Ejército traspasa mando de Batallón Ecológico en Bosawás
- 13 Mar 2024
- 4:19 p.m.
Sin embargó el Batallón Ecológico del Ejército, en lugar de desarticular a las bandas de colonos armados, persigue, captura y acusa a comunitarios y líderes indígenas. • Foto: Ejército de Nicaragua
El jefe del Ejército de Nicaragua, al servicio de la dictadura Ortega Murillo, Julio Cesar Avilés, ordenó el traspaso de mando del Batallón Ecológico de Bosawás, el que estaba a cargo del coronel Román Espinoza Iglesias.
El cargo fue entregado este 11 de marzo al teniente coronel David Cedeño Hernández, quien fue nombrado por Avilés a través de la orden número 021/2024, según consta en nota de prensa difundida por la institución castrense.
El cambio de mando es parte del proceso de rotación de los oficiales del Ejército.
Espinoza Iglesias estuvo al frente del BECO, como es llamado el Batallón Ecológico, por un periodo de tres años.
Al entregar el cargo, Espinoza Iglesias manifestó que está seguro que Cedeño Hernández, “continuará fortaleciendo los niveles de seguridad existentes, el apoyo a nuestros hermanos productores, ganaderos, transportistas, comerciantes y población en general, le deseo mucho éxito en sus funciones”.
El militar no mencionó a los pueblos indígenas que ancestralmente habitan en las comunidades asentadas en el corazón de la reserva de biosfera.
Por su parte, Cedeño Hernández señaló que asume el cargo “consciente de los retos y desafíos que implica seguir garantizando la seguridad, tranquilidad y paz de la población que habita en el territorio de la Octava Región Militar”.
Misión incumplida
De acuerdo a la institución castrense el BECO tiene, entre otras misiones, “apoyar los esfuerzos interinstitucionales de prevención y sanción a delitos medio ambientales, restringir el acceso y asentamiento de colonos, traficantes de tierras y depredadores en áreas protegidas, particularmente en las zonas núcleo de BOSAWAS”.
Sin embargo, de acuerdo a denuncias de grupos ambientalistas y organizaciones indígenas defensoras de derechos humanos, esta unidad militar no cumple con esas tareas y lo que hace es proteger los intereses hegemónicos de la dictadura en la zona, intimidar, perseguir, acusar a comunitarios y líderes indígenas.
Ejército ignora a comunidades indígenas
Organizaciones derechos humanos y líderes indígenas de las comunidades asentadas en Bosawás, han denunciado en diversas ocasiones que el Ejército desoye la solicitud de apoyo de las comunidades indígenas para desarticular las bandas de colonos armados que asolan estas comunidades y que han dejado, en los últimos años, además del despojo de sus tierras, muerte y destrucción en varias comunidades principalmente de la etnia mayangna.
El 12 de marzo de 2023, unos 60 colonos fuertemente armados, ingresaron violentamente a la comunidad de Wilú, del Territorio Indígena Mayangna Sauni As. Como producto del ataque fueron asesinados cinco guardabosques comunitarios.
En esa ocasión el grupo armado irregular también quemó por lo menos 16 viviendas de la comunidad y mató varios semovientes.
A lo largo de la última década se han dado otros ataques similares como la masacre del cerro Kiwakumbaih, ocurrido el 23 de agosto de 2021, como resultado del ataque de colonos armados, 11 indígenas fueron asesinados.
Comunitarios acusados y perseguidos
Sin embargó el Batallón Ecológico del Ejército, en lugar de desarticular a las bandas de colonos armados, persigue, captura y acusa a comunitarios y líderes indígenas.
La madrugada del 13 de agosto de 2023, El BECO, en un operativo conjunto con la policía orteguista, capturó de manera violenta a cuatro guardabosques comunitarios de la zona mayangna Kahkah, también en Sauni As, según lo denunció en su momento la Plataforma de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes (INANA).
Los capturados, quienes, de acuerdo a comunitarios, se desempeñaban como guardabosques comunitarios, fueron trasladados a Managua y acusados por la Fiscalía de ser cabecillas de bandas delincuenciales.
El 5 de febrero pasado, los guardabosques fueron condenados a 22 años de prisión.
El régimen de Daniel Ortega, con el apoyo de los cuerpos armados, controla a su gusto y antojo las áreas de reserva del país, otorgando concesiones para la explotación minera y de bosques, vulnerando a la vez los derechos humanos de los pueblos originarios.