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Justicia para Matt Andrés Romero

Ricardo Borge | 24 Sep 2023

Justicia para Matt Andrés Romero

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Matt Romero tenía 16 años de edad cuando fue asesinado durante una marcha contra la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua. • Foto: Onda Local

El 23 de septiembre de 2018, las fuerzas represoras de la dictadura de Daniel Ortega, asesinaron a Matt Andrés Romero, mientras participaba en una marcha. El adolescente de 16 años salió de su hogar para exigir justicia y la liberación de las personas presas políticas. Ese día, una nube de gases lacrimógenos cubría el sector de Las Américas 3. Las caravanas policiales y de paramilitares cerraban el paso a las personas manifestantes.

Lee: La masacre del día de las madres en Nicaragua

Romero es la última víctima mortal en el contexto de las protestas de 2018. Él recibió un disparo en la parte izquierda de su tórax. Otras cinco personas resultaron heridas por impactos de bala de AK-47, según reportes de organismos de derechos humanos.

Recuerdos de la infancia de Matt Romero       Fotografía / Cortesía

Matt nació el 14 noviembre de 2001 en Managua, la capital de Nicaragua. Vivió en el Barrio Larreynaga, en el Distrito IV de Managua. Su mamá, Tania Romero, lo recuerda como “el indomable de la casa” y un “estudiante dedicado” que no se le corría a las matemáticas.

Su niñez la vivió rodeada de primos. Su familia materna estuvo al cuidado de la crianza de Romero, ya que su mamá trabajaba como conserje en una institución pública, lo que no le permitía estar en casa.

Bajo la crianza de su abuela Matt aprendió a elaborar y vender nacatamales. Su abuelita lo recuerda como “un niño obediente y disciplinado”. A Matt le apasionaba el fútbol, un deporte que ha ganado terreno en Nicaragua y que busca destronar al beisbol como deporte Rey.    

El estallido social del 18 de abril de 2018, surgido a raíz de unas reformas al sistema de seguridad social. Luego de las primeras víctimas, se produjo un estallido social que exigía justicia, libertad y la dimisión del matrimonio presidencial conformado por Daniel Ortega Saavedra y Rosario Murillo.

Tania dice que su hijo Matt, al ver tanta represión y violencia, le preguntaba: “¿Por qué están haciendo eso?”. “Es lo que provocaba la ambición y amor al poder”, le respondía ella.  

Matt, quien cursaba el décimo grado de secundaria, se llenó de indignación y decidió ser parte de la lucha. La primera manifestación a la que se sumó fue una de las tantas que se dirigió a la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI). Esta marcha recorría la Pista Juan Pablo II, exactamente en los semáforos de Larreynaga y se dirigía hacia la Rotonda de Bello Horizonte de Managua. La casa de Matt estaba a pocas cuadras del lugar, por lo que junto a un primo y algunos vecinos se unió a la multitudinaria manifestación con su pañuelo azul y blanco y una botella con agua.

Mural en homenaje a Matt Andrés Romero Mesa 

Tania menciona que cuando su hijo se despedía para ir a protestar, le pedía “que tuviera mucho cuidado, porque esa esa gente, en referencia a la policía y turbas del Frente Sandinista de Liberación Nacional -FSLN-, eran malos.  

El temor de Tania Romero no era en vano, entre los meses de abril y septiembre de 2018, unas 355 personas nicaragüenses, entre niños, adolescentes, estudiantes universitarios y campesinos, fueron asesinadas en el contexto de las protestas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH. Daniel Ortega perpetró una masacre en contra de un pueblo desarmado que se manifestaba pacíficamente en las calles del país, añade. Todos los crímernes de Daniel Ortega cometidos ese año siguen en la impunidad. Las investigaciones de organismos internacionales de derechos humanos responsabilizan a Daniel Ortega, Rosario Murillo y mandos policiales como responsables de crímenes de lesa humanidad.  

Tania Romero, madre de Matt Andrés, sigue su lucha para alcanzar justicia por el asesinato de su hijo.      Fotografía / Oscar Navarrete

El día que se derrumbó el mundo de la familia Romero

Ese domingo 23 de septiembre de 2018, a través de las redes sociales y los medios de comunicación independientes se convocaba a una manifestación más. La policía orteguista a través de sus voceros en Plaza El Sol, ya habían prohibido de facto todo tipo de concentración y manifestación ciudadana. Sin embargo, la población autoconvocada asistió a la que fuera llamada como: la marcha “Somos la Voz de los Presos Políticos”.

