Brutal ataque a la UNAN-Managua salió de empresa Albanisa y Paebanic

Tres drones exploraron antes que iniciara el operativo

Guillermo Cortés Domínguez

Especial para Onda Local.- Un grupo de estudiantes de la UNAN que había adelantado sus líneas defensivas hasta las primeras casas del Reparto Monserrat, a unos metros del Colegio Americano, fue rodeado por policías y paramilitares que desarrollaban un fuerte operativo contra ellos desde la 1:00 o 2:00 de la madrugada hasta las 5:00 de la mañana, pidió refuerzos desesperados y de inmediato se organizó su apoyo. No era para menos, los paramilitares habían secuestrado a tres universitarios.

Cinco jóvenes se montaron en un camión mediano, blanco, marca FUSO, tres adelante, incluido el chofer, y dos en la tina. Subían la empinada cuesta de acceso a Monserrat y antes de llegar a la cima fueron rafagueados con fusilería de AK-47. Ellos llevaban morteros y tiradoras. El chofer soltó el timón porque un disparo le quebró tres dedos de su mano derecha, uno de sus acompañantes recibió un balazo en las costillas y el otro en el estómago. Los dos de atrás también resultaron heridos.

Todo el “refuerzo” fue abatido mientras uno de los muchachos que esperaba ayuda, se desangraba en una esquina. Ellos nunca llegaron donde los estaban esperando sus compañeros. Fue hasta ya entrada la mañana que lograron sacar a todos los heridos, unos 15, que fueron atendidos en el Hospital Vivian Pellas y otros en una improvisado puesto médico en uno de los pabellones de la UNAN. Otro más grave, estaba en un hospital público, custodiado por un defensor de derechos humanos. El 30 por ciento de los lesionados se produjo en el camión

Ya no son policías o soldados los que en punta de lanza realizan la exploración del terreno y del adversario, sino los drones, es decir, alta tecnología al servicio de la guerra contra el pueblo. Al final de la tarde de este viernes, de la cercana vivienda del tesorero del FSLN y director del Albanisa, Francisco “Chico” López, fueron lanzados tres artefactos para mapear las posiciones de los estudiantes.

Chico López fue “el cerebro” de la represión

Uno de los drones se movía lentamente y a baja altura por el lado de Mokorón, por lo que un grupo de estudiantes se dispuso a seguirlo, pues creían que lo tendrían al alcance de sus morteros. Cuando lograron acercarse al artefacto, un ruido distrajo a los jóvenes, quienes gritaron “¿Quién vive?”, y les respondieron con ráfagas de AK-47 de tres o cuatro hombres que corrieron cerro arriba.

Para algunos dirigentes estudiantiles, todo indica que el ataque fue orquestado por el Tesorero del FSLN, pues los policías y paramilitares salieron de la cercana empresa Albanisa que él dirige –que ocupa más de una manzana de extensión—y de un centro de formación frente a la casa de López, conocido como Paebanic, y que lleva muy simbólicamente para la ocasión, el nombre de la mamá de Daniel Ortega, doña Lidia Saavedra.

Uno de los dirigentes estudiantiles identificado como “Walter” denunció que las instalaciones de la empresa Albanisa y de Paebanic desde hace varias semanas son utilizadas para la organización de tropas paramilitares. En la primera también estuvieron entrenando durante varios días el manejo de la ametralladora PPK.

Los que atacaron a los estudiantes se movieron por varios flancos: Mokorón y el Estadio Nacional de Fútbol; la Gasolinera DNP por la entrada a Villafontana, al norte de Invercasa; y por el Reparto Monserrat. Varias ametralladoras fijas eran cambiadas de lugar cada cierto tiempo por los atacantes, para que no las detectaran los estudiantes. Algunos de los sicarios del gobierno violentaron un laboratorio médico de las cercanías y robaron computadoras y equipos especializados.

Sacerdotes y sociedad civil llegan a la UNAN a apoyar a los estudiantes

Managua durmió solo con un ojo, pues el otro pasó en vela, ante el estruendo de las ráfagas de fusiles y ametralladoras de los paramilitares y de los morteros de los universitarios. Esta mañana la ciudad terminó de despertar con la alarma de que la masacre de estudiantes podía ser mayor y las redes sociales y medios de comunicación tradicionales independientes del gobierno se llenaron de mensajes que urgían ayuda a los jóvenes.

La alarma produjo que el cardenal Leopoldo Brenes conformara un equipo de cuatro sacerdotes: Raúl Zamora, Erick Alvarado, Leonel Alfaro y Horacio Matus, quienes acompañados de periodistas se dirigieron a la UNAN-Managua por el lado de Villafontana, donde tuvieron que sortear varias barricadas, incluyendo la que está en la entrada sur del Alma Mater que tiene unos 30 metros de largo, llegaron al portón norte y salieron a la Pista en dirección a la Rotonda Universitaria, caminaron hacia la derecha, luego ingresaron a la pendiente que lleva al reparto Monserrat, hasta llegar a Paebanic, enfrente de la vivienda de Francisco López, donde los estudiantes supieron que tenían a sus compañeros secuestrados.

Pero las altas, gruesas y fuertes hojas de madera de ese enorme portón de Paebanic permanecieron cerradas pese a los toques y llamados de los religiosos. Después llegaron a este lugar miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, por un lado, y de la Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil, por otro, así como abogados del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos.

El cura Raúl Zamora dijo ahí que los policías y paramilitares --que probablemente estaban detrás del portón inexpugnable y en las instalaciones de Albanisa--, debían desalojar el área para  que los estudiantes de la UNAN-Managua estuvieran a salvo. También expresó, “Posiblemente aquí están los capturados”, pero ya se los habían llevado a la estación policial del barrio Altagracia. Otro de los sacerdotes, Leonel Alfaro, fue comisionado para irlos a recibir, pues hubo una llamada telefónica del jefe en funciones de la Policía, Francisco Díaz, quien comunicó que los iban a entregar.

Curas: Aquí vamos a estar hasta que se vayan los paramilitares

En efecto, a Alfaro le entregaron tres jóvenes, quienes estaban golpeados, con señales de torturas y de haber recibido un duro impacto sicológico, pues no pudieron hablar con periodistas y fueron llevados a recibir atención médica a un hospital. Una de las madres, Tania Cano, que como enfermera estuvo ayudando durante varias semanas a los estudiantes de la Upoli, casi saltaba de alegría al conocer que habían soltado a su hijo, conocido entre los estudiantes como “El Bombero”.

“Aquí vamos a estar hasta que se vayan los que han estado reprimiendo”, agregó Zamora. El vicario de la parroquia cercana a la UNAN-Managua por la parte sureste, Erick Alvarado, dijo por su parte que los paramilitares se encontraban escondidos en la zona esperando que se fueran los religiosos, pero aseguró que esto no sucedería hasta que desapareciera la amenaza contra los estudiantes.

Jonathan, uno de los voceros de los estudiantes de la UNAN-Managua, pidió apoyo moral a la población, pues “los muchachos muchas veces se sienten solos y necesitan saber que el pueblo los está respaldando”. También solicitó donaciones de medicinas, materiales de reposición periódica y alimentos.

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