¿Infancia censurada?, las restricciones a la libre expresión en la niñez

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Con el cierre de organizaciones sociales muchas niñas y niños han quedado en el desamparo en términos de asistencia social, educación, prevención de la violencia. • Foto: Ulises

Cuando una niña o niño interviene para expresar una idea u opinión, o para hacer una pregunta o comentario en medio de una conversación entre personas adultas en el entorno familiar, generalmente recibe un regaño y tras el regaño es “invitado” a retirarse a jugar o hacer alguna tarea u oficio.

Su opinión o inquietud quedó vetada en el acto, y eso pasó desapercibido entre los más grandes de la casa, no obstante, tal situación puede causar sentimientos de frustración y afectar la autoestima de la persona menor de edad. Efecto que muchas veces no dimensionan las personas adultas.

Pero las restricciones a la libertad de expresión como derecho de la niñez, no solo se dan en el hogar, pues hay expresiones similares en casi todos los espacios de interacción de las niñas y los niños. Como consecuencia, muchos niños optan por autocensurase ante los mayores, la escuela es uno de esos escenarios donde esto ocurre con frecuencia.

Niñez, autoexpresión y espontaneidad

Una especialista en salud mental, con énfasis en gestión de las emociones y desarrollo de habilidades socioemocionales, consultada por Onda Local, refiere que para el estudio de la interacción comunicativa en el entorno familiar, desde la psicología, especialmente entre infantes y adultos, no se suele hablar de libertad de expresión, porque este término está más asociado al campo de los derechos, sin embargo,  en psicología se habla de la autoexpresión o la espontaneidad en cuanto a la necesidad de la niñez de expresarse, lo que equivaldría precisamente a la libertad de expresar, sea verbalmente o por otros medios, sus sentimientos, pensamientos, ideas y emociones.

En ese sentido la experta explica que “en muchos entornos familiares, las niñas y niños pueden ver restringida su autoexpresión o espontaneidad de varias maneras, a menudo de forma no intencionada por parte de sus padres o tutores”.

Asimismo señala que estas restricciones se manifiestan en situaciones cotidianas, como cuando ocurre lo que se explica al inicio: una niña o niño interviene en una conversación de adultos y es regañado. “Estas acciones, aunque a veces necesarias por el contenido inapropiado de la conversación o por razones de cortesía, pueden tener implicaciones significativas en el desarrollo emocional y psicológico del niño” advierte la especialista.

Las consecuencias emocionales de restringir la autoexpresión infantil

La experta afirma que cuando las niñas y niños son repetidamente silenciados o apartados de las conversaciones, pueden sentir que sus pensamientos y opiniones no son valiosos. “Esto puede erosionar su autoestima, haciéndoles sentir inseguros acerca de su capacidad para contribuir de manera significativa en cualquier contexto social”.

También refiere que “cuando se les impide expresarse, pueden tener dificultades para aprender a manejar sus emociones, lo que puede conducir a problemas de conducta y dificultades en las relaciones interpersonales en el futuro” La psicóloga señala que la comunicación abierta y la validación de las ideas y emociones de una niña o niño son esenciales para su desarrollo emocional.

Recomendaciones para mejorar la comunicación con la niñez

A los niños y niñas hay que dejarlos expresarse libremente. Coartarles su libertad de expresión es contraproducente por las razones antes expuestas.

La especialista en salud emocional consultada por Onda Local afirma que es fundamental que madres, padres o tutores establezcan momentos y espacios específicos donde las niñas y niños puedan expresar sus ideas y sentimientos libremente. La experta recomienda hacerlo durante las comidas familiares, en reuniones familiares semanales, o antes de acostarse.

“Las madres y padres deben practicar la escucha activa, mostrando interés genuino en lo que sus hijos tienen que decir. Esto incluye hacer preguntas abiertas, mantener contacto visual y evitar interrumpir o juzgar prematuramente” aconseja la experta.

Asimismo refiere que es importante validar las emociones y opiniones de niñas y niños, incluso si no están de acuerdo con ellas. “Esto no significa necesariamente que se deban cambiar las reglas o decisiones, pero sí reconocer y respetar sus sentimientos” aclara.

