Nicaragua: Patria libre para vivir
- 27 Ene 2020
- 1:55 p.m.
- España
El documental cuenta la insurrección de abril de 2018
En primer plano Daniel Ortega joven y vigoroso con micrófono en mano, aparece en un acto en público en 1990, “vamos a defender esta democracia para que el pueblo ejerza el derecho pleno a ser oposición”. Se entremezcla con imágenes de una patrulla de policía pasando sobre los restos de una barricada de 2018, seguida de una imagen del primer diálogo nacional convocado por la iglesia católica en mayo, donde la estudiante universitaria Madeline Caracas leía el nombre de estudiantes asesinados. Después un joven herido y ensangrentado, es auxiliado y llevado en una ambulancia. “Hacer oposición, continúa diciendo Ortega, no a ultranza, no al capricho sino hacer oposición contra todo aquello que vaya contra el pueblo”.
Así inicia el documental “Patria libre para vivir” del periodista español Daniel Rodríguez Moya cuyo estreno será en Francia el 03 de febrero de la mano de Sos Nicaragua Francia en Casa de América Latina. El filme es una historia coral que se va armando a través de diversos testimonios que introducen cómo fue el inicio del estallido del 18 de abril de 2018, sus orígenes y su desarrollo. A su vez, busca sumergir al espectador en la historia de Nicaragua, “desde aquel no sabe nada de lo que ha sucedido en Nicaragua en los últimos 40 años a la etapa que se vive en primera persona la situación”, detalla.
Con una narrativa y locución literaria estrictamente periodística, Rodríguez Moya hace un recorrido de la derrota del Frente Sandinista ante Violeta Chamorro en 1990, los gobiernos neoliberales, el pacto con Arnoldo Alemán que hizo que retornara al poder Ortega en 2006, la traición al pueblo nicaragüense, a la democracia, a las libertades públicas, a la autonomía universitaria, institucional y municipal, el fraude electoral institucionalizado hasta llegar a la insurrección pacífica de abril de 2018, a lo Gandhi, como lo decía la poeta Claribel Alegría, quien la esperaba y ya no pudo verla.
Para ver en primera persona lo que sucedía, viajó hasta Nicaragua para cubrir las manifestaciones ciudadanas. Pudo entrevistarse con protagonistas que poco después salieron al exilio o fueron encarcelados por el régimen de Ortega. Estos testimonios configuran las caras de una insurrección popular que apostó por la vía pacífica y que ha transformado la vieja consigna de la revolución sandinista “Patria libre o morir” en la esperanzadora “Patria libre para vivir”.
El malestar contra el régimen de Ortega no data desde el 18 de abril sino desde antes que Ortega llegara al poder, “era un secreto a voces que las y los nicaragüenses comentaban, alguien se tiene que levantar”, declara un entrevistado. En las casi dos horas que dura el documental, se desgrana el papel de los universitarios a quienes se les acusaba de carecer de inquietudes sociales y políticas o la construcción de nuevos liderazgos, el papel de la Iglesia Católica, el movimiento feminista, el colectivo LGBT, el carácter esotérico del régimen, el rol del movimiento campesino, con la amenaza permanente de ser interceptados por las fuerzas represivas de la dictadura.
Para Rodríguez Moya quien se doctoró en la Revolución Sandinista, producir este documental era un compromiso y una obligación ética. La deriva dictatorial y la ausencia de una alternativa que pudiera hacerle frente, le inquietaba. Cuando vio las primeras imágenes del 18 de abril intuyó que estaba empezando lo que por tanto tiempo se esperaba y de lo que tantas veces había charlado en sus visitas periódicas a Nicaragua.
En el filme se hacen paralelismos del Ortega de los 80 con el del Siglo XXI, asegura, que no son tan distintos. Ortega no se convirtió en un criminal de la noche a la mañana. Ha sido un proceso sostenido en el tiempo. “Contrastar al Daniel Ortega de cierto imaginario colectivo, más de fuera de Nicaragua que de dentro, con el que ordena disparar contra estudiantes que protestan pacíficamente puede resultar impactante. Pero él nunca ha tenido escrúpulos de ningún tipo. Por eso precisamente es que el documental arranca con su discurso de 1990 tras la pérdida de las elecciones, el que muchos dicen que fue su mejor discurso y que demuestra que cuando decía que iba a gobernar desde abajo”, explica.
Desde su perspectiva, la revolución se perdió por diversos factores. Los Estados Unidos no podían permitir en plena guerra fría otra Cuba. La revolución, en un concepto más simbólico, se perdió porque hubo traición desde dentro, se carcomieron sus pilares éticos e inevitablemente eso la hizo desmoronarse. Cuando se estaba lejos de esos principios que habían ilusionado a medio mundo, es en ese momento es en el que muere, cuando se pierde el principal valor que es el de la honestidad.
Las mujeres en la protesta social
La participación de las mujeres ha sido fundamental en esta insurrección cívica y pacífica. Esta ha sido también, una revolución feminista. Las mujeres son quienes han sostenido la llama de la rebeldía todos estos años, frente a los tiranos que habitan en El Carmen. Se han atrevido, a salir a las calles, cuando apenas eran un puñado, ahí estaban ellas. En el movimiento campesino, en la lucha contra El Canal, el protagonismo de mujeres como doña Chica o Mónica López, es más que obvio. Han construido liderazgos sólidos y solventes y hacen que esta insurrección pase, como dice Sofía Montenegro en un momento de la película, el test democrático, porque las mujeres aportan esa ecualización que no se dio en otros momentos.
El aporte de la película es también un llamado a la solidaridad con Nicaragua, sirve para visualizar lo que está sucediendo y que este llamado se traduzca en acciones concretas después de tener claramente los elementos de juicio para saber qué ha sucedido porque cuando se basan en ideas preconcebidas o argumentarios de partido político, es más difícil lograr el apoyo solidario que tan importante es.
Y en eso cada actor tiene un rol cuyo éxito o fracaso y que ninguno pierda de vista cuál es el objetivo, el denominador común. Los medios de comunicación para ello, son imprescindibles. Primero, porque mantienen viva la llama en un momento en el que, si no fuera gracias a ellos, en Nicaragua habría terminado por creerse, por puro aburrimiento, que todo está normal. Segundo, porque son los ojos al mundo de lo que sucede, más allá de las fronteras del país.
Conocer el trabajo de los periodistas independientes en Nicaragua, las duras condiciones en las que tienen que desempeñar su trabajo, le ha hecho volver a creer en esta profesión tan sujeta lamentablemente a los intereses del poder. Considera el autor de esta película, que hay mucha honestidad en el trabajo de los medios independientes. Han demostrado muy bien que ser objetivo no significa ser neutral. Por tanto, deben mantener la esperanza, no dejar que se apague. Rodríguez Moya opina que en Nicaragua hay una generación de periodistas excepcionales que están dando una lección de lo que debe ser la profesión. “A mí particularmente me han reconciliado con unos valores éticos que no son comunes desgraciadamente en el ejercicio de esta profesión”.
Es tanta la inquietud de ver Patria libre para Vivir que ya hay lista de países para proyectarla. El 04 de febrero en Francia, el 27 de febrero en Montpellier. Del 28 de marzo al 17 de abril es el turno de Estados Unidos y el 18 de abril el estreno será en Madrid, España. Hay países interesados en su proyección como Alemania, Suiza, Suecia, Irlanda y Holanda, pero aún no hay fechas cerradas.