Niño nicaragüense secuestrado por su padre está desaparecido en el mar
- 22 Jun 2023
- 11:00 a.m.
Un niño nicaragüense originario de San Juan del Sur, se encuentra desaparecido en el Océano Pacífico, junto a su padre de nacionalidad estadounidense, desde el 13 de mayo pasado, luego de zarpar en un velero, desde la localidad de La Paz, en Baja California, México, supuestamente hacia las islas de la Polinesia Francesa.
Sin embargo, de acuerdo Belkis González, madre del menor, existe una denuncia internacional por la sustracción de su hijo. Según el relato de González, el niño fue secuestrado por su padre hace cuatro años.
González narró que en el 2019, David Wysopal le pidió prestado a su hijo Zachary para que pasara dos meses de vacaciones con él, bajo la promesa de traerlo de regreso a Nicaragua al cabo de ese tiempo, pero eso nunca ocurrió y por el contrario, Wysopal cortó cualquier tipo de comunicación con ella, hasta que tiempo después el niño logró comunicarse vía Messenger.
La angustiada madre reveló en exclusiva para Onda Local, que nunca antes quiso hacer público lo del secuestro por temor a que el padre del menor le hiciera daño por venganza, pero desde que su hijo fue secuestrado ha llevado un largo proceso legal que no ha tenido mucho éxito por la falta de apoyo de las autoridades nacionales.
Con la noticia de la desaparición de su hijo en medio del Océano Pacífico, recibida hace apenas unos días, Belkis González decidió relatar el drama que vive desde 2019, cuando el niño le fue arrebatado por su padre con engaños. El drama de esta afligida madre, adquiere mayores dimensiones dado que la zozobra que vive aumenta con lo que está ocurriendo ahora con su hijo.
Lo que se conoce del viaje en el velero
El barco velero de nombre “Yasukole” de 12 metros de eslora, habría zarpado el 14 de abril pasado a eso de las 10 de la mañana, del puerto de La Paz, en Baja California, México, rumbo a la Polinesia Francesa, donde el destino serían las Islas Fiji o Tahití.
El barco zarpó con solo dos tripulantes: David Alan Wysopal de 63 años, y Zhachary Donald Wysopal González de 12 años, padre e hijo respectivamente.
El 13 de abril, un día antes de la salida del velero hacia altamar, Belkis González, la madre de Zachary, recibió un mensaje de su hijo a través de Messenger: “Mama, mañana me voy por mucho tiempo, como 4 o 5 meses. Te amo”. Fue la última comunicación que tuvo con él.
A lo largo de un mes, el velero estuvo enviando reportes de su ubicación, sin embargo, el 13 de mayo fue la última comunicación que se tuvo con la embarcación y desde entonces, se desconoce su paradero.
Un reporte publicado este 20 de junio en el sitio https://boatwatch.org/, refiere que: “Después de haber partido de La Paz, México, a mediados de abril, la tripulación de padre e hijo estuvo enviando informes de posición regulares a través del transmisor SPOT hasta mediados de mayo. La última posición reportada del barco, el 13 de mayo, fue cerca de 03*25N 130*46W. (Aproximadamente 900 millas náuticas desde las Islas Marquesas, navegando en un ángulo bastante pronunciado; 1600 millas náuticas desde Tahití)”.
Boat Watch es una organización internacional que posee una red mundial que monitorea y da seguimiento y apoyo a la búsqueda de embarcaciones perdidas a nivel global.
Belkis recibe la noticia
La madre de Zachary, quien habita en San Juan del Sur, relató a Onda Local que el 12 de junio a las 6 de la mañana, hora de Nicaragua, fue contactada por familiares de Wysopal desde Estados Unidos para darle la noticia de la desaparición del barco en el que navegaba su hijo, y le informaron que la Marina de ese país quería comunicarse con ella.
Kevin Cooper, coordinador de misión, de la U.S. Coast Guard, se puso en contacto con ella desde la base en Honolulú, Hawaii.
