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El drama de Bluefields y El Rama por el suministro de agua potable

Onda Local | 06 Oct 2023

El drama de Bluefields y El Rama por el suministro de agua potable

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Estación de bombeo desde donde se manda el agua que se capta del Río Colorado hacia la planta potabilizadora en la ciudad de El Rama. Esta queda a aproximadamente 30 kilómetros del centro urbano. • Foto: Güegüense

Los municipios Bluefields y El Rama son dos de los más importantes para la economía de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS), de Nicaragua. Ambas poseen puertos claves para el comercio, además son municipios con abundantes recursos pesqueros y agrícolas, y tienen una población que supera los cien mil habitantes.

De acuerdo con las proyecciones demográficas oficiales, Bluefields tiene una población de 59,089 habitantes y El Rama 58,306 habitantes.

Pese a la relevancia de estos municipios sus principales centros urbanos carecen de agua de calidad para el consumo, lo que plantea una paradoja dado que se encuentran en una región con abundantes fuentes acuíferas.

En Bluefields, en noviembre de 2021, luego de tantos años de espera, se inauguró una planta potabilizadora para el suministro de agua potable a la población. Antes de eso, la mayor parte de la ciudadanía se abastecía de pozos artesanales sin tratamiento adecuado.

El 13 de septiembre de 2023, se inauguró otra planta potabilizadora en la ciudad de El Rama, para abastecer el casco urbano. De acuerdo con las autoridades estas plantas solucionarían la demanda de la mayor parte de la población, sin embargo, la realidad es otra.

Genara Reyes de aproximadamente 60 años, vive en el barrio La Palmita, en El Rama. Este barrio está ubicado a un kilómetro de la planta de potabilización. Sin embargo, a la casa de Reyes no llega el agua, tampoco al resto del barrio.

Pozo en el barrio La Palmita en El Rama. Sus dueños no saben si el agua es acta para el consumo, sin embargo, se arriesgan a tomarla. La nueva planta de potabilización está a 500 metros. Fotografía / Güegüense

El barrio La Palmita está situado en el cerro que fue elegido para ubicar los tanques de almacenamiento de la planta para llevar el agua a las casas por gravedad. Pero la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), no incluyó al barrio entre los beneficiarios.

Según Enacal, la planta potabilizadora “mejoraría el servicio de agua a unas 4,200 familias”. Sin embargo, no a todos les llega el servicio, Genara afirma que “no nos quieren poner agua, no sabemos por qué, estamos aislados”.

Genara señala que ningún funcionario o funcionaria de la Alcaldía de El Rama, de Enacal o miembro del Frente Sandinista, la visitó para explicarle en qué consistía el proyecto y mucho menos para decirle si sería beneficiada.

“Aquí no hay esperanza, hasta el momento no nos han dicho nada”, asegura Genara, quien a la vez afirma, mientras señala el pozo artesanal del cual se abastece, “hace tres años hice ese pozo, yo siento bien el agua, pero en realidad todos sabemos que aquí las aguas están contaminadas”.

Dos niñas, una de siete años y otra de un año, juegan muy cerca de Genara, son sus nietas. “A la niña de un año le pongo a hervir el agua, hace poco estuvo malita en el hospital, pienso que tal vez es el agua”, asegura. Los médicos le dijeron que la niña tenía una infección estomacal. Hasta ahora no saben cuál es la calidad del agua que se toman, ya que ninguna institución, ni siquiera el Ministerio de Salud (Minsa), ha hecho estudios sobre la calidad del agua en su pozo.

Barrio Germán Pomares en El Rama. Al fondo, en el cerro, la planta potabilizadora. Solo las casas que están a orillas de la calle lograron obtener agua potable en esta zona. Fotografía / Güegüense

En El Rama algunos barrios se quedaron sin agua

Comprar agua purificada no es una opción económica para su familia, afirma Reyes. La otra opción para abastecerse es un pozo ubicado en la entrada a la ciudad, muy lejos de donde viven. En el barrio La Palmita, cada hogar tiene un pozo artesanal sin el tratamiento adecuado para su consumo.

