Amak, comunidad Mayangna afectada tras el paso de ETA

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Amak, capital de los pueblos indígenas mayangnas • Foto: Cortesía / Onda Local

Ha llovido sin parar durante tres días en la comunidad indígena mayagna de Amak, tras el paso del huracán ETA, convertido ahora en tormenta tropical. Amak es una de las 19 comunidades indígenas que conforman el territorio Mayangna Sauni Bu, las comunidades están asentadas a lo largo del Río Bocay.

La comunidad de Amak es considerada la capital de los pueblos indígenas mayangnas, aquí viven alrededor de ocho mil personas, unas 420 familias. Hay una iglesia católica y una iglesia morava que sirve como albergue a las personas que se han auto evacuado. 

Leopoldo Pineda Padilla, es líder de la comunidad, asegura que en un cerro al que llaman Colina de los Dioses están reunidos para buscar alternativas ante la situación que están viviendo. “Trasladamos a 85 familias que tuvimos que evacuarlos de una zona baja a una zona alta. Ahí hay una escuela antigua que utilizábamos, ahora nos sirve como albergue, son 6 aulas y la gente están ahí”.  

Imágenes de la comunidad mayangna de Amak, tras el paso del Huracán ETA. Fotografía: Cortesía / Onda Local

Según Pineda la ciudadanía necesita frazadas, sábanas, ropa y comida que se pueda utilizar de manera instantánea. Para esta comunidad el agua también se escasea. “Agua se necesita, porque el agua que tenían en la comunidad esta sucia y no la puede ocupar la gente, se puede ocupar el agua de los caños y manantiales, pero como está la situación no podemos salir”.

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Ninguna autoridad ha bajado a ver la situación que están viviendo, Leopoldo lo explica así. “Seguramente por la inundación que hay aquí, no se ha movilizado. La gente por el temor de que se han ahogado algunos conductores acuáticos, porque colinda con dos ríos, el río Amak y río Bocay que viene de San José de Bocay, se unen los dos ríos y desembocan en el río Coco, entonces no puede salir nadie. Se ve que es peligroso la salida, por eso no puede salir ningún conductor a visitar las otras comunidades”.

Se han dañado casas, los alimentos que estaban a la orilla del río fueron arrasados por la corriente. “Se llevó el arroz que habían sacado, casas enteras. Yo soy el que coordino, pero estoy sin apoyo logístico como gasolina para salir, pero estamos reunidos con toda la gente y la población entera, estamos viendo alternativas para buscar medios de apoyo, usted sabe la lejanía en esta zona montañosa que estamos es imposible, también la señal, porque hemos estado sin señal”, asegura Leopoldo Pineda.

Ricky Pineda, hijo de Leopoldo cuenta que la pobreza en su comunidad es notable y en estos momentos la situación se vuelve más difícil. “En estos momentos creo que esta siendo muy difícil para acceder a las necesidades básicas que podamos ocupar”

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