Activistas de Europa en solidaridad con Nicaragua en la década de los 80 denuncian a la dictadura Ortega-Murillo

Con motivo de la huida del dictador Anastasio Somoza de Nicaragua el 17 de julio de 1979, "El Día de la Alegría", más de 400 personas de unos 20 países de Europa han firmado esta carta denunciando a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con la esperanza de que pronto se celebre un segundo Día de la Alegría.

Más de 400 personas europeas que en la década de los 80 colaboraron directamente con la revolución sandinista y se unieron para apoyarla, han firmado una carta condenando la creciente represión política y violencia del gobierno nicaragüense contra su propio pueblo.

La carta dice:

"Creíamos entonces, y seguimos creyendo ahora, que los abusos contra los derechos humanos cometidos por gobiernos autoritarios, como el actual régimen Ortega-Murillo, deben ser condenados y los autores de crímenes de lesa humanidad llevados ante la justicia".

La carta completa refuerza una declaración similar firmada por más de 500 activistas de Estados Unidos a principios de julio.

El número de presos y presas políticos que actualmente están bajo detención ilegal en Nicaragua ha aumentado a 140, incluidos 26 líderes prominentes de la oposición que fueron secuestrados/as violentamente desde junio de sus hogares. Este grupo más reciente incluye a seis personas que pretendían postularse a la presidencia, así como a feministas, defensoras de los derechos humanos, periodistas independientes, líderes estudiantiles, representantes empresariales y exdirigentes sandinistas de alto rango de la década de los 80. Están recluidos/as en cárceles secretas y no se les permite ningún contacto con sus familias o representantes legales, quienes temen por su seguridad, su integridad y sus vidas. Su secuestro de facto y desaparición, así como la continua represión y hostigamiento contra los grupos de oposición, han descartado cualquier posibilidad de elecciones libres y justas previstas para noviembre de 2021.

“Durante la última década y media, nos hemos sentido cada vez más descorazonados al ver cómo Daniel Ortega y Rosario Murillo han consolidado una dinastía familiar autocrática empeñada en mantenerse en el poder por encima de todo. Hemos visto cómo el régimen ha politizado totalmente las instituciones públicas, controlando todas las áreas del gobierno y socavado el estado de derecho", escribe el grupo de activistas de la solidaridad que, como trabajadores de la salud, maestros/as, escritores, artistas, recolectores de café y constructores, compartieron voluntariamente sus habilidades y sueños en comunidades de toda Nicaragua en la década de los 80.

"Es horrible ver que el proyecto único de Nicaragua se deteriora en una copia del mismo régimen que derrotó en 1979", dijo Jane Freeland, presidenta del Comité de Campaña de Solidaridad de Nicaragua en el Reino Unido entre 1997 y 2000, quien desarrolló materiales para la Campaña de Alfabetización de 1980 en la Costa Caribe.

Otras personas firmantes de la carta abierta manifestaron su consternación y enojo, señalando a Ortega como traidor a los principios de la revolución sandinista.

 

Rune Lea, un médico noruego que trabajó en un hospital en Bilwi entre 1985 y 1988, dijo:

"El VERDADERO espíritu del movimiento sandinista era la apertura a nuevas ideas y reflexiones, pero también la voluntad de admitir el fracaso. Desde hace años, Daniel Ortega ha traicionado este espíritu. Quienes antes trabajamos de manera solidaria podemos sentirnos traicionados/as, pero quien ha sido verdaderamente traicionada es la misma gente nicaragüense que creyó en el cambio positivo, la que erradicó la poliomielitis, mejoró la educación y mucho más".

"Estoy consternada de que el pueblo nicaragüense que nos inspiró a miles de nosotros/as como jóvenes, ahora esté siendo traicionado y reprimido por quienes se proclamaban sus líderes", lamentó Anne McClusky, integrante del Grupo Irlandés de Solidaridad con Nicaragua, Dublín de 1985 a 2000.

El guionista escocés Paul Laverty, cuyas películas ganadoras de la Palma de Oro de Cannes El viento que agita la cebada y Yo Daniel Blake, dirigidas por Ken Loach, comentó:

"Qué enorme tragedia humana que Ortega, Murillo y compañía todavía estén chupando poder y recursos con toda la atracción gravitacional de un agujero negro. Los agujeros negros sobreviven por su gula, absorbiendo las estrellas y los gases a su alrededor, hasta que sucede lo inevitable...".

La carta de los y las activistas europeos de la solidaridad se produce a raíz de la creciente condena mundial al régimen Ortega-Murillo y del fortalecimiento de las iniciativas de solidaridad con el pueblo nicaragüense dentro de Europa e internacionalmente, las cuales incluyen:

  • Una resolución del Parlamento Europeo sobre la situación en Nicaragua el 8 de julio, firmada por el 91% de las y los eurodiputados. La resolución exige sanciones selectivas inmediatas contra funcionarios/as del régimen Ortega-Murillo y la posible exclusión de Nicaragua del Acuerdo de Asociación UE-Centroamérica.
  • Declaraciones en las últimas semanas de gobiernos de toda Europa, incluidos los de España, Alemania, Francia, Reino Unido, Escocia, y Austria, exigiendo la liberación de todos los y las presos políticos, el fin de toda represión y elecciones libres y justas con observación internacional.
  • Una resolución, aprobada por la organización de estados americanos (OEA) el 15 de junio que podría desencadenar la suspensión de Nicaragua de la OEA.
  • Una carta firmada en julio por 140 intelectuales de izquierda de América Latina, entre ellos Pepe Mujica, expresidente uruguayo, y la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska, denunciando a los Ortega-Murillo como "autocráticos y autoritarios".
  • Restricciones de visas por el gobierno de Estados Unidos a 100 nicaragüenses afiliados a la Asamblea Nacional y al sistema judicial de Nicaragua.
  • Sanciones selectivas a personas adicionales por parte del gobierno de Canadá en respuesta a las continuas violaciones de derechos humanos en Nicaragua

Con la creciente presión a nivel internacional, y dentro de Nicaragua, los días de la dictadura Ortega Murillo están contados.

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