“Cooper era la persona a cargo de la misión de búsqueda y rescate, se comunicó conmigo desde Hawaii, se presentó y me presentó al equipo de búsqueda, me comunicó que estaban sobrevolando la zona de las islas de la Polinesia Francesa, Samoa, Tahití, y todas las que están alrededor, me dijeron que había buen clima, que desde el aire se podía observar el mar en calma” relató la madre del menor desaparecido.
En Tahití, el 13 de junio, Radio Uno, informaba así del suceso: “El Centro de Coordinación de Rescate Conjunto (JRCC por sus siglas en inglés) de Honolulu, ha lanzado un llamamiento para rastrear el Yasukole. Un padre y su hijo de 13 años se encuentran a bordo de este velero que no da señales de vida desde el 13 de mayo”.
La emisora informó que “el velero había salido de Baja California rumbo a Samoa. Su última posición conocida está en la zona americana, a unas 900 millas náuticas (1.670 km) de las Islas Marquesas”.
“El JRCC Tahití está contribuyendo a la búsqueda realizando investigaciones portuarias para asegurarse de que el velero no se haya identificado en uno de los puntos de entrada a la Polinesia Francesa” agrega la nota publicada en el sitio web de la emisora tahitiana.
La radio también informó que un avión estadounidense Hércules C130, sobrevolaba la zona y aterrizó la noche del martes 13 en la pista de Tahití- Faa’a. El reporte agrega que “los servicios de emergencia no han tenido noticias del Yasukole y sus ocupantes”.
Sin embargo, el 15 de junio, tres días después de iniciada la búsqueda aérea, a la madre de Zachary le comunicaron desde Hawaii que se había suspendido la misión sin éxito y que no podían seguir volando los aviones, pero que la alerta había sido enviada a los gobiernos de los países cercanos a la zona donde se perdió el rastro de la embarcación.
Mientras tanteo el reporte emitido por Boat Watch refiere que “se sabe que el capitán es un marinero muy experimentado, pero aparentemente su barco no tiene equipo fácilmente rastreable, como AIS, teléfono satelital, ¡Iridium GO!, etc”.
“David Wysopal es un hombre violento”
La madre de Zachary relató a Onda Local la historia que antecede a los últimos acontecimientos. Refiere que conoció a David Wysopal cuando ella tenía 18 años. “Estaba terminando la secundaria”, recuerda. De la relación con Wysopal nacieron sus dos hijos, primero Zhachary y dos años más tarde Grace. Pero se separó de él solo algunos meses después de nacer la niña porque “era bastante agresivo y cuando tomaba se ponía violento.”
González manifiesta que la violencia surgía porque “era un hombre super celoso y controlador, yo lo conocí desde que salí de la secundaria y luego él no me permitió entrar a la universidad, no me dejó estudiar absolutamente nada, no me permitía absolutamente nada, ejercía un control total conmigo”.
Sin embargo, luego de nacer la niña, asegura que recapacitó y decidió ponerle un límite, “decidí no seguir aguantado, en ese momento me dije ‘¿qué me pasa, porqué estoy permitiendo esto?’, entonces dije, ‘hasta aquí no más, yo no quiero esta vida. No quiero q mi niña crezca viendo que su papá toma y se pone loco, no quiero que esté viendo actitudes propias de un abusador”.
González reveló que por la misma violencia que Wysopal ejercía sobre ella, este estuvo presó, “estuvo tres meses detenido en la estación policial de Rivas, por abuso y maltrato, también se le puso orden de restricción, al salir en libertad se fue para los Estado Unidos”, la denunciante agregó que “se desapareció por varios años, perdimos toda comunicación.”
