El grito persiste ¡Ni una menos!

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El régimen de Daniel Ortega liberó, bajo la figura de “régimen de convivencia familiar” a 1,500 reos comunes con sentencia firme. • Foto: Duyerling Ríos / Onda Local

Cada hora más de cinco mujeres o niñas son asesinadas en el mundo a manos de hombres cercanos, parejas, exparejas, parientes, novios, vecinos, conocidos, etc. Las parejas y exparejas son los principales perpetradores de femicidios, reportó ONU Mujeres.

En Nicaragua, en lo que va del 2024, se contabiliza el asesinato de 43 mujeres, esta cifra incluye a ocho mujeres que fueron asesinadas en el extranjero, asegura la organización Católicas por el Derecho a Decidir.

Lo que más preocupa de esta situación de violencia que viven las nicaragüenses, es la impunidad que reina en la mayoría de los casos, la falta de políticas de prevención, la creciente inseguridad y la cantidad de niñas, niños y adolescentes huérfanos producto de la violencia machista.

Durante la primera quincena de mayo, la policía orteguista aseguró haber capturado a 414 hombres, a quienes se les imputó delitos de violación y abuso sexual. En este mismo período, la institución policial recibió 453 denuncias por violación y capturó por ese delito a 232 hombres. Además, se registraron 377 denuncias por abuso sexual y fueron capturados 182 sospechosos.

Pese a estas cifras el pasado 29 de mayo de 2024, el régimen de Daniel Ortega liberó, bajo la figura de “régimen de convivencia familiar” a 1,500 reos comunes con sentencia firme.

En distintas ocasiones, organizaciones feministas han criticado esta acción, porque consideran que es un detonante de la inseguridad en el país y un peligro para la vida de las mujeres, dado que, de acuerdo a reportes periodísticos, varias personas liberadas anteriormente han reincidido en la comisión de delitos graves, incluyente violación, abuso sexual y femicidio.

En Nicaragua, la violencia contra las mujeres ha generado mucha preocupación en los últimos años. Los femicidios, son el reflejo de la violencia extrema contra las mujeres y el principal indicador de las profundas desigualdades y la cultura de la violencia de género que existe en el país y en el mundo.

Aunque en Nicaragua existe la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, Ley 779, su aplicación es una deuda pendiente. A esto se suma, el desmantelamiento, cierre y confiscación de organizaciones feministas, que brindaban acompañamiento a mujeres víctimas de violencia, el acceso a una red de apoyo que incluye espacios de refugio, asistencia legal y psicológica, y protección efectiva contra los agresores.

La Articulación feminista de Nicaragua, señala que alterno a la violencia que viven las mujeres la dictadura de Daniel Ortega también las persigue. “Al menos 25 mujeres están presas por ser críticas, otras tienen que acudir diariamente a las estaciones de policía a firmar bajo amenazas, a decenas se les ha impedido entrar a su país sin ninguna explicación y a más de 50 mujeres se les ha quitado su nacionalidad”.

Ante un Estado que no asume su responsabilidad en materia de protección y políticas públicas, en cada cuidad, municipio, barrio y comunidad, tenemos el deber social de denunciar la violencia, no normalizarla y asumir cambios personales.

No basta con solo indignarse, también hay que actuar, porque mañana puede ser tu hermana, madre, tía, hija, amiga, y no queremos ni una menos en Nicaragua.

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