Tania dice que ese día, su hijo se levantó, se alistó y le dijo: “voy a ir a la marcha mamá”. Ella tenía una corazonada y no quería dejarlo ir. Finalmente, le recordó de la maldad con la que actuaban paramilitares y policías.

La marcha fue convocada a las nueve de la mañana en los semáforos del Mercado El Mayoreo, pues algunos puntos emblemáticos como el paso a desnivel en Rubenia o la Rotonda Jean Paul Genie estaban cercados de policías y parapolicias. El periodista Winston Potosme, se dirigía hacia el punto de concentración, sin embargo, otros colegas le comunicaron que la marcha se había desviado al interior de los barrios aledaños al Mercado Iván Montenegro.

Potosme recuerda que en las calles de La Colonia 9 de junio las personas manifestantes buscaban burlar el asedio policial que pretendía impedirles que marcharan. La zona estaba rodeada por turbas, policías y motorizados armados que vestían prendas alusivas al FSLN.

Alrededor de las 11 de la mañana el caos estalló en la zona, los simpatizantes de Ortega iniciaron con la cacería y dispararon sin remordimiento a la población nicaragüense que participaba en la marcha. Potosme logró distinguir cómo estaban distribuidos los armados. Al frente se encontraban los grupos parapoliciales disparando con fusiles y armas de bajo calibre. Detrás de ellos, las patrullas policiales con agentes de la Dirección de Operaciones Especiales, DOEP.

El periodista Winston Potosme fue una de las personas heridas ese día, recordó que muchas personas lograron resguardarse en casas que abrieron sus puertas ante la cacería que estaba perpetrando el régimen y sus grupos armados.

Matt fue trasladado en una moto al Hospital Alemán Nicaragüense              Fotografía: Oscar Sánchez  

Decenas de manifestantes transitaban por el barrio Las Américas 3 cuando fueron emboscados por los grupos armados que eran acuerpados por la Policía Nacional. En la calle El Tamarindo, el caos también se desató. Matt era acompañado por su primo de 15 años, quien relató a sus familiares que Matt Andrés le pidió correr y resguardarse en un lugar seguro. Testigos contaron que el adolescente en un intento por rescatar a una mujer que había sido baleada fue el blanco de un paramilitar.

Matt Andrés Romero murió como héroe en las calles del Distrito VI de Managua. Varios jóvenes, en un intento por salvarle la vida, lo trasladaron en motocicleta hacia el Hospital Alemán Nicaragüense, pero fue imposible, falleció en cuestión de minutos. El día que lo asesinaron a su sobrino Matt, Dilcia Romero, se encontraba en una actividad de una iglesia evangélica. Su teléfono celular tenía varias llamadas perdidas. Ella nunca imaginó que el intento de sus vecinos por comunicarse era para darle la fatal noticia.

Rosa, la abuela de Matt, estaba en casa invadida de angustia y dolor. En la televisión y redes sociales, se informaba del asesinato de un joven. Las descripciones hacían indicar que se trataba de su nieto Matt Andrés.

En el Hospital Alemán Nicaragüense emitieron una constancia de defuncion escueta. Los familiares de Matt Romero se negaron a que le realizaran autopsia, pues la creían innecesaria

En el hospital declararon muerto a Romero a las 11:45 am. Tania, madre del joven, pidió que le entregaran el cuerpo de su hijo. Pero tuvo algunos inconvenientes, ya que,  agentes policiales le indicaron que el cuerpo debía ser llevado al Instituto de Medicina Legal, IML, para realizarle la autopsia.

Romero Largaespada les dijo que esa autopsia no era necesaria porque Matt murió por un disparo que los mismos paramilitares le habían dado”. 

En el ataúd de Matt Romero fue colocada la bansdera Azul y Blanco.        Fotografía / Oscar Navarrete 

Tania Romero por ser trabajadora del Estado, recibió un ataúd por parte de la entidad en la cual laboraba, sin embargo, Dilcia Romero afirma que la familia compró su propio ataúd en el cual velaron y sepultaron al adolescente.

El velorio fue asediado por al menos ocho patrullas policiales, Dilcia asegura que no tenían miedo. El ataúd de Matt fue envuelto con una bandera azul y blanco, la misma que había puesto en su cuello los últimos cinco meses. En su funeral, la presencia policial también fue notoria, hasta el cementerio Milagro de Dios las patrullas asediaron la despedida que realizaban familiares, amigos y manifestantes azul y blanco.

El funeral de Matt Romero se convirtió en un grito de indignación, justicia y libertad 

Fue despedido por amistades, compañeros de clases, familia y cientos de nicaragüenses que a lo largo de los últimos meses formaban parte de los movimientos autoconvocados. Matt Romero fue despedido con la entonación multitudinaria del Himno Nacional de Nicaragua.