En algunas casas ocurre que los sumideros donde va el agua sucia están a menos de 10 metros del pozo. La Palmita tiene características de ser un asentamiento, hay hogares en pobreza extrema y solo hay algunas casas de concreto. Sus calles no están pavimentadas y el agua sucia corre hacia las quebradas. 

El barrio Germán Pomares limita con La Palmita. Aquí, las únicas casas que reciben agua por parte de la planta potabilizadora son las más cercanas a la calle principal por donde pasa el tubo madre.

Arlen Mendoza habita en este barrio, pero ella tampoco logró obtener una conexión de agua potable. Describe que su casa está ubicada en una parte alta, alejada de la calle principal. “Aquí los beneficiados fueron los de la orilla de la calle, nos dijeron que el proyecto no cubría la tubería en las partes altas”, detalló.  

Mendoza es comerciante y renta un espacio a una familia que tiene una propiedad en la orilla de la calle. Considera que por falta de respuesta de las autoridades va a continuar sufriendo la escasez de agua en su casa. “Quien no va a querer tener su agua propia, principalmente en el verano cuando hay crisis de agua”, manifiesta.

En invierno Mendoza recoge agua de lluvia la que guarda en barriles, pero en verano le toca andar pidiendo agua a los vecinos. No ha querido construir un pozo artesanal por las dificultades de su terreno que está en la parte alta.

Expresa que estaba esperanzada en tener agua potable en su casa con el proyecto. “Nos habían dicho que sí, pero al momento no fue así. Habían dicho que era parejo que iba a haber agua, pero después nos salieron con que el proyecto no cubría esta área”, afirma Mendoza.

Antes de la inauguración de la planta potabilizadora, parte de la población de El Rama recibía agua potable por tubería a través del servicio de Enacal, pero el agua es de mala calidad pues venía de pozos contaminados, asegura Mendoza.  

Planta potabilizadora de El Rama. Fue inaugurada el 13 de septiembre de 2023. Fotografía / Güegüense

Ronaldo, un empresario que vive y tiene su negocio en el Barrio Central, asegura que ya cuenta con el servicio de agua potable que viene de la nueva planta potabilizadora. Tiene 30 años, recuerda que cuando tenía 15 años, el agua llegó por primera vez por tubería a su casa, aunque considera que nunca fue apta para tomar porque provenía de pozos sin tratar.  

Tenía un sabor salobre, describe Ronaldo, en referencia al primer proyecto de agua potable de El Rama, que además no cubría todos los sectores de la ciudad, por el crecimiento poblacional. “Toda la vida este pueblo se ha mantenido por los pozos y esa agua nunca ha sido apta para tomar, aunque se le pongan cloro”, señala Ronaldo.

En junio de 2023, el presidente ejecutivo de Enacal, Ervin Barreda, aseguró en medios oficialistas, que la ciudad de El Rama “antes se abastecía de unos cuantos pozos de muy poco caudal que no permitían dar agua a todas las familias”.

Ronaldo asegura que el agua que suministraba Enacal no le daba confianza por lo que su familia compraba agua en un pozo comunitario conocido como el Pozo de Policasa. “En tiempo de sequía los camiones llegan a cargar y salen a vender el agua, esa agua si es apta para el consumo, y en segundo lugar, están los bidones de agua que cuestan entre 90 y 100 córdobas”, relata.

Agrega que el agua de El Pozo de Policasa cuesta 10 córdobas por bidón, es decir 19 litros de agua aproximadamente.  

A pesar de que desde agosto tiene agua que proviene de la planta de potabilización, tiene sus temores de consumirla, ya que no cree que sea de calidad. El color y olor del agua son normales, señala el poblador, sin embargo, su desconfianza es hacia la fuente de donde se abastece la nueva planta. No obstante, ahora tiene 24 horas de servicio de agua potable.

Barrio Central en El Rama. Toda esta zona quedó bajo el agua el 10 de octubre de 2022, tras el paso del huracán Julia. La actividad cotidiana y comercial se recuperó. Fotografía/Güegüense

El Río Colorado se encuentra a unos 45 kilómetros de la ciudad de El Rama. Esta fue la fuente elegida para abastecer la planta. Los estudios para su elección no están disponibles porque la información pública es manejada con hermetismo en las instituciones del Estado.

