Agricultura afectada por lluvias irregulares en Centroamérica

La temporada lluviosa de 2025 en Centroamérica ha sido atípica en comparación a las normas históricas de la región, lo cual ha tenido sus efectos en diferentes zonas agrícolas, especialmente aquellas dedicadas a cultivos básicos como el maíz y el frijol.

Tras un inicio de año condicionado por un breve efecto del fenómeno La Niña, la rápida transición a condiciones ENSO (El Niño - Oscilación del Sur) neutrales dejó a la región expuesta a patrones locales impredecibles. El resultado ha sido un panorama de contrastes, mientras en algunas zonas la lluvia ha escaseado, en otras los aguaceros intensos provocaron inundaciones y deslizamientos, durante ciertos periodos del año.

Comportamiento de la lluvia en la región

Entre julio y agosto, meses críticos para la agricultura, amplias franjas del Pacífico y el Corredor Seco registraron precipitaciones por debajo de los promedios históricos. El déficit amenaza los cultivos básicos, eleva los riesgos de seguridad alimentaria y pone presión sobre comunidades que dependen de la agricultura de subsistencia.

  • En Guatemala, durante julio, los acumulados de lluvia fueron inferiores a los 300 mm en gran parte del país, excepto en el norte, la Franja Transversal del Norte, el Caribe y la Bocacosta, donde sí se alcanzaron entre 700 y 850 mm. Esto dejó cuantiosas áreas del Pacífico bajo estrés hídrico, indica el Informe del Sistema de Monitoreo de Cultivos.
  • Reportes regionales del monitoreo climático indican que muchas zonas del norte de Centroamérica sufrieron condiciones más secas que el promedio.
  • Según la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica), datos acumulados de los últimos 90 días hasta septiembre 2025, se registraron déficits pluviométricos superiores a 100–200 mm en el centro y norte de Guatemala, sur y occidente de Honduras, este de El Salvador, sur y occidente de Nicaragua, norte de Costa Rica y gran parte de Panamá.
En este mapa se evidencia, en tonalidad roja, las zonas de Centroamérica donde se ha registrado únicamente del 45 al 60 por ciento de la lluvia usual del periodo. Fotografía / UCSB/USGS/FEWSNET

Según FEWS NET (Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna), en su informe de Monitoreo Remoto del 26 de agosto 2025,  “la disminución de lluvias podría continuar afectando las zonas de cultivo de la temporada de Primera, principalmente en las zonas del Corredor Seco de Centroamérica. El pronóstico para la primera semana de septiembre muestra también condiciones secas que podrían retrasar las actividades de siembra de la temporada de Segunda. Las altas temperaturas podrían aumentar y extender a otras áreas la presencia de plagas y enfermedades en los cultivos. La reducción de las lluvias podría generar problemas de estrés en las plantaciones, si las temperaturas diurnas aumentan considerablemente y no se cuenta con sistemas de riego”.

Informes de campo reportan un estancamiento en el crecimiento de cultivos, muchos de los cuales están por llegar al punto de marchitez permanente, principalmente en áreas del Corredor Seco. Fotografía / Painani

Perspectivas de precipitación para los meses de septiembre y octubre

En términos generales, se espera que septiembre y octubre de 2025 en Centroamérica transcurran bajo condiciones ENSO-neutrales, con cierto riesgo de que emerja un breve episodio de La Niña. Los modelos estacionales indican que la región podría registrar precipitaciones cercanas o ligeramente por debajo del promedio, especialmente en el Pacífico.

No obstante, el panorama no es uniforme. Zonas puntuales, como partes del suroeste de Guatemala, sur de Nicaragua, El Salvador, Costa Rica y Panamá, podrían recibir lluvias intensas en eventos de corto plazo (75–200 mm), lo que elevaría el riesgo de inundaciones repentinas y deslizamientos. La combinación de irregularidad en los temporales y la variabilidad local impone una situación que requiere monitoreo constante.

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