Policía dijo que fue un fuego cruzado

La misma tarde el domingo 23 de septiembre, la Dirección de Relaciones Públicas de la institución policial, informó del fallecimiento de Matt Andrés y en un intento por librarse de responsabilidad afirmó que el asesinato fue resultado de un fuego cruzado “iniciado por grupos delincuenciales de la oposición”.

Winston Potosme está consciente que muchos periodistas nacionales e internacionales documentaron aquel ataque y detalló que este “ya estaba planificado”, pues mientras él buscaba un lugar donde estacionar su vehículo pudo fotografiar a motorizados acompañados de policías que se ubicaban en puntos estratégicos para rodear a los manifestantes.

La familia de Matt nunca creyó la versión policial, pues el adolescente siempre salía de su hogar con una botella de agua en su mochila y una bandera de Nicaragua en sus manos. Dilcia, asevera que solamente cree en lo que su hijo, en ese entonces de 14 años, relató.

En el funeral del adolescente, sus amigos y vecinos lloran al momento que desciende su ataúd.     Fotografía / Oscar Navarrete.

Según el primo de Matt Andrés, los paramilitares iniciaron arrojando piedras a la multitud lo que culminó en disparos desperdigados, pero con el objetivo de dar a quienes se manifestaban pacíficamente.

Potosme relató ese día como caótico, la policía andaba dispersa por toda la zona apresando a los autoconvocados y sacándolos de las casas que habían refugiado a muchos de estos. El periodista considera que, de no haber existido esta solidaridad de los habitantes de la zona, la cifra de heridos y asesinados hubiera sido mayor.

La impunidad continúa

El 17 septiembre 2019, días antes del primer aniversario del asesinato de Matt, inicio el asedio hacia la familia del adolescente. Con su muerte, su familia inició a vivir un drama que nunca esperaron. La impunidad aún permanece, ni los policías ni los paramilitares que asesinaron a Romero han sido llevados a la justicia para que paguen por el delito.

La familia Romero desde entonces ha denunciado nacional e internacionalmente este crimen de lesa humanidad, sin embargo, cinco años después no reciben la justicia que tanto anhelan. El asesinato de Matt Andrés fue la última muerte documentada en el contexto de las manifestaciones pacíficas de autoconvocados que se oponían al régimen de Daniel Ortega. 

Sepultura de Matt Romero

Organismos de Derechos Humanos documentaron alrededor de 355 asesinatos perpetrados por la policía y simpatizantes sandinistas. Ninguna de estas muertes ha recibido justicia, sin embargo, sus familiares hasta la fecha son víctimas de asedio y persecución. Francisca Machado, presidenta de la Asociación Madres de Abril (AMA) y madre de Franco Valdivia, también asesinado durante las protestas en Estelí, aseguró a Onda Local que “a pesar de la impunidad que se ha mantenido en Nicaragua por los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Daniel Ortega y Rosarillo Murillo, las madres y familiares de AMA seguiremos demandando justicia sin impunidad”.

“A pesar de todos los intentos fallidos y prácticas de borrón y cuenta nueva, para nosotras no existe eso y nunca desistiremos. No olvidamos y exigimos justicia a cinco años de los crueles asesinatos de nuestros hijos, sabemos que existirá justicia más temprano que tarde habrá justicia en Nicaragua porque no hay mal que dure cien años”.

Tania Romero abraza una fotografía de su hijo Matt.        Cortesía / Jorge Ortega

Esta impunidad existente en Nicaragua es considerada por Jhoswell Martínez, presidente de la Asociación Intercultural de Derechos Humanos (ASIDEHU), como un “descontento crítico de parte de la sociedad nicaragüense, así como un desacierto y desconfianza ante el sistema de justicia en Nicaragua”.

Este defensor de derechos humanos considera que cada día que pasa una familia más se rinde de esperar justicia, porque “muchas familias ya no confían en los sistemas internacionales porque no son tan efectivos cuando se aplican en la práctica”.

Después del asesinato de Matt Andrés Romero, el 23 de septiembre de 2018, la dictadura de Ortega dio un paso más firme al impedir todo tipo de manifestación pública. Los arrestos, desapariciones forzadas y exilio incrementaron.

Hay muchas muertes en las celdas del régimen y fuera del país que también pesan sobre los hombros del régimen y que muchos nicaragüenses esperan reciban la justicia que se les debe hasta el momento.

En homenaje a Matt Romero

Rosa, Tania y Dilcia tienen la convicción que, más temprano que tarde, la justicia llegará para su pequeño. Matt Romero sigue ¡Presente, presente! 

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