Dictadura celebra aniversario de centro cultural en edificio de La Prensa

Con una concurrencia que no superó las 30 personas, la dictadura Ortega Murillo, celebró el primer aniversario del “Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho ¡No Volverá el Pasado!” inaugurado hace un año donde fueron las instalaciones del Diario La Prensa, las que fueron robadas por el régimen.

De acuerdo a los medios oficialistas, para celebrar el primer año se llevó a cabo el Foro “Arte, Cultura, Educación y Paz”, sin embargo, en diversas fotografías publicadas por los mismos medios, se puede ver la pobre convocatoria a dicho evento.

El portal propagandístico, el 19 Digital, refiere en una nota que “en este foro participaron protagonistas de los Centros Técnicos de Managua, además de artistas y comunidad educativa, con el objetivo de generar un espacio de diálogo y reflexión sobre la importancia de la educación y el arte en la construcción de una cultura de paz”.

El edificio que pertenecía a La Prensa, el diario más antiguo de Nicaragua, valorado en cerca de 10 millones de dólares, según directivos del mismo medio, fue ocupado por la policía orteguista el viernes 13 de agosto de 2021, en un contexto en el que Ortega desató una feroz persecución contra periodistas y medios independientes críticos a su gobierno. El mismo día de la ocupación, fue arrestado su gerente general, Juan Lorenzo Holmann Chamorro. Posteriormente el personal de la redacción del periódico, se vio forzado a exiliarse.

Un año después de la toma de las instalaciones de La Prensa, el régimen inició el remozamiento del edificio, al que posteriormente convirtió en un centro cultural adscrito al Instituto Nacional Tecnológico (Inatec). Sin embargo este es subutilizado porque opera a medias, dado que la población no acude a sus instalaciones y son pocos los simpatizantes del gobierno que hacen uso del mismo, por lo que generalmente luce vacío.

Sin poder de convocatoria

Desde antes de abril de 2018, cuando se dio la rebelión cívica, el régimen Ortega Murillo había perdido su poder de convocatoria, solo era capaz de llenar plazas, rotondas y otros espacios públicos, obligando a trabajadores del Estado a asistir bajo amenaza de ser despedidos. Actualmente reúne grupos de personas para sus eventos bajo la misma modalidad, pero ni así logran llenar los espacios que usan para sus actividades.