Explicar el porqué cuando se les excluye

La psicóloga explica que cuando se hace necesario excluir a las niñas y niños de ciertas conversaciones, las madres y padres deben explicar de manera adecuada y comprensible el porqué. “Esto ayuda a las niñas y niños a entender las razones detrás de las decisiones y a sentir que su exclusión no es un castigo sino una medida protectora.”

En el mismo sentido agrega que “las madres y padres pueden ayudar a sus hijas e hijos a desarrollar habilidades de comunicación efectivas, enseñándoles cuándo es apropiado intervenir en una conversación y cómo expresar sus ideas de manera respetuosa”.

Involucrarlos en las decisiones familiares

Otro consejo de la experta en salud mental es Involucrar a las niñas y niños en decisiones familiares adecuadas para su edad, dado que eso les enseña que sus opiniones son valiosas y respetadas. “Esto puede ser tan simple como permitirles elegir actividades familiares o dar su opinión sobre las comidas” puntualiza.

Mostrar empatía y dar el ejemplo

Educo, una oenegé con presencia en 18 países, incluidos Nicaragua, y que trabaja desde hace más de 30 años por el bienestar y los derechos de la infancia, incluye entre sus ejes de trabajo, el tema de la libertad de expresión de niñas y niños.

Al respecto la organización refiere que “las sociedades donde las personas expresan libremente sus ideas crean diversidad y tolerancia, por eso es fundamental enseñar a nuestros hijos e hijas qué es y qué importancia tiene la libertad de expresión”.

Para que las niñas y niños aprendan a expresarse y sepan por qué es importante la libertad de expresión, Educo recomienda a padres y madres, entre otras cosas, mostrar empatía ante lo que expresan sus hijos e hijas. “Es fundamental que tu hijo o hija se sienta escuchado y entendido, que le transmitas confianza, que le digas y que demuestres que entiendes cómo se siente” aconseja la organización.

Otra recomendación es dar el ejemplo. En este sentido la organización recuerda que durante la infancia las personas aprendemos mucho de nuestros padres y madres, “los niños copian nuestras formas de expresarnos y de actuar, así que no hay mejor manera de enseñarles a expresarse que expresando nuestras emociones” sugiere Educo, a la vez que aclara que “lo importante es que aprendan que no es malo expresar emociones, sino que es fundamental hacerlo de la forma adecuada, es decir, si estoy enfadado no grito y tiro cosas al suelo, por ejemplo”.

La lúdica es fundamental

Educo aconseja a padres y madres, ayudar a sus hijos e hijas a que encuentren sus propias herramientas y medios adecuados para expresarse, “es labor de padres y madres hacerles pensar” advierte. En este sentido recomienda utilizar preguntas para que reflexionen sobre una determinada situación y que exploren las formas de expresarse y de sentirse bien.

Asimismo sugiere recurrir a los juegos y a la lectura de cuentos. “Jugar es una forma de aprender y también de descubrir las emociones y las formas de expresarlas. Elige cuentos basados en emociones y léelos con tus hijos e hijas” aconseja la organización especializada en educación infantil.

Protección jurídica del derecho de la niñez a la libre expresión

El marco jurídico que garantiza el derecho a la libre expresión en Nicaragua, se fundamenta en la Constitución de la República y en las convenciones internacionales suscritas y ratificadas por el Estado nicaragüense, la protección de este derecho humano fundamental, también se extiende a la niñez y adolescencia en otras normativas legales.

El Artículo 16 del Código de la Niñez y la Adolescencia, establece taxativamente que: “La niña, niño y adolescente tiene derecho a expresar libremente su pensamiento en público o en privado, individual o colectivamente, en forma oral o escrita o por cualquier otro medio”.

El mismo artículo agrega que “Este derecho incluye la libertad de expresar, manifestar y ser escuchado en sus opiniones, ideas, necesidades y sentimientos en los diversos aspectos y situaciones de su vida personal, familiar, escolar y social, además de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas que promuevan su desarrollo integral”.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de la infancia

La Convención de los derechos de la infancia, conocida oficialmente por su nombre original como “la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño” es el tratado internacional más ampliamente reconocido y ratificado por diversos países del mundo.

