Crimen organizado surge ante falta de políticas públicas integrales

“A mí me gusta Costa Rica, lo malo es que se está poniendo demasiado peligroso”, contó *Katherine, una migrante nicaragüense que encontró en Costa Rica un lugar de refugio, tras haber huido de Nicaragua para preservar su vida. Sin embargo, el aumento en los casos de homicidios registrados en los últimos meses ha desatado preocupación en la sociedad costarricense y desafiando a las autoridades locales pues representa la inseguridad que actualmente vive este país centroamericano.

Según datos recopilados por el Ministerio de Seguridad Pública, los 655 homicidios registrados en septiembre pasado superaron la cifra de todo 2022 cuando se registraron 654 homicidios, que en ese tiempo era la mayor cantidad en la historia del país del país con una tasa del 12.6 por 100 mil habitantes.

“Costa Rica es un país que se está volviendo muy inseguro, la tasa de homicidio está aumentado exageradamente en comparación a años anteriores, existen sicarios en Costa Rica, si los buscas en redes sociales se están dando amenazas a la población, a través de rótulos, parece película, pero los mismos sicarios están imprimiendo y las están regando por todas las calles de cierto pueblos y barrios de la zona norte y sur del país diciendo que ‘el que sale a la calle después de tal hora los matamos’ o ‘policía que vemos, policía que desaparecemos”, expuso Jhoswell Martínez, presidente de Asociación Intercultural de Derechos Humanos (Asidehu).

“Todos los días tenemos un hito en cifras alarmantes”

Marcela Ortiz Bonilla, consultora en Seguridad y Prevención del Crimen Organizado, explicó que el problema de inseguridad que se vive en Costa Rica es un hecho sin precedente a pesar de que son por factores que se vienen arrastrando desde hace varios años.

“Todas las amenazas del crimen organizado que vivimos en Costa Rica son por falta de integración social, de inversión en educación y de oportunidades de empleo, todo esto ha detonado en los últimos años en una alarmante aumento de la violencia que lo vivimos todos los días con el aumento de los homicidios, que son el evento más grande”, indicó Ortiz. 

A su vez, mencionó que los migrantes en su ruta por llegar a Estados Unidos muchas veces pueden ser víctimas del crimen organizado que vive en Costa Rica.

“Lamentablemente somos una ruta, por lo tanto pasan por acá todos los migrantes que en algún momento pueden ser víctimas de la delincuencia y el crimen organizado, por ejemplo, en los delitos de trata y tráficos de personas, y también hemos escuchado que los migrantes son tomadas por el crimen organizado para transportar drogas, armas y otras actividades ilícitas”, remarcó Ortiz. 

La experta expuso que Costa Rica no solo está copiando el crimen organizado de otras naciones como México, sino que también “tenemos representación de los máximos carteles y eso pone en peligro a la ciudadanía, y a los habitantes del territorio nacional. Todos los días tenemos un hito en cifras alarmantes”, insistió. 

Aumento de la criminalidad común

Ortiz destacó también que lamentablemente así como ha incrementado los homicidios, la criminalidad común por robo o hurto no ha parado en Costa Rica.

“No se ha bajado los robos, asaltos, el delito común sigue en aumento y el crimen organizado viene a acelerar más la criminalidad y violencia en el país y pues se convierten en fenómenos criminales”, indicó la experta.

En esa misma línea, destacó que la nación del sur urge de políticas públicas a largo plazo en donde se involucren las diversas instituciones de gobiernos.

“Desde el ámbito de la salud, educación, trabajo, los sectores sociales, todos deben estar de la mano escribiendo una política pública nacional en seguridad y lograr ejecutarla al corto plazo (…) en estos momentos se necesita contrarrestar de manera inmediata la situación lamentable que estamos viviendo”, apuntó Ortiz.

Enseguida indicó que el crimen organizado no solo deja víctimas mortales sino que también “hay víctimas colaterales que lamentablemente tenemos todos los días desde niños, familiares y otras personas que se encuentran en el lugar de los hechos y ellos salen como víctimas colaterales que no tenían nada que ver con la situación”.