“La delincuente no soy yo”

Por Duyerling Ríos

“…voy a salir y voy a hacer picadillo a vos y toda tu familia”, es una de las amenazas que ha recibido en su teléfono celular, desde hace año y medio Amada Tinoco Morazán, de la comunidad La Rica municipio de San Sebastián de Yalí.

El diez de enero del 2013, Amada de más de setenta años de edad, recibió una llamada del número telefónico 8527-1781 donde un hombre le advertía que pronto saldría de la cárcel, “me fui a la Policía de Yali. Cuando llegué me llamó y entonces yo puse al teléfono a un oficial que se llama Lesther, el oficial le dijo que si seguía jodiendo iba a llamar a Claro para que le bloquearan ese número”, refiere Amada.

Según Amada, el hombre que la llama es Amisael Herrera Irías, uno de los dos asesinos de su sobrino Alexis Rafael Tinoco. Herrera Irías se encuentra en la cárcel condenado a veinte años de prisión. Las amenazas de Herrera, cuenta Amada, son en venganza porque ella fue quién apoyó a su sobrina, hermana de Alexis, durante todo el proceso del juicio.

También interpuso la denuncia por las amenazas en la Policía de Matagalpa, quienes le expresaron que no podían hacer nada porque el acosador estaba preso. Le aconsejaron fuera donde el Juez de Ejecución de Sentencia. Además, tipificaron el delito como asedio. El caso prescribió en el Juzgado Segundo Local Penal de Matagalpa.

Este año, 2014, las amenazas han continuado llegando al celular de Amada, a través de mensajes de textos, “volví a ir a la Policía. Les enseñé los mensajes. Ningún cyber quiso sacarme las fotocopias a los mensajes, pero la  Policía le sacó fotocopia y la misma Policía se encargó de mandar el escrito al juez de Ejecución de Sentencia, en está ocasión. El juez dijo que era una falta leve”, denuncia Amada.

La señora Tinoco aseguró, vía telefónica, que su sobrina Coralia Tinoco también está siendo amenazada por Amisael Herrera Irías, directamente con “gente que cae presa por delitos leves, entonces él manda razones y un hermano de ese asesino, quiso matar a otro sobrino mío”.

“…En el Sistema Penitenciario sabe que fue lo que me dijeron, cambie el chip, si sólo vale diez pesos el chip y yo les dije en primer lugar la delincuente no soy yo, es como que me digan que me cambie el nombre o que no pase por tal calle, si la delincuente no soy yo”, refiere Amada.  

Esta situación de violencia a la que se ha enfrentado Amada Tinoco, ha afectado directamente su salud. Pérdida del apetito, insomnios, ansiedad severa, pesadillas, son entre otros los problemas que la aquejan.

Pareciera inverosímil, un agresor detenido, cuyos derechos políticos están restringidos, continúa amenazando, violando la ley. Las autoridades penitenciarias le han permitido un teléfono celular.

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