Altos costos en la materia prima afectan a la industria de las rosquillas somoteñas y rivenses

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Las rosquillas somoteñas y estelianas no pasan por buenos momentos producto de una serie de crisis entre ellas la sociopolítica y económica que desde hace cinco años enfrenta Nicaragua. • Foto: Onda Local

Productores de rosquillas de la zona norte de Nicaragua y de la ciudad de Rivas señalan que sus negocios se han visto afectados debido a los altos costos de la materia prima y a la baja en las ventas de estos alimentos.

Algunos dueños de talleres de rosquillas en Somoto y Estelí explican que la ausencia de turistas extranjeros y la poca comercialización internacional del producto también les ha afectado.

Entre el municipio de Yalagüina y la ciudad de Somoto, ambas zonas del departamento de Madriz, existen más de 50 talleres de rosquillas, mientras que en la ciudad de Estelí funcionan unos siete talleres de esta industria.

“Cada día es más difícil sostener un taller de rosquillas, porque las ventas se han caído. Recordemos que el sector turístico nos generaba grandes ventas pero ahora solo vienen unos cuantos (turistas) nacionales y estos compran muy poco”, lamentó una propietaria de un negocio de producción de rosquillas.

Según los afectados, con la crisis sociopolítica y económica de Nicaragua iniciada en 2018, las ventas se redujeron hasta en un 60 por ciento y se limitaron únicamente a nivel local.

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Rosquillas elaboradas en la zona norte de Nicaragua ahora son comercializadas mayoritariamente a nivel local. 

Incremento de costos y pandemia de coronavirus

“También nos vimos afectadas por las medidas económicas impuestas a través de sistemas fiscales del gobierno y con el incremento de los costos de la materia prima. En marzo del 2020 la entrada de la pandemia del coronavirus nos terminó de estancar todo ese año en la comercialización de este producto”, refirió Reyna del Socorro Hernández, propietaria de uno de los talleres de rosquillas en una de las comunidades de Yalagüina, Madriz.

En tanto, Pilar Hernández, quien es propietaria de un pequeño taller en la ciudad de Estelí, expone que como industria llevan 5 años enfrentando “crisis tras crisis” y desde entonces no ha sido posible levantar al 100% los talleres.

También las autoridades del Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR), las alcaldías de Somoto, Yalagüina y Estelí, al igual que del Ministerio de Economía Familiar Comunitaria, Cooperativa y Asociativa (MEFCCA) han disminuido las actividades públicas como ferias gastronómicas y otras que permitan al sector rosquillas poder presentar sus productos y comercializarlas a fin de reducir la baja en las ventas y los altos costos de producción debido a las continuas alzas de los insumos.

Entre las medidas que se han tomado para mantener la producción de rosquillas están: reducir el tamaño de los productos en las diferentes presentaciones y disminuir las unidades embolsadas, de 120 unidades que antes se empacaban ahora son 90.

“No podemos subirle el costo a la bolsa de 25, 50 y 100 unidades de rosquillas, porque de por sí las ventas han caído este año y algunas propietarias hemos tenido que reducir personal y a la vez los días de producción”, señaló Luisa Alberta Martínez Lazo, propietaria de una de los talleres de este producto en el municipio de Somoto, en Madriz.

Otras de las medidas aplicadas es la reduccción de los días laborados, restringir el número de personas contratadas, quedándose en la mayoría de casos, con miembros de su familia. Algunas propietarias de talleres también dejaron de enviar este producto a mercados y puestos de Managua, y solo comercializan a nivel local.

Entre los productos que han subido de precio y que son parte de la materia prima para la elaboración y producción de las exquisitas rosquillas somoteñas están el queso, la crema, la manteca, el maíz, los huevos y otros, a estos se añade el costo de gas butano para los hornos mejorados y la carga de leña para los tradicionales.

“El queso lo comprábamos antes a 80 y 90 córdobas la libra y ahora anda por los 110, mientras que el bidón de aceite pasó de costar 950 ahora ya se comercializa en más de mil 110 córdobas, mientras que la carga (carreta de bueyes) de 300 rajas de leña para encender los hornos tradicionales pasó de 480 y 650 córdobas a mil, también la panela (tapa) de dulce (de caña) subió de costo”, afirmó doña Reyna Reyes Matamoros, propietaria de un taller de rosquillas en Yalagüina.

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Las rosquillas rivenses se disputan el mercado nacional junto con las rosquillas somoteñas por su gran calidad.

Altos precios también azotan los talleres de rosquillas en Rivas

El encarecimiento de la materia prima también ha tenido consecuencias en los talleres de la ciudad de Rivas, y tienen al “borde de la quiebra” a más de 40 talleres artesanales de rosquillas en esa ciudad, según han expresado los afectados.

De acuerdo con la propietaria de una de estas empresas de rosquillas, desde que el queso subió a más de 100 córdobas la libra, las rosquillas subieron a 1 córdoba cada una y las ventas han bajado.

“Ahora vienen pocos a comprar, y las ventas se han bajado. Estamos produciendo la mitad de lo que hacíamos el año pasado”, explicó Juana Cano quien desde muy joven trabaja haciendo rosquillas.

Cano detalló que es la primera vez que una libra de queso es igual o más cara que una libra de carne de res, y el queso es el ingrediente principal para dar el sabor a este producto. Agregó que actualmente trabaja tres días a la semana, y produce al día un poco más de la mitad de lo que hacía antes que el queso y otros productos subieran de precio.

Según Cano, además del alto costo del queso, también subió la leña, que pasó de 800 córdobas el flete a mil cien.

La crisis que ha causado el incremento exagerado del queso, ha afectado a un buen número de trabajadoras que eran contratadas para ayudar en la producción de rosquillas, y al igual que en la zona norte de Nicaragua, en Rivas, las propietarias de estas fábricas están trabajando mayoritariamente solo con ayuda de sus familiares.

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