Después de cinco años sin comunicarse, Wysopal reapareció. Fue en 2018 que se comunicó nuevamente, lo hizo en el contexto de las protestas cívicas que se desarrollaban en Nicaragua contra Daniel Ortega. En ese momento expresó preocupación por sus hijos dada la situación del país, recuerda González. Ella cuenta que ese año Wysopal se mostró como un hombre totalmente diferente: “él hace contacto y se comunica con nosotros, cambiado, diferente, decía estar muy preocupado por los acontecimientos y tenía miedo que hubiera guerra en Nicaragua”, asegura.
González recuerda también que a raíz de eso, Wysopal empieza a mandar dinero y a comunicarse con los niños con mucha frecuencia, casi a diario, siendo muy amoroso con ellos. En ese momento le dice que quiere sacar los documentos de la niña para que también tenga la nacionalidad estadounidense, (el trámite ya lo había hecho con Zhachary), “por si tienen que salir del país si las cosas se complican más”.
Sin embargo le expresa que dada la situación, él no quiere venir a Nicaragua, y prefiere que los trámites se hagan en otro país. “El insistía en sacarle documentos a la niña, pero como estaban las protestas, me decía que no quería venir a Nicaragua, entonces acordamos que yo viajaría con los niños a El Salvador para hacer los trámites en la Embajada de los Estados Unidos en ese país” relata González.
“En el transcurso del año 2018 fuimos a El Salvador vía aérea,” cuenta la madre de Zachary y Grace, a la vez que agrega que “como madre pensé que era bueno que ella (la niña), tuviera los papeles, por eso accedí y viajamos”.
González continúa su relato. Recuerda que Wysapol realmente parecía haber cambiado, “él estuvo muy bien, maravilloso con los niños, y ellos, como tenían tanto tiempo de no verlo, se volcaron de alegría, el disfrutó y los niños también, después de una semana regresamos a Nicaragua”.
El secuestro de Zhachary
Para 2019 Belkis González tuvo que regresar a El Salvador a retirar los documentos de su hija en la Embajada de los Estados Unidos. Viajó otra vez con Zachary y Grace. Allá los esperaba Wysopal. Los niños iban muy entusiasmados porque lo verían nuevamente.
La madre de Zachary comenta que en todas las llamadas su padre le hablaba del barco y que quería que pasaran vacaciones navegando juntos y poco a poco lo fue convenciendo. El niño se entusiasmó mucho con la idea.
“Cuando ya estamos en El Salvador el me insiste ‘por favor préstamelo porque voy hacer un viaje en barco en el Pacífico, desde México hasta Nicaragua y quiero que el niño tenga esa experiencia’”. González asegura que Wysopal le dijo que no era mucho tiempo, porque la travesía la haría en dos meses, a la vez el niño, muy entusiasmado le rogaba que lo dejara ir con su padre, hasta que ella terminó accediendo.
“No volverás a ver a tu hijo nunca”
La travesía de dos meses que Wysopal le dijo a González que haría en 2019, desde México hasta Nicaragua con Zachary, en efecto la hizo a finales del año. Sin embargo no desembarcó en Nicaragua con el niño. Lo hizo en Costa Rica, desde donde la llamó para pedirle que viajara a ese país con la niña. Ella se negó y le reclamó porque el acuerdo era que él traería de regreso al niño a San Juan del Sur.
Luego de la separación en 2013, González había decidido estudiar Administración Turística y Hotelera, y en 2019 estaba concluyendo sus estudios, soñaba con que su hijo le acompañara en la graduación.
Sin embargo, luego que ella se negó a viajar a Costa Rica y le exigió a Wysopal que le trajera de regreso a su hijo, este se molestó, “cuando yo le digo eso, él se enojó y perdió completa y totalmente la comunicación conmigo, me bloqueó, fue al finalizar el 2019, ya estaba lo del Covid y me dijo que yo no volvería a ver a mi hijo nunca” recuerda la madre de Zachary sin poder evitar las lágrimas por aquella lapidaria sentencia.
