Carreras técnicas, las menos populares

En el municipio de Managua seis universidades públicas y 28 privadas albergan a miles de estudiantes de primer ingreso, quienes una vez matriculados, van nerviosos y nerviosas a las aulas, pensando en quienes serán sus compañeras y compañeros, cómo serán los profesores. Un ciclo nuevo se abre en sus vidas. Asimismo, dichas universidades acogen a quienes asisten de reingreso.

Las universidades ofertan a las y los jóvenes carreras y especializaciones, la mayoría tradicionales: Medicina y Cirugía. Contaduría Pública y Finanzas. Administración de Empresas. Recientemente el boom de las relacionadas con el idioma inglés. Así, ¿quién va a querer estudiar Antropología Social, Historia, Matemáticas, Geofísica, Química Ambiental o Topografía, Pedagogía, Economía Agrícola, Gerencia Ambiental y Recursos Naturales, y Técnico Superior en Construcción? ¡Casi nadie! Me responde Luis Carlos, de la Universidad Nacional de Nicaragua (UNAN), “las y los chavalos quieren ser ingenieros y licenciados”.

En un sondeo en dos universidades públicas y dos privadas, acerca de la oferta académica de las casas de estudios, después de las flores lanzadas (nadie habla mal de su casa) algunas y algunos  fueron críticos. Axel, de Chinandega, alumno de relaciones internacionales, cuenta que su carrera está de moda, todos los años mucha gente joven entra y luego no encuentra trabajo. Por qué seleccionó esta carrera, le pregunté, y dice sentirse apasionado por las relaciones públicas y tiene que ir pensando qué va a hacer cuando salga.

María, de la Universidad de Managua (UdeM), conoce a muchos que se matriculan en las carreras populares, como derecho, contabilidad y marketing.

Pregunté a Orlando, quien estudia derecho en la Universidad Centroamericana (UCA) de la oferta académica de dicha universidad y valoró que “no está acorde a la realidad del país”. Orlando, al terminar derecho se matriculará en lo que siempre quiso estudiar, Comunicación.

Fueron muchas las opiniones de la oferta académica de estas y otras universidades. Al escuchar a catedráticos, estudiantes y exestudiantes sentía como si dichas casa de estudio se transformaron en productoras de profesionales en cadena, una fabricación en serie de miles de chavalas y chavalos que todos los años salen con casi las mismas habilidades, a un mercado laboral que no les ofrece empleo acorde a sus estudios y destrezas.

El catedrático y periodista, Roberto Collado, considera que las universidades desarrollan una o dos carreras como opciones fuertes, sin tomar en cuenta la demanda.  “En la UCA miramos el derecho y la comunicación, en la Universidad Nacional es la medicina, cada universidad desarrolla su fuerte de acuerdo a lo que ellos ven que quieren muchachas y muchachos”. Inevitablemente, cita el proyecto canalero como ejemplo del trabajo de las universidades para adecuarse a la demanda, “la universidad de ingeniería está aceitando la máquina en ingeniería hidráulica, ingeniería marítima”. También, hace alusión al esfuerzo para que estudiantes hablen inglés al salir.  

Alfonso García docente de la UdeM, también menciona el proyecto del Canal Interoceánico y los esfuerzos de esta universidad para ofrecer el aprendizaje de idiomas. “No sólo inglés deberíamos de aprender, también alemán, francés y sobre todo mandarín, para el montón de chinos que van a venir”. Asimismo se refiere a la necesidad de carreras que aún no se ofertan en Nicaragua, como la ingeniería naval. García opina que la formación técnica es lo más importante en el país, y lo poco que se invierte en la misma. “Los maestros de obra son necesarios, los electricistas son importantes, creo que más importantes que el mismo ingeniero, porque ellos son los que se suben a los andamios a trabajar” concluye.

La poca mano de obra técnica es un problema también para la empresa privada, que en muchos casos termina contratando a profesionales para que realicen el trabajo de un técnico, señala el físico e investigador Ricardo López. “Son profesionales que cobran como técnicos, entonces esto hace que las y los jóvenes que tienen una carrera universitaria digan: Me voy a limpiar baños a Estados Unidos, Panamá o España porque aquí cobro como técnico”.

López opina que los centros de estudio que ofrecen carreras técnicas no son lo suficientemente buenos y que sus ciclos son muy cortos. “Quien diga que en dos años un chavalo sale como técnico, es mentira”. López pone un ejemplo claro de la falta de mano de obra técnica en el país. “Nicaragua es de los pocos países que conozco donde los doctores superan en número a las y los enfermeros, en Europa cada hospital tiene su escuela de enfermería, son tan necesarios los enfermeros capacitados como los médicos, entonces miramos en Nicaragua que muchas veces es el mismo médico que hace las labores de los técnicos, y al final el desgastes y el rendimiento no es el adecuado, o en muchos casos tenemos enfermeras que no tienen formación alguna”.

Pregunto a Ricardo López de la responsabilidad de las universidades. “La universidad duerme, quizás también los estudiantes, esos poco más de 160 mil estudiantes universitarios. No estamos viendo las necesidades formativas de nuestro país de acuerdo a nuestra realidad como nación”, sentencia el físico e investigador.

Helia, de Masaya, de 25 años, egresada de administración de empresa, estudió cinco años para graduarse. Pasó desempleada un año, luego se matriculó en una escuela de inglés y después de cartas de recomendación hasta de su profesora de secundaria, exámenes médicos y demás trámites, encontró trabajo como recepcionista en una constructora. Está satisfecha de tener trabajo, pero aún no cumple sus expectativas salariales, y es una de las pocas de su generación que tiene empleo y cotiza seguridad social. La veo contenta pero, me pienso que tuvo que estudiar cinco años de desvelos, tareas, exámenes, viajar de Masaya a Managua, enojos y alegrías, pagando mes a mes la mensualidad en dólares y, ¿si hubiera estudiado de asistente ejecutiva bilingüe? En tres años hubiera terminado sus estudios, y casi seguro que encontraría el mismo empleo. Quizás estaría trabajando de lunes a sábado como ahora, y el domingo podría estar estudiar otra cosa, se hubiera ahorrado dos años de estudio. ¿Su vida habría sido diferente? Nunca lo sabremos.

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