Onda Local estuvo en la estación de bombeo de donde se capta el agua del Río Colorado y luego se manda hasta la planta potabilizadora en la ciudad. El punto de captación queda en la carretera que va hacia el municipio de Kukra Hill.

El Río Colorado es un afluente del Río Escondido. En la zona de captación de agua existen varias fincas ganaderas, parte de la zona se ve deforestada, aunque el río aún tiene buen caudal y no se observa la presencia de desechos sólidos en el cuerpo de agua.

Sin embargo, a unos 10 kilómetros, se encuentran plantaciones de palma africana, un monocultivo que ha cubierto esta zona. Ronaldo no confía en que el Río Colorado esté totalmente limpio. “No sabemos si en el trayecto de la ribera tiran animales muertos, si defecan o usan químicos para la pesca”.

El Rama es un puerto en donde llegan barcos medianos de carga ya que el caudal del Río Escondido lo permite, aunque, la principal actividad económica de este municipio es la agricultura y la ganadería. Estás prácticas han generado deforestación en gran escala.

De acuerdo con el informe “Causas de la deforestación y degradación forestal en Nicaragua” publicado por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), en 2019, El Rama está ubicado en una zona denominada “Antigua Frontera Agrícola” en donde “7 de cada 10 hectáreas deforestada se convierte en pasto, la segunda mayor concentración del país”.

El informe indica que esta es una de las cuatro zonas de Nicaragua donde el bosque continúa reduciéndose. El Rama está ubicado en la zona de los bosques tropicales húmedos y según datos del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), la cuenca del Río Escondido es una de las más lluviosa, con hasta 6 mil milímetros de lluvia al año, por lo que mantiene su caudal.

Jasmina vende ropa usada en una de las calles de la ciudad La Esperanza, a 10 kilómetros de El Rama. La Esperanza también fue incluida en el proyecto de agua potable. Vive en el Barrio Maritza Zeledón, ubicado a dos kilómetros del agitado centro de La Esperanza donde hay una gran variedad de negocios a orillas de la carretera.

Afortunadamente el servicio de agua potable a su casa llegó en agosto de 2023. Jasmina afirma que la calidad del agua que les llega es buena y tienen las 24 horas del día. “A veces se va un día completo, pero es raro, casi toda la semana tenemos agua”, asegura.

La comerciante afirma que antes se abastecían de un pozo, el cual en tiempo de verano no era suficiente para cubrir la demanda de la población. “La mitad del pueblo antes tenía agua y a esos les llegaba solo tres días. A mí me tocaba pedir agua donde los vecinos”, recuerda.

 

Jasmina afirma que se les instaló un medidor, pero la factura de consumo aún no les llega. “Nos dijeron que íbamos a pagar una cuota mínima, por no sé cuantos metros cúbicos y si nos pasábamos de ahí, se alteraría el pago”, detalla.

Para no sobrepasar el consumo de agua que estipuló Enacal, aún utilizan un caño del Río Siquia para lavar ropa, mismo que han utilizado por toda su vida.

De acuerdo con el Mapa Interactivo de Agua y Saneamiento hecho por el Gobierno de Nicaragua, la RACCS tenía, hasta el 2022, un 27.7% de cobertura de agua potable y está entre las más bajas del país solo superado por la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN), que es del 19.8%.

El Rama es llamada la ciudad de los tres ríos por su cercanía con los ríos Siquia, Mico y Escondido. Irónicamente, son pocas las opciones que tiene la población para abastecerse de agua pese a la abundancia de este recurso en la zona.

Desabastecimiento de agua potable persiste en Bluefields

A casi 80 kilómetros de El Rama está la ciudad de Bluefields, la cabecera regional de la RACCS. Desde noviembre de 2021, Enacal inauguró la planta de potabilización de agua. Katrina, una habitante del barrio Central de Bluefields afirma que cuando anunciaron la inauguración de la planta, aún no tenían agua potable. “Aun estábamos utilizando agua salada y venía dos o tres horas al día”. No fue hasta inicios de 2022 que la ansiada agua de la nueva planta potabilizadora llegó por tubería.