Luego de eso, Wysopal regresó a México con el niño. “Se lo llevó de nuevo de Costa Rica hacia México. Tardé mucho tiempo en averiguar dónde estaban porque yo perdí total comunicación con él, luego fue que me di cuenta que estaban en La Paz”, asegura Gonzáles.
Wysopal se había radicado en La Paz, una localidad mexicana ubicada en Baja California Sur. Vivía en su velero con su hijo.
Desde entonces ella no ha vuelto a ver a su hijo, aunque después de un tiempo empezó a comunicarse con él vía Messenger, para ello tuvo que crear un perfil de la niña y enviarle solicitud de amistad a Wysopol, la que el finalmente aceptó.
Según la madre del menor, Wysopol le prestaba el celular por ratos a Zachary y él aprovechaba para mandarle mensajes y hacer videollamadas. Sin embargo, las conversaciones eran breves y se cortaban abruptamente por orden de él. “no le permitía hablar mucho conmigo, ni darme ninguna información de donde vivían” asegura González.
Belkis asevera que cuando empezaron a comunicarse, el niño le pedía que lo fuera a traer porque su papá lo trataba mal cuando se emborrachaba. “Yo le decía que buscara ayuda con las amistades de su papá, pero él me decía que no sabía en quien confiar” comenta González. Sin embargo, ella cree que con el tiempo la relación de Wysopal con su hijo fue mejorando, aunque seguía prohibiéndole que le contara detalles de cómo y dónde estaban viviendo. Ella intentó hablar con él muchas veces, pero el rechazaba las llamadas, “él nunca tomó ni una llamada mía, ni me respondió ningún mensaje “lamenta.
El angustiante periplo por recuperar a su hijo
“Inicié mi lucha de búsqueda, fui a Managua, a todos lados, fui a varias instituciones en busca de ayuda para recuperar a mi niño, fui a la policía, a la embajada americana y a otros lugares, el único lugar donde me recibieron la denuncia fue en el Ministerio de la Familia” narra González.
“El doctor Mario Blanco me tomó la denuncia; yo llevé todo, mensajes de texto, fotos, las notas de la escuela, todo tipo de pruebas que ellos me pidieron, él (Mario Blanco), mandó la denuncia internacional a México” relató.
La madre de Zachary asegura que a raíz de sus gestiones se logró entablar la denuncia internacional la que fue enviada desde el Ministerio de la Familia en Managua, hacia el Ministerio de Relaciones Exteriores de México, “se suponía que la policía los iba buscar mientras ellos estuvieran viviendo allá, pero nunca recibimos noticias desde el 2020 que se inició el proceso legal con las autoridades hasta la fecha”.
González lamentó la falta de diligencia de las autoridades competentes, pese a que ella insistía permanentemente sin tener respuestas.
Ella no descarta la posibilidad que el viaje en barco pudo haber sido planeado para evadir la justicia, ella cree que Wysopal podría estarse escondiendo. No obstante, también está consciente de que los designios de la naturaleza son impredecibles.
“Él va intentar retenerlo el mayor tiempo posible, él no tiene anda que perder, más que a Zachary, él, al ser una persona como es, sin Zachary es nadie, si se lo quitan no sé qué sería capaz de hacer, por eso pienso que él se aferra al niño y no lo quiere soltar” refiere esta madre que vive en permanente zozobra por la ausencia de su hijo.
Ella confiesa que nunca imaginó vivir esta situación. Solo había visto historias como estas en televisión, “pero la vida esa una caja de sorpresas y nunca sabés lo que te va tocar” reflexiona.
“Desde 2020 he venido viviendo ese calvario que hoy se hace peor, porque luego que la Marina estadounidense me contactó, sentí como que me arrancaron el corazón” dice compungida la madre de Zachary.
“El aquí era muy feliz, me hace tanta falta, anochezco y amanezco pensando donde estará”.
Sin embargo, confió en que su hijo aparecerá sano y salvo. “Él es un niño con un gran espíritu y regresará muy pronto con nosotros” concluyó González con las esperanzas a flor de piel.