Intimidación Orteguista alcanza a familiares de periodistas en el exilio

La persecución, intimidación y hostigamiento de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra personas periodistas y comunicadores independientes, no solo persiste, sino que se extiende hacia sus familiares.

Así lo refleja el más reciente informe trimestral de la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED), dado a conocer este jueves 10 de julio, el que documenta 40 casos de violaciones a la libertad de prensa en Nicaragua ocurridas en el periodo de abril a junio de 2025.

Entre las consecuencias del hostigamiento, FLED refleja en su informe que, en este periodo, cuatro periodistas más se vieron obligados al exilio, elevando a 293 la cifra de hombres y mujeres de prensa que han huido de la persecución dictatorial desde 2018.

En lo que respecta a familiares de comunicadores como víctimas del asedio, el informe recoge testimonios de periodistas en el exilio cuyos parientes en Nicaragua, son vigilados, intimidados y amenazados ante la ausencia de la persona objetivo.

“El gobierno de Nicaragua y sus estructuras de fanáticos han extendido las amenazas contra la libertad de prensa sin importar la ubicación geográfica de los periodistas ya que, si están fuera, arremeten en contra de los entornos familiares” afirma FLED.

Entre los testimonios reflejados en el informe están el de una periodista en el exilio quien asegura que el pasado mes de abril, su familia en Nicaragua, “fue objeto de vigilancia por parte de civiles armados vinculados al partido sandinista”, asimismo asevera que el asedio incluyó actos de hostigamiento e intimidación en los alrededores de la vivienda familiar, generando un fuerte impacto emocional en sus familiares.

FLED destaca también como relevante el aumento de la autocensura entre periodistas exiliados, “ante el recrudecimiento de represalias contra sus familiares en Nicaragua, especialmente durante los meses de abril y mayo de 2025. De igual forma explica que dicha autocensura se manifiesta no solo en la decisión de no publicar sobre la situación sociopolítica del país, sino también en evitar acciones tan mínimas como dar "me gusta", comentar o compartir contenidos de medios independientes. “Incluso, en algunos casos, se abstienen de interactuar en redes sociales con sus propios familiares para no ponerlos en riesgo, reflejando el nivel extremo de vigilancia e intimidación que se ha impuesto más allá de las fronteras nicaragüenses” analiza el informe.

Lo anterior se refuerza, afirma FLED, con un visceral discurso de odio que sale de la voz de voceros y aduladores, que utilizan los espacios de los medios propagandísticos del régimen para estigmatizar al periodismo independiente con calificativos como “enemigos del pueblo”.

Persecución transnacional de la dictadura enciende las alarmas

Otro aspecto que destaca el informe es el incremento de la violencia transnacional que la dictadura ejecuta contra personas opositoras en el exilio. El más reciente hecho de sangre fue el asesinato del militar en retiro, Roberto Samcam, cuyo acontecimiento, ha provocado un profundo impacto

entre periodistas nicaragüenses en el exilio, “en particular entre quienes han mantenido una postura crítica contra el gobierno desde fuera del país” advierte FLED.

En ese sentido agrega que: “Ante el incremento de la percepción de riesgo, un grupo de periodistas exiliados ha comenzado a gestionar trámites para reubicarse en países considerados más seguros, como España” y añada que esta decisión surge del temor creciente a que las redes de vigilancia y persecución de la dictadura Ortega Murillo estén cruzando fronteras, extendiendo su alcance incluso en territorios de acogida.

El informe reitera que la cobertura noticiosa dentro del país se ha visto seriamente restringida en los últimos tres meses. La vigilancia constante hacia los familiares de periodistas, el hostigamiento policial durante las coberturas y las represalias directas han obligado a muchos comunicadores a modificar o abandonar su labor informativa”.

FLED concluye que el ejercicio del periodismo independiente en Nicaragua ha dejado de ser únicamente una vocación y que este se ha convertido en un acto de resistencia y supervivencia. “En un entorno marcado por la vigilancia constante, la inseguridad económica y el temor a represalias, muchos comunicadores han optado por operar en silencio: ocultan su identidad profesional, limitan su exposición pública y desarrollan su labor informativa desde las sombras” reseña el documento, el que a la vez destaca que esta forma de ejercer el oficio responde tanto a la necesidad de protegerse como a la voluntad de seguir informando, aún en condiciones adversas.

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