Régimen de Nicaragua incumple la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU al obstaculizar las reunificaciones familiares

El drama de las personas excarceladas políticas no finalizó una vez que el régimen de Daniel Ortega decidió sacarlos de Nicaragua y desterrarlos a Estados Unidos en febrero pasado. En los últimos seis meses, decenas de nicaragüenses —entre ellos padres, madres e hijos— se han enfrentado al desafío de lograr la reunificación familiar mientras que la administarción de Nicaragua se ensaña en negar los pasaportes y en caso de los menores de edad no entregar los permisos de salida.

La reunificación familiar es uno de los derechos humanos que está contemplado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la que Nicaragua es firmante, sin embargo, el Estado la incumple. 

El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más en su más reciente informe titulado “Situación de las personas nicaragüenses desplazadas forzadas” denunció que “el régimen nicaragüense obstaculiza este proceso de (reunificación familiar) mediante acciones arbitrarias y que tienen por objetivo continuar castigando e infringiendo dolor a los excarcelados políticos y sus familias”.

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Familia una red de apoyo fundamental

Además de los 222 excarcelados, existen centenares de nicaragüenses que se vieron obligados al exilio forzado ante la represión estatal desde abril 2018 y que a la fecha luchan por reunirse con sus familias. Ruth Quirós, psicóloga del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, en Costa Rica, aseguró que el derecho a la familia, es una de las múltiples violaciones que ha cometido la dictadura en Nicaragua, con la separación familiar no solo con encarcelar a las personas sino que también con obligarnos al exilio forzado.

“La familia es una de las redes de apoyo más importante que existe para que las personas estén estables y mucho más después de haber vivido un evento traumático de esta magnitud en el caso de las personas que estuvieron presos, incomunicados, y torturados psicológicamente amenazándolos con llevar a la cárcel a sus familias o mostrar videos y fotografías de sus parientes en los interrogatorios violentos que vivieron (…) eso más allá de la separación física es como esa sensación del terror, desprotección y del miedo constante que hay de que les hagan daño”, explicó Quirós.

La especialista sostiene que en todos los casos es “conectar con esta parte (tiempo) que les han robado, es fundamental intentar recuperar la vida que tenían previo” a cualquier acontecimiento, ya sea la cárcel, destierro o el exilio forzado.

Enseguida, insiste en denunciar que la reunificación familiar “es un derecho que se les ha violentado, la familia es una red y tiene que estar unida, yo necesito mi familia para construirnos juntos, darnos esta protección, amor y para construir valores, creencias, y normas que se pausan por la separación”.

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Proceso de sanación es “colectivo”

Las secuelas del exilio o del encarcelamiento son visibles y muchas veces el cuerpo tiende a expresarlas, Quirós explicó que en la mayoría de casos puede que las personas tengan dificultad del contacto físico y esto obedece a en el caso de los excarcelados “las torturas físicas de las que fueron víctimas, eso que se vuelve tan irritante, entonces se necesita todo un proceso para reconectar con la familia”.

La experta remarcó que siempre se debe tener en cuenta que “es un proceso de sanación colectivo porque no es solo la persona que ha vivido el trauma sino que también la familia está directamente afectada”.

Aunque reconoce que es bastante complicado brindar recomendaciones debido a que cada familia tiene sus propias dinámicas, no obstante dijo que “como familiares hay que llenarse de paciencia, solidaridad, empatía entre todo el núcleo familiar, pensando en que todos han sufrido”.

A los familiares que aún no se han logrado reencontrar con sus parientes, Quirós les sugiere “guardar la esperanza, no perder la comunicación, mantener siempre el vínculo, estar al pendiente y sobre todo tener fe”.