Mujeres demandan sexualidad plena y soberanía de sus cuerpos

Ciento veinticinco mujeres de Costa Rica, Cuba, España, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua participan en el “II Encuentro Mesoamericano de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos”, que se está realizando en Managua desde el diez de septiembre y concluirá mañana.

Ana Evelyn Orozco, abogada y feminista, enfatizó en la necesidad  que dentro del Sistema Interamericano se apruebe una Convención de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.

Según nota de prensa del encuentro, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos realizada en Viena en 1993, se mencionó, por primera vez, la palabra “lo sexual”, cuando se reconoció la violencia sexual hacia las mujeres. “Antes de este período, estos derechos no estaban expuestos en ningún documento relevante en materia de derechos humanos”, agrega.

Paula del Cid del periódico La Cuerda de Guatemala, dijo que “estamos viviendo en una lógica de mercantilización y sexualización. Los cuerpos de las mujeres son deseables y controlables porque tienen capacidad reproductiva, que se traduce en una posterior fuerza de trabajo, además capacidad de sentir placer sexual, por lo que se niega a las mujeres la autonomía para vivir el placer”.

La nota informativa, según lo expresado por Paula del Cid, añade que “El modelo patriarcal en su fase capitalista neoliberal, se caracteriza por tener un pensamiento único, siendo el dinero la única medida de valor, donde en la sociedad no se produce lo que se necesita sino lo que se pueda vender y los cuerpos de las mujeres son utilizados como intercambio. Dentro de este neoliberalismo los ejes de acumulación de riqueza que sobresalen son: el narcotráfico, la industria armamentista y de la guerra, el crimen organizado, la industria extractivista y la trata de mujeres y niñas”.

María Teresa Blandón, del Programa Feminista La Corriente, manifestó que existe  un doble discurso de la sociedad, “aquellos que apelan al sometimiento de las mujeres y las que luchan por la liberación de los cuerpos, alejándose de ese orden cultural que les niega a las mujeres el derecho a vivir sus deseos”.

“Reconocer que el derecho de la mujer a controlar todos los aspectos de su salud, en especial su propia fecundidad, es fundamental para su emancipación y el goce de otros derechos y es un cimiento de los programas de población y desarrollo” es parte de los compromisos para la salud y los derechos sexuales y reproductivos de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, El Cairo 1994, que contó con la la participación de 179 Estados, quienes participaron y negociaron la creación de un Programa de Acción sobre Población y Desarrollo que debió llevarse a cabo en 20 años. 

No obstante, según las afrodescendientes e  indígenas  “los avances se han quedado en el papel, en la realidad los procesos que lograron iniciarse han quedado en el camino”.

El único empuje encontrado es la dinámica de las mujeres en el ejercicio de su ciudadanía y la conciencia de cambiar las cosas para ser protagonistas auténticas de su desarrollo personal, revela el estudio “Informe Alternativo de las Redes de Mujeres Afrodescendientes e Indígenas de Guatemala, Honduras y Nicaragua. Situación de los Derechos Humanos de las mujeres afrodescendientes e indígenas”. 

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