Represión una vez más. ¿Es una muestra de la voluntad política de negociar?

Esta tarde, asistimos una vez más a la represión ejecutada por representantes de la dictadura Ortega-Murillo. Esta vez la represión tuvo como primer escalón a las y los periodistas y medios independientes, que trabajamos para brindar información veraz a la ciudadanía.

Las y los periodistas independientes fuimos el primer avance de la represión. Les molestó que nos hubiésemos congregado en la gasolinera que se ubica frente al Centro Financiero Lafise, a escasos metros de la Rotonda de la Colonia Centroamérica, sitio al que habían citado la Unidad Azul y Blanco, UNAB y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, a concentrarse y marchar desde las dos de la tarde. Nosotras y nosotros llegamos temprano. Queríamos registrar e informar del ambiente que se vivía en la zona.

Les molestó a los oficiales de la Dirección de Operaciones Especiales del Policía (DOEP) que la prensa independiente diera cobertura a un hecho basado en derecho. Miles haciendo uso de su derecho a movilizarse y a expresarse. Los DOEP se bajaron de las camionetas rabiosos, eran unos energúmenos desde un inicio.

Las y los periodistas independiente enfrentamos empujones, patadas, destrucción de equipos, de nuevo. Fuimos testigos de cómo se llevaron secuestradas a muchas personas. Una representante del Comité de Familiares de Presas y Presos Políticos ha informado que son más de 60, entre ellas Azahalea Solís, del Movimiento Autónomo de Mujeres y de la Alianza Cívica, quien expresó el pasado viernes en Onda Local, que esta marcha era una pueba de fuego para al régimen, quien recurrió de nuevo a la represión.

Corresponsal de AFP en Nicaragua, Luís Sequeira, quien fue despojado de su cámara y agredido por parte de la policía orteguista, se ve obligado a escapar de la represión policial.

Tuvimos que presionar a los cuidadores del parqueo del Banpro para resguardarnos. Los DOEP estaban decididos a capturar a cualquiera. Desde este sitio vimos a muchas personas correr para evitar la represión, también pudimos observar cómo volvieron a salir los paramilitares operando desde motocicletas de forma impune. Innumerables veces vimos pasar las camionetas de tina, llenas de quienes deberían de resguardarnos como ciudadanos y cuidadanas y como periodistas, con oficiales al servicio del régimen.

Le decimos a la OEA y al Parlamento europeo que reiteramos lo que ya hemos dicho, Informar es un derecho, no un delito.

 

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