“La Kukamonga”, entre accidentes, oraciones y situaciones paranormales

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La Kukamonga está compuesta por curvas, laderas a un extremo y enormes abismos al costado contrario. • Foto: Onda Local

La Kukamonga es una cuesta de 4,5 kilómetros de largo, ubicada a 19 kilómetros al norte de la ciudad de Estelí, en esta pendiente sinuosa han perdido la vida decenas de personas en accidentes de tránsito. La zona está envuelta de relatos paranormales.

En la cuesta se reportan entre uno y tres accidentes  semanales, la mayoría terminan cobrando la vida de 2 o 3 personas, según los registros policiales de Estelí, mismos que señalan que los accidentes reportados representan el 10% del total de todo el departamento.

Los datos policiales muestran que las causas principales de los accidentes de tránsito son las malas maniobras, conducción temeraria, desconocimiento de la peligrosidad de la pendiente, aventajar en las curvas y fallas mecánicas, principalmente de los furgones. 

Estudiosos de la historia indican que el nombre de “La Cucamonga” significa “lugar de los pueblos donde salen las aguas” o incluso podría traducirse como “el punto de partida de las aguas”. Indican también que este nombre se lo asignó el ingeniero John Alexander Rein, uno de los norteamericanos que trabajó en las obras de construcción de la carretera Panamericana.

Un escrito del académico Uriel Sotomayor compartido por el historiador Jairo Gámez, señala que las personas que habitaban la zona en ese tiempo optaron por escribirlo como “Cuesta La Kukamonga”, por considerar que fueron los pueblos cercanos los que al final le pusieron el nombre.  

Accidentes fatales por imprudencia de conductores

Respecto a los constantes accidentes que se registran en la cuesta, el transportista Luis Enrique Martínez, de 63 años, mismo que acumula 40 años de ser conductor de un bus de transporte colectivo entre Estelí y Ocotal, considera que muchos de los accidentes se dan por irresponsabilidad. 

“Hay en parte irresponsabilidad de los conductores que aventajan en las curvas de esta cuesta, otros manejan borrachos y muchos de los buseros viajan sobrecargados de pasajeros. Los choferes de furgones abusan al descender en cambio alto y después quieren pasar a cambios bajos, pero ya la máquina no les responde”, describió Martínez. 

Agregó que ya ha sido sorprendido por furgoneros aventajando en las curvas de La Kukamonga.

Uno de los accidentes que más han marcado a los habitantes de la zona norte de Nicaragua, fue el ocurrido el 27 de julio del 2022, cuando el conductor de un bus, quien, hacía su primer viaje a esta zona desde Managua, iba sobrecargado con 89 pasajeros, en su mayoría migrantes de Venezuela, Cuba y Haití, y por descender a exceso de velocidad se fue a un abismo pues no logró frenar ni controlar a tiempo la unidad en la peligrosa bajada. Ahí fallecieron 16 personas, 12 de ellas eran venezolanas.

“La mayoría de los accidentes que ocurren en La Kukamonga es porque los conductores de camiones y buses viajan sobrecargados y bajan la cuesta a alta velocidad, por lo que cuando quieren usar los frenos, estos ya no le funcionan”, aseguró José Luis Fajardo, conductor por muchos años de un camión arenero que viaja a diario a la ciudad de Ocotal. 

Oraciones no han faltado 

Conductores que transitan a diario por la cuesta rezan  en voz alta y se persignan, otros oran en silencio mientras van en sus vehículos. Antes del 2018, varios sacerdotes católicos y pastores evangélicos realizaron peregrinaciones y pedían por el descanso de las almas fallecidas.

“Oramos por las almas que quedaron en pena y que no descansan porque no pudieron regresar a sus hogares, donde los esperaban sus seres queridos”, dijo en una oportunidad un pastor de una Iglesia evangélica de Somoto.

“ (...) es un paso terrible si no se maneja con mucho cuidado”, dice Víctor Méndez, miembro de la Iglesia Ministerio Cristo Viene, y quien ya ha viajado a orar por las almas de los fallecidos en La Kukamonga. 

La cuesta de la Kukamonga también está  envuelta en relatos de apariciones de sombras y manifestaciones paranormales.

 “A mi ya me pasó, aunque no me lo crean, iba de Somoto para Estelí, a eso de las seis de la tarde y esta brisando, vi a una mujer descalza, piel blanca y cabello largo negro, caminar a orillas de la panamericana en la cuesta La Kukamonga, y me detuve para darle raid pero cuando quise ver por los espejos no estaba, salí volado hasta llegar a la Escuela de Agricultura de Estelí”, narra Luis Alberto Torres.

La responsabilidad en la conducción de vehículos es la clave para evitar que La Kukamonga acumule un mayor número de fallecidos, y para que disminuya el número de familias que lamentan la muerte de sus seres queridos. 

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