José Antonio Flores: 50 años al cuido de los zapatos de los masayas

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Don José asegura que seguirá lustrando calzado en la ciudad de Masaya todos los años que “Dios le preste vida”. • Foto: Onda Local

A un costado de donde funcionaba la Cruz Roja Nicaragüense de Masaya ahora renombrada como Cruz Blanca, se ubica un puesto de zapatería, su propietario es José Antonio Flores Moreno, un ciudadano de 63 años de edad quien por más de cinco décadas se ha dedicado a este oficio para sacar adelante a su familia.

Cuando Flores  cumplió 10 años inició a trabajar como lustrador  de zapatos en la ciudad de Masaya. Cuenta que creció entre limitaciones económicas y nunca logró asistir a una escuela al igual que sus otros dos hermanos. Sin embargo, reconoce que la vida le dio la oportunidad de trabajar y ganarse “la comidita” con su propio esfuerzo. 

Flores se muestra en todo momento agradecido y feliz. Asegura que aunque la vida le dio poco, tiene lo justo y necesario para sobrevivir mientras espera su “día final”, en referencia a su muerte.

“Tengo mi esposa, mis hijos, mis nietos. Mi esposa tuvo 5 hijos, cada uno es adulto y tiene su familia; mi esposa y yo tenemos nuestro ranchito (hogar) para mientras mi Señor (Dios) nos manda a traer, porque nadie es eterno en esta tierra”, relata.  

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“La zapatería rodante”  

Flores narra que inició como lustrador de zapatos en la antigua estación de buses de Masaya donde se ganó la amistad y fidelidad de muchos clientes, pero cuando en 1990 el gobierno municipal trasladó esta terminal al actual Mercado Ernesto Fernández, él también decidió moverse. Describe que su negocio ha sido una  “zapatería rodante”. 

El reconocido zapatero estuvo por muchos años en ese mercado, exactamente en la parada de los buses que viajan de Masaya a Tipitapa hasta que varios clientes y amigos lo animaron a reubicarse cerca de la extinta Cruz Roja Nicaragüense, donde actualmente ofrece sus servicios desde hace más de 10 años. “Me convencieron y me dejé venir”, recuerda.

Asegura que lustrar zapatos “no tiene ciencia” y que “solo con ver se aprende”. A su criterio, la necesidad y el amor al trabajo lo hicieron una persona “fuerte e independiente” para sobrevivir a las dificultades económicas que ha enfrentado con su familia. 

“El éxito de todo trabajo está en la oración a Dios, para que él bendiga nuestro trabajo, o nuestros negocios.En segundo lugar,uno debe hacer lo mejor que pueda su trabajo, sea cual sea el oficio, y en tercer lugar hay que darle una buena atención al cliente, ese es el éxito, ahí está la clave de cualquier negocio”, expresa con orgullo. 

Flores asegura que sus clientes más conocidos son “comerciantes, taxistas y quienes llegan hasta la Cruz Blanca a hacer exámenes”. 

Lustrar un par de zapatos cuesta 20 córdobas e incluye una plática amena con Flores. Sus clientes se despiden agradeciendo por el servicio amable y de calidad que recibieron. “Como dicen los chavalos, ‘chajin, chajín’, así salen mis clientes”, afirma. 

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Los mensajes bíblicos y su fe en Dios 

Todos los días, Flores debe armar y desmontar su pequeño negocio. Asegura que a diario deja guardadas todas las herramientas de trabajo en la renombrada Cruz Blanca, institución que le abrió las puertas para dejar sus materiales desde hace 10 años cuando era Cruz Roja.

Flores también dedica mensajes de esperanza a sus clientes. A pesar de sus limitaciones aprendió a leer y escribir, y a diario en su negocio cuelga y exhibe carteles o letreros con mensajes bíblicos y enseñanzas de Dios.

“A mí me gusta estar leyendo la Biblia y me deleito con la Palabra de Dios y de esa manera también le sirvo al público”, reconoce.    

Agrega que sus carteles están llenos de “textos bíblicos” que sirven para “recordarle al público que Dios es amor, que les cuida, les guarda (y) les bendice”. Además, asegura que para él no existe mayor satisfacción que dejar un mensaje de Dios en cada persona. “Es algo grandioso que sale de mi corazón con la ayuda del Señor”, expresa.   

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