Huelga de hambre podría ser mortal para presas y presos políticos en Nicaragua

El pasado viernes primero de julio, Berta Valle, esposa del exaspirante presidencial y encarcelado político Félix Maradiaga presentó, ante medios de comunicación, un retrato hablado de su esposo en el que se describía el estado de deterioro físico de Maradiaga observado durante la última visita al Complejo Policial Evaristo Vásquez (El Chipote). La acción provocó que el régimen, a través de sus medios de propaganda, en su intento de descreditar la descripción sobre la condición física y de salud del preso político, publicaron el 2 de julio de 2022, una serie de fotografías y un video de Félix en el Complejo Judicial de Managua.

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Valle refutó las fotografías presentadas por el oficialismo, indicando que las imágenes “no corresponden al tiempo actual”. Y aunque el régimen hizo el esfuerzo por mostrar lo contrario, es innegable los efectos del encierro en la figura de Félix Maradiaga, quien, según Valle, había anunciado durante la última visita de familiares, iniciaría una huelga de hambre en protesta por las condiciones de incomunicación a la que ha sido sometido junto a demás presas y presos políticos. 

¿Pero qué pasaría si en las condiciones en las que se percibe un debilitado estado de salud de Maradiaga, iniciara una huelga de hambre? ¿Cuáles son los riesgos de que cualquiera de las presas y presos políticos pongan en práctica este tipo de acción de protesta? Onda Local consultó al doctor Eddy Valverde, de la Asociación de Médicos en el Exilio, quien realizó un análisis del caso.  

Para Valverde, que las presas y presos políticos recurran a una huelga de hambre es una situación extrema. Según el médico existen antecedentes en Irlanda y Sudáfrica donde prisioneros que se sometieron a huelgas de hambre terminaron falleciendo, por lo que una posible decisión de este tipo por parte de las y los presos políticos en Nicaragua, “es motivo de gran preocupación”, afirma.

“Por las referencias que se tienen de la condición de salud física, emocional y psicológica en la que se encuentra Maradiaga y las más de 140 personas presas políticas, no tienen la capacidad de soportar un ayuno prolongado por más de 30 o 60 días”. En ese sentido, las consecuencias físicas implicarían debilidad muscular, pérdida de peso, complicaciones respiratorias, infecciones, neumonías y el riesgo de que el corazón comience a latir más lento o que se pueda detener. Todas estas afectaciones podrían agravar el estado de salud de las personas encarceladas y eventualmente ocasionar la muerte, manifestó el especialista.

Otras afectaciones derivadas de una huelga de hambre y la condición de encierro en las que se encuentran el grupo de reos políticos son de orden neurológicas. “Debido a los periodos de oscuridad o luz permanente a los que son sometidos, podría causarles daños en la vista, ceguera irreversible, dificultad para poder distinguir o escuchar, dificultades para percibir o discernir, lo que se llama un daño perceptivo”.

En su análisis, el médico hizo énfasis en aquellas afectaciones de orden psicológico y psiquiátrico, pues las personas encarceladas están expuestas a entrar a un estado de depresión profunda, conocida como estrés postraumático. “En esa condición, la persona aun siendo liberada, no pueden estar tranquila; tienen siempre temor, pensamientos recurrentes de la tortura, de la persecución, que los puede llevar a acciones suicidas”, comportamientos ya observados entre algunos prisioneros políticos en Nicaragua, subrayó el médico.

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