Guatemala, punto clave para la migración de aves bajo amenaza
- 22 Ago 2025
- 2:48 p.m.

Cuidar las costas no solo beneficia a la biodiversidad, sino también a las comunidades. • Foto: Cortesía
En los últimos años, Guatemala ha comenzado a reconocer el valor de sus costas como un corredor vital para aves acuáticas y playeras. Estas especies, que recorren miles de kilómetros desde lugares tan lejanos como Alaska, encuentran en las playas y humedales guatemaltecos un sitio de descanso y alimentación. Sin embargo, la degradación ambiental y el cambio de uso de suelo están poniendo en riesgo su supervivencia.
Poblaciones de aves en declive
Bianca Bosarreyes, especialista en monitoreo ambiental y con amplia experiencia en observación de aves, señaló que hace apenas una década poco se sabía sobre la presencia de aves migratorias en el país, pero hoy, gracias a estudios y monitoreos, se sabe que la costa del Pacífico es una escala estratégica en sus viajes. No obstante, las poblaciones muestran una preocupante tendencia a la baja, tanto en especies residentes como migratorias.
Las aves locales enfrentan la pérdida de lugares de anidación, sobre todo por la destrucción de manglares. En el caso de las migratorias, como el playero rojizo (Calidris canutus), y el playero semipalmeado (Charadrius semipalmatus), la amenaza principal es la falta de playas libres para alimentarse y descansar.
Amenazas en aumento
La costa guatemalteca enfrenta múltiples presiones por la:
- Contaminación por basura y desechos sólidos
- Destrucción de humedales y alteración del flujo hídrico debido a desvíos de ríos.
- Cambio de uso de suelo, donde las áreas naturales se convierten en camaroneras, potreros o urbanizaciones.
A diferencia de países vecinos como El Salvador, Honduras o Nicaragua, que cuentan con golfos y bahías amplias, Guatemala posee costas más planas y limitadas, lo que reduce aún más la disponibilidad de hábitat.
El papel de las salineras
Un caso particular se observa en Sipacate, Escuintla, donde las salineras de pequeños productores se han convertido en refugios inesperados para aves acuáticas y playeras. Estas áreas, al no cubrirse totalmente con plástico, ofrecen espacios donde las aves pueden alimentarse y descansar.
No obstante, muchas salineras están siendo abandonadas por la baja rentabilidad de la sal. El riesgo es que los terrenos se transformen en proyectos incompatibles con la conservación, como camaroneras o urbanizaciones.
“Apoyar al pequeño productor de sal significa también proteger el manglar y los flujos de agua que sostienen a las aves. Si desaparecen estas salineras, desaparece también un hábitat clave”, explicó Bosarreyes.

El llamado a la ciudadanía
La conservación no depende únicamente de quienes viven en la costa, desde las ciudades, cada persona puede aportar al cambio si:
- Evita tirar basura en ríos y playas
- Separa los residuos para facilitar el reciclaje
- Prácticar un turismo responsable, sin molestar a las aves ni dejar animales sueltos que puedan atacarlas.
“El simple hecho de no tirar basura puede evitar una cadena de problemas: menos contaminación, más turismo sostenible, y menos presión sobre la tala de manglares o la sobrepesca”, agregó Bosarreyes.
Un patrimonio natural en riesgo
Guatemala aún cuenta con hábitats que sostienen a estas especies, pero el futuro de las aves acuáticas y playeras dependerá de las decisiones que se tomen hoy. Cuidar la costa no solo beneficia a la biodiversidad, sino también a las comunidades que dependen de ella para vivir.