Desde entonces, tiene agua 24 horas, a excepción de ciertos días cuando de pronto el servicio falla. Sin embargo, no sabe si las familias de los demás barrios tienen la misma suerte. “Por ejemplo, en el barrio San Pedro que queda por el sistema penitenciario, ahí la tubería ni siquiera ha llegado. Ahí la gente depende totalmente de pozos”, afirma.

De acuerdo con Barreda, presidente ejecutivo de Enacal, con el proyecto de agua potable se abastecería a 64,000 personas en 17 barrios. Sin embargo, a casi dos años de haber entrado en funcionamiento, aún hay problemas de suministro en algunos barrios, incluso del centro urbano tradicional.

Pozo comunal ubicado en el barrio Fátima en Bluefields. A pesar de haber sido inaugurado la planta potabilizadora en 2021, este pozo sigue funcionando. Fotografía / cortesía.

En febrero de 2023, habitantes del barrio Fátima denunciaron que el servicio de agua potable falló durante cinco días, sin que Enacal les diera información sobre la interrupción. Una fuente periodística de Bluefields asegura que siempre hay problemas de abastecimiento de agua. “No llega las 24 horas, hay cortes del servicio sin aviso, la gente siempre se está quejando”, precisa.

Los barrios donde hay problemas de abastecimiento son el 19 de Julio, Loma Fresca, Barrio El Canal, entre otros, detalla. El proyecto no ha sido como lo anunciaron, asegura la fuente. “Incluso en los barrios centrales, los comercios tienen problemas”, puntualiza.  

La propaganda del régimen presumía que este proyecto daría agua las 24 horas del día a 17 barrios de la ciudad costeña, se conoce que pueda estar provocando desabastecimiento en algunos barrios de Bluefields.

Recientemente, pobladores del barrio Nueva York se quejaron de que el agua potable está llegando con dificultad a los grifos. Katrina, relata que al menos en su barrio, este año, durante la época de verano, no faltó el agua en sus casas, como ocurría en años anteriores. También comenta que el agua ya no es salada, como cuando llegaba por la tubería anterior. “El agua para tomar las teníamos que sacar de unos pozos comunales y se hacían largas filas para obtener un balde de agua”, relata.

Katrina señala que no todos los pozos comunitarios son aptos para el consumo, algunos como los ubicados en el barrio Fátima y la Universidad Bluefields Indian and Caribbean University (BICU), son dos de los que están certificados como potable.

En Bluefields la gente se levantaba desde las cinco de la mañana a hacer fila para recoger agua, señala Katrina, quien relata que el agua que antes servía Enacal era salobre, por lo que la gente se refería a esta como el agua de “Enasal”.

La fuente afirma que gran parte de los pozos contiene heces fecales, por lo que no es adecuada para tomarla. Y parte de la población debe comprarla, detalla que en la iglesia morava de Bluefields el bidón de agua cuesta entre 55 a 60 córdobas.

En Bluefields es normal que las casas recojan agua de lluvia en barriles ya que está es mucho más confiable que el agua que proviene de los pozos. “Los pozos se secan en verano y vieras lo difícil que es, hay escasez de agua bastante crítica. Lo que se hace en Bluefields es comprar agua o si llueve recoger lo más que se pueda”.

En la casa de Katrina viven cinco personas y por el servicio de agua potable, pagan entre 400 y 500 córdobas al mes.

El desafío de mantener las plantas

De acuerdo con el Informe de Liquidación del Presupuesto General de la República de 2021 publicado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, el costo del proyecto de “mejoramiento y ampliación del sistema de agua potable de la ciudad de Bluefields”, fue de 1,176 millones de córdobas, un poco más de 33 millones de dólares.

Estos recursos fueron financiados por la Unión Europea y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). El informe detalla que el proyecto finalizó el 27 de agosto de 2021 y se logró hacer 12,053 conexiones nuevas de agua potable.

De ese monto, Nicaragua aportó 26,661,062 córdobas, de las rentas del Tesoro, de acuerdo con el Informe de Ejecución Presupuestaría de enero a septiembre de 2021 del Ministerio de Hacienda y Crédito Público.

