Familias blufileñas separadas por la migración

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Vista de la calle central de la ciudad de Bluefields. • Foto: Onda Local

Culminar una carrera universitaria y desarrollarse dentro de Nicaragua ya no es un sueño para algunos jóvenes de Bluefields; ahora el principal anhelo es migrar al extranjero, conseguir ofertas laborales y obtener recursos para apoyar a sus familiares.

Clayton Brooks es un joven de 25 años que recientemente finalizó su bachillerato, actualmente está buscando opciones para salir del país y conseguir dinero que le ayude a mantener económicamente a su abuela y a construir una vivienda.

“A mí no me importa irme a cualquier lugar, lo que quiero es trabajar, aquí no encuentro nada. He buscado pero no puedo entrar a ninguna institución y empresas no hay, entonces qué puedo hacer”, se cuestiona Brooks.

Los países que han sido referente para la migración de personas originarias de la Costa Caribe son: Costa Rica, Panamá y Estados Unidos, sin embargo, este último, ya no es opción, por el cierre de las fronteras terrestres.

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Migrantes no quieren o no pueden regresar

Brooks cuenta que todos sus primos se fueron cuando las fronteras de Estados Unidos estaban abiertas y lamenta no haber reunido el dinero para migrar en ese momento, ya que ahora ve que sus allegados trabajan y envían dinero a sus familiares. A Brooks le entristece pensar que no los volverá a ver.

“Cuando las personas se van, ya no regresan, muchos porque se fueron mojados (de forma irregular) y no pueden moverse hasta tener sus papeles y otros porque ya hacen vida y no quieren regresar. Y con esta situación quién quiere vivir aquí”, se cuestiona. 

Brooks comparte que su abuelo murió hace ocho meses y sus primos no pudieron venir, "solo les llamamos para darle la noticia, y si ayudaron, pero no estuvieron, mi abuelo no los pudo ver", reflexionó.

Padres y madres de familia también han dejado sus hogares en busca de una mejoría económica. “Yo dejé a mi hijo de once meses con mi tía, renuncié a mi trabajo como promotora de ventas y salí del país, apenas ganaba ocho mil pesos, con eso no ajustaba ni para la comida del mes, soy mamá soltera y me era imposible sobrellevar la carga de la casa”, compartió una joven entrevistada bajo condición de anonimato. 

La joven destaca que después de año y medio en Estados Unidos, se ha perdido momentos importantes en la vida de su pequeño hijo los cuales solo los ha vivido a través de videollamadas. “Al final estoy haciendo este esfuerzo para que mi hijo viva bien, pero no está viviendo conmigo, aunque espero en algún momento poder traérmelo”, concluyó.

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