De acuerdo a la Agencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), este instrumento jurídico internacional contiene una idea profunda: “Los niños no son simplemente objetos que pertenecen a sus padres y en favor de los cuales se toman decisiones, ni adultos en proceso de formación”.

En contraposición al supuesto anterior, Unicef refiere que las niñas y niños: “Son seres humanos e individuos con sus propios derechos,” de igual forma aduce que “la infancia es una etapa especial y protegida durante la cual se debe ayudar a los niños a crecer, aprender, jugar, desarrollarse y prosperar con dignidad”.

La libertad de expresión de la niñez en la Convención de la ONU

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, establece y garantiza en sus artículos del 12 al 15, la protección del derecho de la niñez a expresar su opinión y ser escuchado, el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión y el derecho a la libertad de asociación, todos derechos conexos o vinculados a la libertad de expresión.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño fue adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General el 20 de noviembre de 1989, y esta entró en vigor el 2 de septiembre de 1990. Sin embargo, no es el primer tratado internacional en materia de protección jurídica de los derechos de la infancia. A esta le anteceden la Declaración de Ginebra de sobre los Derechos del Niño (1924) y la Declaración de los Derechos del Niño de 1959.

Reducción de espacios de participación infantil

Con el cierre de las organizaciones de sociedad civil ejecutado por la dictadura Ortega Murillo desde 2018, se han clausurado también varios espacios de participación infantil coartando de esta manera este derecho de la niñez, estatuido en el Código de la Niñez y la Adolescencia y otras normativas jurídicas.

Se estima que de las casi 3,700 oenegés ilegalizadas por el régimen Ortega Murillo hasta la fecha, al menos 200 se dedicaban a apoyar a la niñez y la adolescencia en campos como la salud, la educación, la cultura, los derechos humanos, la prevención de la violencia, así como en la ejecución de proyectos de desarrollo y de asistencia humanitaria, emprendedurismo y reducción de la pobreza.

En muchos de estos espacios se integraban activamente niños, niñas y adolescentes, quienes a través de estos ejercían el derecho a la libre expresión, y otros derechos, mediante la comunicación social, las expresiones artísticas, pero además ponían en práctica valores como el compañerismo, la empatía y la solidaridad.

Entre las organizaciones en las que la niñez y adolescencia ejercían mayor protagonismo destacan las que estaban adscritas a la Federación Coordinadora Nicaragüense de Organismos No Gubernamentales que trabajan con la Niñez y la Adolescencia (Codeni). Sin embargo la mayoría fueron ilegalizadas.

La Codeni fue fundada en 1992, y clausurada por el régimen Ortega Murillo, junto a 25 organizaciones, el 20 de abril de 2022. Al momento de su cierre aglutinaba al menos 39 organizaciones que atendían a unos 320 mil niños, niñas y adolescentes, según declaraciones de Mario Chamorro, directivo de la confederación.

Entre las organizaciones que asistían a la niñez y la adolescencia en diversas áreas, pero principalmente en  educación, salud y derechos, que han sido cerradas por la dictadura están: Fundación Padre Fabretto, Fundación OXFAM- Intermón, Casa Alianza, Asociación de Scouts, Asociación Operación Sonrisa, Fundación Libros para niños, Asociación Fe y Esperanza para la Niñez, Whole Child lnternational, así como otras organizaciones de carácter religioso que ejecutaban proyectos destinados atender estos segmentos de población.

Con el cierre de las mismas muchos niños y niñas han quedado en el desamparo en términos de asistencia social, educación, prevención de la violencia y el abuso infantil, porque de acuerdo a exdirectivos y especialistas, el régimen no asume los vacíos que han dejado estas organizaciones, ni da cobertura a las necesidades que estas ayudaban a suplir.

Por otro lado, el cierre masivo de organizaciones que trabajaban con y por la niñez, se traduce en la reducción de los espacios de participación que contribuían a su desarrollo social y emocional. En consecuencia, la eliminación de estos espacios también constituye una restricción a su libertad de expresión y al derecho de asociación y participación.

La responsabilidad de garantizar que niñas y niños ejerzan de manera irrestricta la libertad de expresión, es competencia, en principio de sus padres, madres o tutores, de sus educadores en los centros de estudio, pero también está la responsabilidad del Estado como garante de esa libertad.

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