de su muerte. Los últimos años de su vida fueron un suplicio: por un lado, el régimen Ortega-Murillo nunca le quitó los ojos de encima y lo asedió hasta el final; por otro, el deterioro progresivo de su salud fue consumiendo su cuerpo hasta llevarlo al desenlace fatal, ocurrido el pasado viernes 20 de junio.
Originario de Rivas, Ortega se convirtió en una figura clave en la lucha anticanal, iniciada tras la aprobación de la Ley 840 (Ley Especial para el Desarrollo del Gran Canal Interoceánico), aprobada en 2013. Esta normativa entregaba en concesión al empresario chino Wang Jing gran parte del territorio nacional para la construcción de la fallida megaobra.
Octavio Ortega Arana fue uno de los fundadores del Consejo Nacional en Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía, organización que lideró como su coordinador. Posteriormente, junto a otros líderes, dio origen al Movimiento Campesino de Nicaragua, con el cual se organizaron más de 100 marchas contra el proyecto canalero.
Luchador incansable
Ortega luchó contra la dictadura y contra las enfermedades que lo aquejaban. En mayo de 2022, le fue amputada una pierna debido a complicaciones derivadas de la diabetes y problemas circulatorios. También padecía afecciones renales, según allegados.
Pese a su condición, el régimen continuó acosándolo. Líderes campesinos en el exilio aseguran que la persecución policial y judicial nunca cesó. Tras su fallecimiento, el Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos (GREX) lo describió como un "luchador social íntegro" y responsabilizó al régimen Ortega-Murillo de su muerte.
"Fue un líder natural en Rivas, perseguido a pesar de su delicado estado de salud. Nunca pudo tratarse con la tranquilidad que requiere una enfermedad como la diabetes, pues fue acosado, vigilado e intimidado permanentemente", expresó GREX en un comunicado.
12 años bajo asedio
El deterioro de su salud se agravó debido a la brutal persecución. Desde 2013, cuando emergió como uno de los principales rostros de la lucha campesina, fue blanco constante del aparato represor estatal. En diciembre de 2014 fue detenido junto a otros líderes durante una redada policial, aunque fue liberado una semana después.
Tras el estallido de la crisis sociopolítica en 2018, la represión en su contra se intensificó. Entre 2021 y 2023, Ortega vivió uno de los periodos más difíciles: patrullas policiales vigilaban su casa por horas, y grupos de choque sandinistas apedreaban su vivienda durante la madrugada. Él denunciaba cada incidente en redes sociales.
Obligado a firmar hasta el final
En mayo de 2023 fue arrestado en una ola represiva que dejó una treintena de detenidos. Aunque fue liberado, le impusieron la medida de presentarse a firmar diariamente en los juzgados de Rivas. Cuando su salud ya no le permitía movilizarse, eran los agentes quienes llegaban hasta su casa para que firmara.
El Movimiento Campesino denunció que la dictadura exigió a la familia sepultarlo de inmediato, sin posibilidad de velatorio. "Denunciamos todos estos atropellos e irrespeto a la dignidad de los opositores. Aún después de muertos, el régimen impone condiciones a sus familias", señaló la organización en un comunicado.
Octavio Ortega murió, acosado por un régimen que nunca toleró su valentía. Su legado sigue vivo en la memoria de la lucha campesina y en cada grito por la tierra y la soberanía de Nicaragua.