Onda Local intentó obtener una entrevista con Aecid sobre cuáles son los resultados del proyecto de agua potable en Bluefields, para conocer si se alcanzó la meta de abastecer durante 24 horas a los pobladores de los 17 barrios blufileños, no obstante, la solicitud no fue contestada.

En el caso de la planta potabilizadora de El Rama, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) otorgó 387 millones de córdobas en préstamos.

El director ejecutivo de Enacal reconoció en una entrevista, en junio de 2023, que llevar agua hacia Bluefields desde una distancia de 40 kilómetros representa un gran reto. 

Escuetamente explicó que se represa un río para poder captar el líquido y llevarlo a la planta de potabilización. “Hay varios factores que afectan a las fuentes que están cerca del mar, que tiene que ver con la intrusión salina. El cambio climático hace que el mar se introduzca a tierra firme, lo que hace inviable la toma del agua”, argumentó.

De igual forma, reconoció que las fuentes dependen mucho de las lluvias para poder recargarse. Un especialista en agua que pidió el anonimato y que conoce el funcionamiento de las plantas de potabilización, afirmó que se espera que los principales desafíos para mantener las plantas de Bluefields y El Rama son el costo de la energía eléctrica y la conservación de las cuencas de dichos ríos.

“En el caso de Bluefields me explicaron que el agua baja por gravedad 33 kilómetros hacia la ciudad y no hay tanto consumo de energía, solamente en el primer sistema de bombeo, que es desde la fuente del Caño Silva y Río Kukra, se bombea siete kilómetros, el resto de los kilómetros baja por gravedad”, aseguró la fuente. Sin embargo, señala que hay un sistema de bombeo para llevar agua a la zona alta de Bluefields y eso podría aumentar el costo de funcionamiento.

El riesgo que tiene esta planta es que si no hay luz no hay agua, explica la especialista. “Si hay una tormenta tropical y se va la luz tres días, la gente se va a quedar sin agua”, advierte.

La fuente explicó que la energía eléctrica que utilizan estas plantas no tiene subsidio por parte del Estado de Nicaragua. “El costo de consumo de energía de una planta puede ser 150 mil córdobas al mes, en dependencia de las horas de bombeo”, estima.

A dos años de haber iniciado a funcionar la planta potabilizadora de Bluefields, se reporta fuga de agua por la red de tuberías de la ciudad, asegura la experta. “Verifiqué con una persona que está allá, que con el proyecto revisaron las tuberías, pero no las mejoraron. No lograron resolver el problema de las fugas”, señala.

Los problemas de fuga de agua ocurren en los barrios céntricos de la ciudad, precisa la fuente. Hasta ahora, las fuentes de agua que abastecen a Bluefields, el caño Silva y Río Kukra, son adecuadas. Sin embargo, la especialista en agua potable, critica que los estudios sobre la calidad del agua de estos recursos hídricos no se conocen.

“Esa información se maneja como secreto. Deberían de hacer público los resultados del análisis del agua porque son aguas superficiales. Hasta donde sé no hay minería a cielo abierto en la zona de Caño Silva y el Río Kukra, pero sí cultivos. No debería usarse agroquímicos cerca de las fuentes que se usan para consumo humano”, advierte.

La especialista recomienda hacer una labor para que los productores de esa subcuenca eviten arrojar agroquímicos, y se impida a toda costa la explotación minera.

“En todo el país si la gente no paga el agua, es un desafío para sostener los sistemas de agua potable. Primero hay que pagar la energía que consumen las plantas y en segundo lugar el tratamiento para que el agua sea de calidad potable. La población debe ser responsable, porque para todo hay, pero no para pagar el agua”. Experta en agua y saneamiento.

“La política del régimen ha sido que a la gente no hay que presionarla para pagar el agua, es una concepción populista creer que el servicio de agua es gratis porque viene de la lluvia, pero hacerla llegar a los hogares no es gratis”, enfatiza la fuente.   

Señala que el agua de estos ríos que abastecen las plantas de El Rama y Bluefields aún son tratables, sin embargo, si se contaminara a niveles altos, tratarla será más caro y menos saludable para su consumo.  

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