Movimiento campesino, una muestra fehaciente de que la unidad hace la fuerza

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Nicaragua no consultó sobre la aprobación de la Ley 840 a las comunidades indígenas Rama y Kriol • Foto: Onda Local

“No se desalienten, no dejen la lucha, ustedes lograrán una gran victoria en contra de ese proyecto. No permitiremos que se nos roben nuestros recursos naturales”, presagió la defensora de derechos humanos, Bianca Jagger, frente a una multitud de campesinas y campesinos que el 16 de agosto de 2017, asistieron a la marcha pacífica número 91 contra la construcción del Canal interoceánico de Nicaragua.

El campesinado escuchó, no desistió ni olvidó. Aquel 13 de junio de 2013, 61 diputados sandinistas, sin consulta alguna, aprobaron la “Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense Atinente a el Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructuras Asociadas”, conocida como la Ley 840.

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo había concedido al desconocido empresario chino Wang Jing la construcción del canal interoceánico, por un plazo de 50 años, prorrogables por 50 años más. Las falsas promesas del megaproyecto traían consigo la generación de 50 mil empleos directos, duplicar el PIB del país, la construcción de aeropuertos, puertos de aguas profundas, carreteras, puentes, una zona de libre comercio y desarrollo del turismo.

Pero lo que se viviría en realidad eran las amenazas de expropiaciones de tierras, destrucción de los recursos naturales, las afectaciones al medio ambiente, al Lago Cocibolca, comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes indefensa ante la inminente destrucción de sus territorios. Fue así como nació el Consejo Nacional en Defensa del Lago, la Tierra y la Soberanía Nacional; se organizaron más de cien marchas, se interpusieron 32 recursos por inconstitucionalidad, se introdujo una iniciativa ciudadana de ley para derogar la Ley 840 respaldada por 28 mil firmas ciudadanas. 

“Venimos a pie, a caballos, en motos, venimos por nuestra voluntad, no nos vamos a rendir”, gritó una mujer de El Almendro, en otra de las masivas marchas organizadas por el movimiento campesino.

Vivieron de todo. Se enfrentaron al Estado, a entes privados internacionales y nacionales para conservar sus territorios y sus bienes. En ocasiones les quitaron los camiones en los que se movilizaban a las marchas y a los dueños de buses que se ofrecieron a trasladarlos los amenazaron con quitarles la circulación; en cada retén policial fueron requisados y discriminados por ser campesinos, les pusieron “miguelitos” en las carreteras para impedirles ejercer el derecho a la libre movilización y finalmente los amenazaron con cárcel, los atacaron, algunos fueron desaparecidos, hubo quienes huyeron y se vieron obligados al exilio. Pero las voces no se callaron “Ortega vende patria”, exclamaron desde el exilio.

En esta experiencia de lucha aplica la enseñanza de que “no hay mejor lección que la experiencia vivida”. Campesinas y campesinos no desistieron en la lucha y la cosecha fue buena. El 8 de mayo de 2024, mediante trámite de urgencia, Daniel Ortega mandó a reformar la Ley 800 y derogó la Ley 840, quitando la concesión canalera a Wang Jing. Lo que confirma que el canal no tenía viabilidad técnica, financiera, ambiental, ni social.

Mónica López, abogada ambientalista y quien ha estudiado de manera minuciosa la Ley 840, reconoce que estos 11 años de lucha fueron posibles gracias a:  

  • Toda persona que fue a un plantón o a una marcha anticanal.
  • Todo el que denunció la concesión en sus redes sociales.
  • Quienes estaban preocupados por el lago Cocibolca y por Indio Maíz.
  • Quienes llevaron comida a una caravana campesina.
  • Las y los periodistas que reportaban cada protesta.
  • Quien estampó su firma en la iniciativa ciudadana de ley para derogar la Ley 840.
  • Los líderes comunitarios del movimiento campesino.
  • Las comunidades negras, ramas y kriol.
  • Abogados y científicos que preparaban ponencias y demandas.
  • El estudiantado que participó en los foros universitarios.
  • Quienes atendieron personas heridas por las balas de la policía.
  • Las personas religiosas que dieron aliento y protección en sus iglesias.
  • El que le hablaba a su vecino de las amenazas de confiscación masiva.
  • El que preparó volantes y fue a las calles a repartirlas.
  • Quienes hicieron mantas y pintas.
  • Defensores de derechos humanos que acuerparon las denuncias.
  • Quien dio alojamiento y comida a los líderes comunitarios.
  • El que participó en la recolecta para pagar los camiones.
  • Quienes abrazaban con admiración las marchas campesinas.
  • Quienes vieron que el agua dulce del Cocibolca valía más que mil canales.
  • Todas y cada una de las personas que se resistieron a la imposición de la concesión más vende patria de nuestra historia.
En el libro la “Ruta mafiosa” Umanzor López descubrió una red de 23 empresas en sociedades vinculadas a la concesión canalera, situadas tanto en centros financieros chinos como en otros países. Fotografía / Cortesía

Y es que así se derrotan tiranías. Con un pueblo unido, que se desprende de los intereses individuales por el bien común. Que dispone de sus habilidades, aprendizajes, conocimientos a la causa. Que no lucha por poder, sino por transformaciones y cambios desde la organización.

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